El Red Bull de Max Verstappen, durante el Gran Premio de México. Pedro Pardo (Afp)
Análisis

La Fórmula 1 pone coto a Max Verstappen

El neerlandés se gana las críticas de Vettel y Hamilton por su actitud en México, donde perdió la pole por una sanción tras confesar que había cometido una ilegalidad

DAVID SÁNCHEZ DE CASTRO

MADRID

Lunes, 28 de octubre 2019, 20:02

Uno de los grandes perdedores del fin de semana de México fue Max Verstappen. El neerlandés se bajó del Red Bull el sábado con la pole, pero cuando se montó en la carrera del domingo lo hizo desde la cuarta posición. En la ... salida ya había perdido otras tantas posiciones y al final acabó sexto, tras una carrera a remolque en la que su nombre apareció más veces en la lista de avisos por investigaciones de los comisarios que por sus habituales grandes acciones.

Publicidad

Nadie puede minimizar la irrupción de Verstappen en la Fórmula 1. Su llegada a lo más alto de la competición ha supuesto un golpe de aire fresco a un campeonato que veía cómo Vettel y Hamilton ya no generaban la admiración de los más jóvenes. Buena culpa de la fiebre que ha suscitado en una nueva generación de fans la tiene su irredento carácter, capaz de adelantamientos al filo del reglamento y de la legalidad, lo que le ha granjeado críticas externas e internas.

Lo vivido en México es un buen ejemplo. Volcánico como pocos, Verstappen perdió la pole por ser demasiado locuaz. Con una soberbia propia de los que aún no tienen una mochila de años que les atempere el carácter, confesó que se saltó a la torera las banderas amarillas. Los comisarios no tuvieron más remedio que castigarle, pese a que en un inicio habían decidido hacerse los locos.

En la carrera, Verstappen demostró su descontento en la carrera con una arrancada de las de enfermería o puerta grande. En su caso, acabó siendo lo primero. A Lewis Hamilton le sacó de pista, dejándole unos daños en el Mercedes que a la postre no fueron tan graves como parecían pero que podrían haber dejado fuera al pentacampeón que se proclamará hexacampeón el próximo domingo, salvo debacle. Después, fue el otro piloto de la escuadra alemana su víctima: en la entrada al populoso Foro Sol se tiró al grito de 'Viva México' para pasar a Valtteri Bottas, con tan mala suerte para él que el alerón delantero del finlandés tocó la rueda trasera izquierda de su Red Bull y se la pinchó. Consecuencia: una parada en boxes mucho antes de lo previsto, los planes del equipo de llegar al podio por los aires y la obligación de remar desde el final del pelotón hasta una insuficiente sexta plaza.

Le toman la matrícula

Este tipo de actitudes gustan más fuera que dentro de la pista. Los pilotos ya saben que cuando tienen a Verstappen por detrás, lo mejor es apartarse o no jugársela a defender la curva, porque lo más probable es que acaben contactando. Carlos Sainz, que le conoce bien de los tiempos que pasaron como compañeros, se apartó en cuanto vio que llegaba el Red Bull número 33 por detrás. Ni siquiera hizo atisbo de aguantarle la posición, a sabiendas de lo que le podía ocurrir.

Publicidad

Lewis Hamilton no se mordió la lengua después de la carrera. «Siempre dejo mucho espacio a Max, es lo más inteligente que se puede hacer», confesaba el de Mercedes. «Cada piloto es diferente, unos son más listos, otros más agresivos y otros hacen tonterías. Con la experiencia, a unos les das más espacio y con otros no es necesario porque son respetuosos. Con Max sabes que si no le das un espacio extra te va a golpear, así que la mayoría de las veces lo haces. No digo que lo haga aposta, simplemente es como que lo atrae», analizaba un Hamilton que en el pasado también tenía un toque excesivamente agresivo. Queda por ver hasta dónde llega la paciencia de los rivales de Verstappen o si realmente se calmará conforme acumule kilómetros en la competición.

«Con Max sabes que si no le das un espacio extra te va a golpear, así que la mayoría de las veces lo haces. No digo que lo haga aposta, simplemente es como que lo atrae»

LEWIS HAMILTON

La Fórmula 1, como organización, es consciente de todo lo que arrastra Verstappen. Más allá de lo peligroso o no que pueda ser tener a un piloto así en la parrilla, no hay Gran Premio en el que no haya una ola naranja que le anime de manera enfervorecida. No es casual que su ebullición llegue a la vez que regrese el Gran Premio de los Países Bajos al calendario. Otro asunto es hasta dónde están dispuestos a darle cancha a los desfases, desmanes y desquicies de un piloto que dará mucho que hablar, aún más que ahora, en las próximas décadas de carreras.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Suscríbete durante los 3 primeros meses por 1 €

Publicidad