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«La gente ve las fotos, ven que están muy 'guay' y le llaman suerte pero yo no lo llamaría así». Sebastián 'Sebas' Lorenzo cuenta a SUR como fue disfrutar de la oportunidad que persiguió durante toda su vida tras una semana donde trabajó ... 117 horas. Ya en su casa de Inglaterra, junto a su pareja y su niño de 4 años, reposa los recuerdos recientes de una experiencia que nunca se le borrará: ganar las 24 horas de Le Mans. Y además formando equipo con Fernando Alonso, uno de los mejores pilotos de la historia. «Ha sido genial, una experiencia espectacular y un sueño hecho realidad», valora satisfecho el marbellí.
Son días de muchas emociones para este malagueño de 37 años que se detiene ahora, en una de las cimas de su carrera, para recordar todo el camino andado desde que decidió emprender la aventura de dedicarse a su sueño y dejar atrás trabajos que no le terminaban de servir para verse realizado. Ha sido empleado de un hotel, ha vendido móviles en una empresa de telefonía, ha doblado jerséis y también ha sido camarero antes de dedicarse a los coches de competición. Un trotamundos que dejó su Marbella, donde se crió y de la que está orgulloso de presentar como su ciudad siempre que toca, hace once años. Tras vivir en Ibiza y Barcelona, en 2011 llegó a Inglaterra, donde le cambió la vida.
«Cuando llegué me vi con 30 años y se me abrieron los ojos. Pensé que aún no había hecho nada en la vida, solo trabajar y sobrevivir, pero nada que me llenase. Son todos trabajos muy dignos pero a mi no me apasionan. Al principio mi inglés era muy básico, entonces empecé a trabajar de camarero y eso me ayudó para perfeccionar el idioma. Un día me puse a pensar... no he estudiado, no he ido a la Universidad y siento que tampoco estoy haciendo lo que realmente me gusta. Me pregunté qué era lo que realmente quería y lo tenía claro: siempre quise dedicarme al mundo de los deportes de motor, la Fórmula 1. En Cambridge, donde vivía en esa época, me pillaba cerca Milton Keynes (la base de la escudería austriaca Red Bull Racing en Inglaterra). Me puse a buscar, di con un compañero de Red Bull y ahí empezó todo», relata con todo lujo de detalles Lorenzo.
En ese instante se dio cuenta que su puerta abierta a los 'motorsports' era ser técnico de materiales compuestos. Es decir, construir piezas, sobre todo de fibra de carbono, para los coches de carreras: «Vi la oportunidad, quise probar y empecé a formarme en materiales compuestos. Mi contacto me dijo que si realmente quería dedicarme a esto debía empezar desde abajo, en cualquier empresa aeronáutica para aprender, perfeccionar y darle forma a mis manos. Me ilusionó e hice un curso básico de una semana donde me enseñaron lo fundamental para hacer láminas. Hice las prácticas en una empresa de Cambridge y de ahí me salió una oportunidad dentro del circuito de Silverstone (en Northamptonshire, Inglaterra) para trabajar haciendo réplicas de coches Fórmula 1 y simuladores. Ese fue mi primer contacto con este mundo», recuerda Lorenzo.
De ese punto de partida se cumplen ya siete años en los que ha pasado de hacer réplicas a reparar piezas en plena carrera. Su prueba de fuego fuera de la fábrica fue hace unos días cuando unos de los coches de Toyota tuvo un accidente y destrozó gran parte de su forma. Antes de eso también pasó por una empresa que servía de piezas más genéricas a todas las marcas. Ese fue el punto intermedio, pero igual de apasionante. Entre otras anécdotas de lucir en estantería está la vez que transportó el coche de Red Bull con el que Sebastian Vettel fue campeón del mundo de Fórmula 1 para un evento organizado por el mítico programa de motor de la BBC 'Top Gear'. Lo tuvo que custodiar frente a otras doscientas joyas del automovilismo inglés delante del Palacio de Buckingham en un programa especial que se llamó 'The best of UK', sobre lo mejor en coches que se ha hecho en el país inglés.
Lorenzo tenía claro que quería llegar hasta los circuitos, no quedarse solo en la fábrica, por eso se ha esforzado por lograr dominar toda la cadena de producción. Desde la labor del laminador ('composite laminator'), del recortador ('trymer') y del técnico especialista en el acabado, donde entre otras cosas se hacen pruebas extremas y controles de calidad. «Nos dedicamos a la fibra de materiales compuestos, la conocida fibra de carbono. Un coche actual está formado por un 80% de ese material principalmente. Por eso una gran parte de cualquier equipo de carreras son los 'composite laminators' que traducido somos laminadores de materiales compuestos. Damos forma y hacemos los moldes para las piezas del coche», explica Lorenzo, que ahora es técnico de materiales compuestos en Toyota, desde hace unas semanas.
«Hice la entrevista en abril y me propusieron la oferta inmediatamente. Les pregunté si iría a Le Mans al incorporarme a su equipo y me contestaron que si, una cosa muy poco habitual. Un aliciente era correr con Alonso y además esta fue mi primera vez en un circuito durante una carrera. Ellos mismo me dijeron que no lo suelen hacer así. No mandan a nadie a esta carrera a la primera. Es la más dura, la más larga y encima donde hay una gran tensión además del cansancio», aclara el malagueño con una mezcla aún de sorpresa y también mucho orgullo. Lo suyo dice que no ha sido un camino de rosas porque hay mucho trabajo detrás: «No es fácil, este mundo es muy de los ingleses y la gente de fuera quieras o no lo tenemos más difícil, hay que demostrar un poco más. No todo ha sido tan rápido como parece», reivindica.
Y por si fuera poco éxito el tomarle el pulso a un mundo profesional tan cercado, lo suyo fue llegar y besar el santo. Toyota se proclamó campeón de la última edición de las 24 horas de Le Mans, donde una de las claves fue la presencia del mítico piloto español Fernando Alonso. Sebas Lorenzo era el único español junto al asturiano en el equipo de la marca japonesa. «Estábamos en competición y Fernando tiene un montón de gente a su alrededor durante todo el día. Está pendiente de la telemetría, hablando con los ingenieros, y luego su familia y los aficionados. Pero aún así pude cruzar varias conversaciones con él. El primer día, mi jefe me preguntó si había conocido ya a los pilotos. Entonces me llevó con ellos al salón que comparten y allí estaba Alonso junto a los otros pilotos Pechito López, Kamui Kobayashi y Mike Conway jugando al videojuego 'Gran Turismo' en la consola. Fue una pasada. Alonso no soltaba el volante, muy competitivo (cuenta con risas). Pero luego es un tío muy sencillo y normal. Hablamos del coche y si le gustaba como estaba. Ya después de ganar la carrera volví a hablar con él y fue todo muy bien, todo genial», confiesa Lorenzo, ya disfrutando de unos días de descanso junto a su pareja e hijo.
«No sé qué es más complicado, si arreglar el coche de Alonso o lidiar con el pequeño, que está en una época muy activa y en la que no escucha», bromea sobre su hijo, que ya amaga con ser también un gran aficionado del motor. Ahora mismo está establecido en Inglaterra y se desplaza hasta Alemania para trabajar con Toyota. De momento no tiene claro que será lo siguiente en su carrera porque no quiere separarse en exceso de su vida familiar. En el mes de agosto intentará escaparse unos días a Marbella para ver a su familia malagueña (por parte de madre también tiene lazos con Ronda), que no ve desde el pasado mes de febrero; y aunque tampoco es mucho tiempo desde la última vez, ha sido el suficiente para vivir muchas cosas que contar a los más cercanos.
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