Sainz le enseña el colmillo a Leclerc

Sainz y Leclerc forman una pareja que, en la cabeza de Ferrari, es perfecta. Agresivos cuando lo deben ser, cautos cuando la situación lo requieren y poco dados a tener accidentes Al menos hasta el momento, y pese a lo visto en el GP de Estiria, cuando el monegasco se llevó puesto a Vettel sin muchos miramientos. Las disculpas de después fueron lo mínimo que podía hacer, y afortunadamente para la Scuderia no se repitió en Hungría. En cuanto se vieron los dos coches de rojo, mantuvieron esa tan nombrada distancia social para evitar otro accidente.

Por desgracia para Leclerc, esta temporada parece que le va a tocar recuperar los recuerdos de su año de debut en Sauber. Ha dejado de luchar por victorias o podios para verse sufriendo por entrar en los puntos, una sensación que para Vettel es aún más lejana. De pelear por Verstappen, Hamilton o Bottas, a Norris, Sainz o, lo que es peor, Grosjean o Magnussen. El SF1000 de Ferrari está tornando en 'camión', ese insulto con el que antiguamente se apuntaba desde las redes sociales a los monoplazas rojos que no salieron ni mucho menos fuertes.

Sainz tendrá que tragar saliva cada vez que se vea en pista peleando por posición con el coche que llevará en 2021. ¿Arrepentirse? Públicamente no, pero evidentemente no puede ocultar su preocupación al prever que lo que se vea en este 2020 será muy parecido a lo que ocurra el que viene. Sin embargo, dado que en la creación del coche no podrá hacer mucho, sí que tendrá la oportunidad de avanzar en esa labor psicológica fundamental que todo piloto debe realizar: marcar terreno con su compañero.

Una de las leyes en piedra de la Fórmula 1 es que el compañero es el primer rival, muchas veces el más difícil, dado que tiene el mismo material. Leclerc es el príncipe elegido, el heredero soñado de Ferrari al que han colocado en la tesitura y la responsabilidad de llevarles de nuevo a la senda del éxito, una vez fracasado el proyecto de Vettel.

Por eso, el adelantamiento de Sainz, cómo lo cocinó durante casi 10 vueltas sin ceder ni un metro, y sobre todo cómo no se achicó ante el que, según todas las pistas, será su jefe de filas inicialmente es toda una declaración de intenciones. Sin llegar a alardear, ya que el McLaren MCL35 está ligeramente mejor que el Ferrari pero no mucho mejor, el español plantó su bandera en un muro en el que Leclerc no está acostumbrado a recibir visitas.

Los próximos días de descanso servirán para que todos, incluidos Sainz y Leclerc, carguen pilas. El próximo triplete, con dos citas en Silverstone y la última en España (salvo que el avance del coronavirus lo impida) también servirá para medir las fortalezas de los dos futuros compañeros que, de momento, son rivales. Aunque sea lejos de la victoria.