Loeb se aferra al milagro en el anodino maratón del Dakar 2023

La organización del Dakar había planteado para la recta final del raid la temida jornada maratón. Lo había hecho adentrándose en el 'Empty Quarter', el desierto de Rub al-Khali, que es el más grande de arena del mundo. Parecía que iba a ser una jornada propicia para la ruptura del esquema, pero no fue así en las categorías reinas. Ni en motos ni en coches hubo grandes cambios, pero sí en otras clases, como los prototipos ligeros T3, donde Guillaume de Mevius perdió el liderato en un momento crítico… y no es la primera edición que le pasa.

En dos ruedas, Skyler Howes recuperó el liderato después de entrar a poco más de dos minutos de Luciano Benavides en la meta, que dejó a su hermano Kevin fuera del primer puesto de la general. Howes, que puede darle a Husqvarna una inesperada pero ansiada primera victoria en el Dakar, no podrá dar nada por hecho hasta el último día. Toby Price, que ya sabe lo que es levantar un Touareg (lo hizo dos veces, en 2016 y 2019), está al acecho para mantener a KTM como los reyes indiscutibles del raid (supuestamente) más duro del mundo.

Menos de medio segundo tiene de desventaja el australiano frente al estadounidense, que no debe perder de vista al mayor de los Benavides, que está a 2:44 del líder. A priori no debería ser un problema para Price en las tres etapas que quedan, pero entre ambos pueden hacerle la pinza a Howes, que tendrá que sudar hasta el último kilómetro.

El mejor español del día fue, de nuevo, Lorenzo Santolino, octavo en la jornada a casi seis minutos del vencedor, pero aún fuera del 'top 10' de la general que es su gran objetivo de aquí al domingo.

Loeb no afloja

Para un piloto de su experiencia no es un escenario inusual, pero lo cierto es que lo tiene muy difícil. No es imposible, pero si harto improbable, que Sebastien Loeb gane el Dakar 2023. El francés sabe que recortar en pista la hora y media que tiene por delante a Nasser Al-Attiyah ni siquiera depende de sí mismo, pero él está haciendo lo que debe.

El de Prodrive sumó su cuarta victoria de etapa consecutiva, quinta en esta edición, en un intento de hacer valer su calidad en caso de un eventual problema, fallo o error de Al-Attiyah. El catarí lleva desde la primera semana guardándose, especialmente después de los abandonos de Stéphane Peterhansel y Carlos Sainz, dado que a partir de ese momento ha gozado de un margen tal que puede permitirse una amplia sangría de tiempo cada día.

Este jueves, en una insulsa apertura de la etapa maratón, se dejó más de seis minutos y medio con Loeb e incluso fue superado por el brasileño Moraes, que está siendo la gran sensación de esta edición del Dakar en el que debuta. Con un Toyota hermano del que lleva Al-Attiyah, pero bajo la estructura Overdrive y con el veterano Timo Gottschalk (excopiloto de Sainz o del propio Al-Attiyah entre otros) como navegante a su lado, está cerca de lograr un podio en su primer raid, siempre que Loeb (al que tiene a solo nueve minutos) no le supere de aquí al domingo.

En cuanto a las bazas españolas, la primera bandera rojigualda aparece en el asiento del copiloto del Toyota Overdrive 220 en manos de Dani Oliveras, expiloto de motos que ejerce en este 2023 como navegante del argentino Yacopini. Ocupan la décima posición de la general.

El Dakar 2023 muere entre bostezos, algo que hará que se replanteen muchas cosas para 2024. El cierre del maratón de este año se disputará sobre solo 185 kilómetros, lo que no invita al optimismo para quienes quieran ver una sorpresa final. Solo un problema mecánico, un despiste con el GPS o similar puede darle la vuelta a esta situación. En los coches está todo más que sentenciado sin estos comodines, mientras que en motos pase lo que pase se decidirá todo de aquí al domingo.