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El Club Deportivo Waterpolo Málaga atraviesa su segunda 'pandemia'. Tras los meses de confinamiento, con los integrantes de la primera plantilla ejercitándose sólo en lo físico en sus casas, se produjo una sensible merma en el número de fichas en la entidad, que luego se ... recuperó, pero en los últimos tiempos otro contratiempo vuelve a condicionar a la entidad, el cierre de Inacua desde primavera, que ha obligado a los equipos a ejercitarse y competir en otras piscinas de la provincia.
«Tuvimos hasta 210 licencias justo después de la pandemia. Cuando cayó parte del techo de Inacua estábamos en torno a 180 y ahora estamos en unas 150», resume el presidente de la entidad, Alfonso Wuchepfernig, que hace el inciso de que la merma se da sobre todo entre los más pequeños (hasta los 12 años).
El principal problema se da para el conjunto sénior masculino, que compite en Segunda Nacional y se ve obligado ahora a jugar sus partidos en la piscina cubierta de 25 metros de la Ciudad Deportiva Javier Imbroda (en Carranque), aunque en ocasiones se entrena 'en seco' en Torremolinos. Es un auténtico lío, con cambios constante de escenario que afecta también a los conjuntos cadetes, infantiles y a la escuela de waterpolo. «Tenemos que estar hiperagradecidos a los padres. Lo más logico es que lo dejaran. Les dejamos horarios de entrenamientos los viernes previos...», se sincera el entrenador del equipo de Segunda Nacional, el exjugador Wifredo Sánchez. Además, si antes todos los equipos se entrenaban en una franja desde las 18.00 a las 22.00 horas, ahora va desde las 16.00 a las 23.00. Es sólo en la última hora cuando la piscina queda vacía para entrenarse con pelota.
El problema de Inacua, tras el desprendimiento de una parte del techo sobre la piscina de 50 metros, parece cerca de solucionarse, aunque en el club prefieren ser cautos. A finales de este mes o durante febrero podría permitirse el uso del vaso de 25 metros interior (aunque siga cerrado el de 50), y ya podría competir en casa. Durante el comienzo de la temporada, el club pagó que se calefactara la piscina exterior de 50, pero era un coste elevado, difícil de soportar por un periodo largo en unas humildes arcas.
«En Inacua teníamos un filón», afirma 'Wil' Sánchez en relación a que se competía en un espacio de 30x20 metros en la piscina, por encima del 25x15 mínimo permitido que usan la gran mayoría de rivales. «Los equipos no estaban acostumbrados a ella tanto a nivel de entrenamientos como de partidos», explica el entrenador, cuyo equipo siempre se ha caracterizado por un buen nivel físico para poder competir en espacios más amplios.
Este factor ha dejado de poder explotarse en la Ciudad Deportiva Javier Imbroda, donde se viene jugando desde hace dos meses. A día de hoy sólo el Chiclana, que juega en Jerez emigra para competir. El Waterpolo Málaga es ahora quinto del grupo B, como el A de ocho equipos. Disputa la primera fase de la competición en Segunda Nacional (la tercera categoría en este deporte), y más tarde habrá un grupo de ascenso (con los cuatro mejores del A y del B) y otro de descenso (con los cuatro peores de cada).
Como quiera que los puntos logrados ante los rivales que repiten en el grupo se arrastran, el CW Málaga tiene pocas posibilidades de lograr una de las dos plazas de ascenso a Primera Nacional (llegaría a la próxima fase en desventaja con otros rivales) pero también de bajar, ya que sólo descenderá un conjunto (tras la retirada de otro).
'Wil' Sánchez está al frente de la plantilla más joven de la categoría, con un promedio de 18,3 años, Basta citar que los dos únicos 'veteranos' son el rumano Petre, de 30 años, y el capitán, un Álvaro Cruz, de 24. La mayoría del grupo son jugadores nacidos entre 2002 y 2007, entre los que sobresale el juvenil Saúl Granados, el primer internacional (en categorías inferiores) del club, un lateral izquierdo o cubreboya que ha estado en el Europeo y el Mundial sub-16. «Todo esto tiene de positivo que nos asegura un futuro, pero el condicionante es que podemos ser capaces de lo mejor y de lo peor», reconoció 'Wil' Sánchez sobre el hecho de dirigir un grupo tan inexperto.
En el club este verano se asistió a otro noticia importante: la marcha del húngaro Peter Kubicsko, que ejerce ahora de coordinador deportivo en el único club andaluz de la élite, el Caballa. Tras un ciclo largo en Málaga, como entrenador o responsable de las categorías inferiores, no pudo rechazar una propuesta suculenta.
En época de contratiempos, Wucherpfenig se centra más en objetivos a medio plazo y en fortalecer la cantera. «Queremos que no haya un salto generacional. Me encantaria consolidar esa base y que cada año en prebenjamines haya una ronda de veinte niños y que de ahí hasta sénior se pierdan los menos posibles», explica. «Es el segundo curso con equipo femenino en todas las categorías», añade orgulloso, y recurren a «campañas de captación por redes sociales» y «jornadas en Inacua con colegios para que vengan a conocer la piscina y probar», dirigidas por jugadores sénior y entrenadores del club. «Muchos niños no se apuntan porque no se conoce el deporte», sentencia.
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