¡Vaya inicio!

Después de casi 220 días, como consecuencia de la pandemia por el Covid-19, se inició el Mundial de Fórmula 1 con el Gran Premio de Austria, en un circuito que tiene 70 años de antigüedad y que ha sufrido multitud de cambios en su trazado y de nombre, y al que ahora conocemos cono Red Bull Ring, propiedad del dueño de la firma de bebidas energéticas.

Normalmente Austria se disputa a mitad de temporada, pero los acontecimientos mundiales han hecho que se empiece aquí en esta ocasión, envuelto en una 'nueva normalidad' que resulta como mínimo chocante, como casi todo ahora. Mecánicos y pilotos con mascarilla hasta en el podio, donde, dada la distancia social que mantenían, podían haber prescindido de ella, por lo menos momentáneamente para la foto final. En fin, todo llevado a la hipérbole, lo que por otro lado es el sello de la Fórmula 1.

Pero hablando de la carrera, fue un gran premio de locos ya desde los entrenos. Así, una hora antes de la salida conocíamos que Hamilton era penalizado con tres posiciones por no respetar las banderas amarillas, penalización a mi entender perfectamente aplicada, pero señores comisarios, tendrían que haberla hecho el sábado y no veinticuatro horas después.

La 'nueva normalidad' parece que se va a mantener como antaño, es decir, con el dominio absoluto de Mercedes, que en esta ocasión iban pintados de negro como forma de apoyo a la campaña mediática de lucha contra el racismo. Los coches alemanes se han mostrado intratables, con un Bottas en estado de inspiración y un Hamilton que después de recuperar las posiciones perdidas no podía permitir que un novato como Albon le adelantara cuando faltaban pocas vueltas para el final y que quizás debido a una estrategia muy arriesgada pero efectiva del piloto de Red Bull durante los periodos de 'Safety car', que le hubiera, incluso, dado la victoria absoluta final. Todo terminó con un nuevo toque entre el inglés y Albon, con la posterior penalización de Hamilton que ha visto cómo le caían cinco segundos de penalización y le volaban tres puntos de su superlicencia, lo que permitía de paso a Leclerc acabar segundo finalmente, maquillando un fin de semana frustrante para el equipo Ferrari y, además, permitía el primer podio de Lando Norris con su McLaren, que hizo una carrera perfecta.

La prueba fue una de las más locas de los últimos tiempos, con tres periodos de 'Safety car', algunos de ellos aplicados de forma muy rigurosa, pero que permiten ante el mínimo incidente reagrupar todos los participantes y reiniciar una carrera, dando la oportunidad a los telespectadores de volver a la emoción de la lucha por cada posición, y que de otra forma Mercedes habría ganado de calle, por lo tanto bienvenido sea la nueva normativa.

El infortunio ha sido que muy pronto abandonara Max Verstapen por un problema eléctrico y que los Ferrari han sido totalmente inoperantes, lo que ha permitido que equipos como Racing Point o McLaren, tuvieran opción de podio hasta el final y, de no ser por el toque entre Hamilton y Albon, el tailandés podría incluso haber ganado, pues los coches alemanes fueron avisados por radio que sus motores estaban sufriendo más de lo previsto y tenían que bajar rendimiento, cuando otros participantes motorizados por la marca alemana, habían tenido que abandonar por avería. El numero de abandonos por incidentes y averías es el más elevado de las ultimas cinco temporadas, pero claro estamos en la primera carrera del año y a todos los equipos les falta rodaje.

Muy buena la carrera de Carlos Sainz. El español tuvo incluso la posibilidad de podio, pero su buen juicio le hizo que cuando llegó a su compañero de equipo no arriesgara más de lo oportuno, cuando podía haberlo adelantado y llevar a buen puerto un extraordinario resultado para el equipo ingles. La semana que viene nos volvemos a ver en el mismo circuito para el segundo gran premio 2020.