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Aprendió a conducir un kart prácticamente a la misma edad a la que cualquier niño empieza a leer y escribir, a los 13 ya sabía conducir turismos y con 15 comenzó a batir récords de precocidad a nivel nacional. Estaba destinado a ello, literalmente, lo ... lleva en la sangre. Pero además, tiene una capacidad innata para aprender y destacar en aquello que realmente le apasiona.
El benalmadense Marco Aguilera creció rodeado de coches, así que no tardó en enamorarse del olor a gasolina, el chirriar de las ruedas con el asfalto y el rugir de un buen motor. Lo heredó de su padre, además de jefe de un taller de chapa y pintura, fanático del motor y coleccionista de coches como los Lancia Delta, con los que, ya siendo padre, disputaba los Campeonatos de Andalucía de Subida de Montaña. Al pequeño Marco le brillaban los ojos cada vez que veía a su padre subido al auto; ya desde muy temprana edad sabía que su futuro estaría ligado a esto, a diferencia de sus dos hermanos mayores, que no heredaron este sentimiento.
A los 5 años, su padre le regaló su primer kart, el mismo que aprendió a manejar en el recinto ferial de Benalmádena y pulió en la escuela de karting del Centro Comercial Marenostrum, junto a Óscar Zambudio y Javi Cabezas. Ahí empezó todo: una carrera de ocho años en la especialidad de karting en la que fue subcampeón de España, campeón de Portugal, cuatro veces campeón de Andalucía y 14º en el Mundial de menores. Pero el kart se le quedaba pequeño a un joven que dio el estirón demasiado pronto y cuyas ambiciones se extendían más allá del karting.
Con 13 años, Marco ya aprendió a conducir coches; primero, a meter marchas y otros conceptos básicos en un descampado de la zona, con un mítico Ford Fiesta, y después, cogió confianzas con sus primeras tandas en circuito con un Citroën Saxo. Apenas dos años después de aquello, el joven talento benalmadense dejó a España boquiabierta.
Y es que el pasado 2022, cuando aún tenía 15 años, se convirtió en el piloto más joven de la historia de España en ganar una carrera del Campeonato de España de Turismos. Sólo unos meses después, ya con los 16 cumplidos, volvió a batir un récord de precocidad al proclamarse campeón de España de Turismos, de nuevo, siendo el más joven en lograrlo. Y para más inri -para algunos de sus rivales-, en el año de su debut en la competición.
De hecho, a priori, ni siquiera podía competir en esta cita: «Me hicieron un permiso especial con 15 años para poder competir en categoría absoluta, porque la edad oficial para poder participar es a partir de los 16 años», reconoce Aguilera, que entonces pilotaba un Hyundai i30 de 300 cv. Fue una etapa memorable para él, pero también pasó por momentos complicados porque sentía que no encajaba en ninguna categoría: «La altura siempre ha sido un problema, porque yo con 15 años ya medía 1,80 y largos, y la gente me miraba mal, se sorprendían de que tuviera esa edad. Pero luego llegaba a la categoría absoluta y también tenía que lidiar con compañeros con el doble de edad que me veían como un niño chico, y además sin experiencia. Y luego llegué y gané», explica.
Su éxito fue su regularidad, subiendo al podio todas las carreras del campeonato hasta el torneo final, en el que ya con el primer puesto asegurado, sólo tenía que acabar la carrera. Lo hizo, pero con épica, porque el día previo a la prueba, reventó un manguito y se averió el motor de su coche. «Se movió media Málaga para ayudarme y al final, mi tío que trajo un motor que me cedió el piloto Luis Barrios, e hizo Málaga-Barcelona en coche y en sólo una noche para llegar a punto para la carrera».
Este 2023, Aguilera dio un paso más y se lanzó a competir en una categoría de coches más potente: la Copa de España de TCR, en la que, gracias a su equipo madrileño VCR, corre con un Peugeot 380 Racing Cup con 308 caballos. Aun así, el cambio no ha mermado sus resultados. «Para ser de los mejores, tienes que ser muy trabajador y constante, pero también tienes que tener un don, y yo creo que lo tengo. Creo que mi fuerte es que me adapto muy rápido a las cosas, a los circuitos y a los coches», explica. Pero además, hay mucho trabajo a la sombra. Se estudia los circuitos con un simulador, va al gimnasio a diario, y en general, lleva una vida de deportista.
Rutina, esfuerzo, talento, y también patrocinadores, como recalca el malagueño. Todo ello le ha impulsado a cerrar un gran 2023 de competición, con numerosos puestos de podio en las diferentes etapas y la posibilidad de ganar el campeonato viva hasta la última carrera, ayer en Montmeló. Finalmente se quedó a las puertas del título; tras conseguir un primer y un segundo puesto, fue subcampeón nacional en su primera campaña en la Copa TCR. «Me encantaría dedicarme profesionalmente a esto, es lo que me llena. Entre mis sueños está el disputar el Mundial de DTM, las 24 horas de Le Mans… Son objetivos muy grandes, pero por suerte tengo mucho tiempo por delante», cuenta, pero recalca: «Igualmente, sigo estudiando y quiero compaginar las carreras con una Ingeniería Mecánica o Aeronáutica».
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