El ojo necesita un tiempo hasta acostumbrarse al jaleo que reina en el Club Deportivo Lekonen. En este gimnasio de la Carretera de Cádiz vuelan todos los días puños y patadas. Jóvenes y no tan jóvenes se inclinan en señal de respeto. En esta escena, destaca un Junior Osaigboud Robledo.
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Junior es del barrio de Lagunillas. Tiene 22 años. Padre nigeriano y madre malagueña. En estos momentos pesa algo más de 70 kilos. Pega rápido con los puños y con las piernas más aún.
Como tantos, se fascinó con las artes marciales mixtas a través de Conor McGregor. Fue a probar a un gimnasio pero pronto se dio cuenta de que en Málaga no había tanto nivel. Sí lo hubo y de sobra en el kickboxing. Una actividad a la que se enganchó gracias a Luis Manuel Sobrino, uno de los pioneros de este deporte en la provincia.
Ahora tiene en él a «mentor y entrenador a la vez», como señala a SUR. En pocos días, Junior afrontará el mayor reto de su carrera: peleará por ser campeón español en kickboxing. Un combate que se celebra en Córdoba y en el que tiene como rival a Arturo Solana. La pelea está pactada en 69 kilos.
A diferencia del boxeo clásico, en el kickboxing también se pueden dar patadas. Como en cualquier deporte de contacto, una buena técnica es clave. Un buen juego de pies es fundamental. El cerebro tiene que procesar una gran cantidad de información. Junior está en un punto en que puede dedicarse a tiempo completo al kickboxing. «Con las bolsas solo sería imposible. Pero doy también clases y trabajo en el gimnasio que entreno», señala.
Lograr el campeonato de España sería dar un gran salto. Se le abrirían las puertas a pelear fuera del país. En un relieve internacional, también aumenta la captación de patrocinadores. Para Junior, como para otros muchos, el kickboxing ha servido para que se aparte de le los líos en la calle. «Mi infancia no ha sido fácil. Vengo de un barrio humilde y era fácil meterte en problemas», recuerda. Él supo canalizar posibles conatos de rebeldía a través del deporte del contacto.
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Después de vencer en varias peleas, muchas de ellas en formato torneo, lo que implica subir al ring varias veces en un mismo día, Junior se ha forjado como uno de los mejores peleadores a nivel andaluz. Estar donde está ahora, resalta, se lo debe a su entrenador. «Seguro que tendría algo de talento, pero él me ha convertido en como soy», demuestra plena sintonía con Luis Sobrino.
Sabe que no lo va a lanzar a los leones, que no le enfrentaría a un rival si no supiera que está preparado para ello. «Yo confío plenamente en él. Mañana vamos a pelear contra el mejor del mundo. A mí, al principio, me pueden entrar los nervios. Pero si él dice que sí es porque él sabe que puedo. Y entonces tiro para adelante», resalta también como su entrenador le pulido a nivel mental.
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El siguiente «tirar para adelante» es este sábado. Si todo sale como parece estar escrito, antes de la medianoche, Málaga tendrá a su siguiente campeón: Junior Osaigboud Robledo. De Lagunillas y a mucha honra.
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