M. RIVAS / @DAVID_TEJEIRO
Deportes extremos

David Tejeiro, el 'hombre pájaro' malagueño: «El miedo no me frena»

Creador de contenido para Red Bull, el competeño de 30 años es un reconocido piloto de parapente acrobático, practica salto base, pilota helicópteros y firmó un récord mundial en paramotor

Lunes, 12 de febrero 2024, 01:01

No muchos entenderán que se juegue la vida por sentir un chute de adrenalina, pero esta es una adicción extremadamente difícil de frenar. Sólo entiende su locura quien comparte su pasión, como reza la popular frase. Sin quererlo siquiera, impulsado por un padre amante de ... las emociones, aprendió a volar con sólo 8 años, y a los 10, realizó su primer vuelo con parapente en solitario. Para entonces ya sintió la emoción que le llevaría a dedicar toda una vida a ello, a vivir al límite, dando valor al presente y no a lo que suceda mañana. Pero no, nadie le regaló nada.

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David Tejeiro, de 30 años, es natural de Cómpeta y se crio, junto a otros dos hermanos mayores, entre motores… Pero de coches. Nada más salir de clase, el pequeño de la casa siempre acudía al taller mecánico de su padre, Tejauto, que sigue existiendo en la actualidad. Tanto a él como a sus hermanos se les inculcó una particular filosofía de vida, y es que su padre siempre les decía que cumplieran con sus estudios, pero que si la acción les llamaba como a él, se lanzaran a la aventura en cuanto pudieran. Y así fue, los tres varones son actualmente pilotos de parapente, dos de ellos en Doha y Qatar, pero el tercero, el único que se quedó en Málaga, fue el más inconformista.

Varias veces campeón de España de parapente acrobático, David fue más allá, explorando numerosos deportes extremos, siempre ligados con el aire, su elemento. A día de hoy, es todo un experto en parapente, paracaidismo, salto base con paracaídas y traje de alas, e incluso, es piloto de helicóptero. Pero no sólo eso, en 2012 firmó el récord mundial de vueltas verticales con paramotor, habiendo realizado 202 consecutivas en 5 minutos y 10 segundos. Se quedó con ganas de volver a hacer historia y lo consiguió ocho años más tarde (2020), cuando se convirtió en el primero del mundo en combinar las acrobacias con parapente y el traje de alas, saliendo catapultado con esta indumentaria a más de 200 kilómetros por hora.

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Retos extremos que le han llevado a dar la vuelta al mundo, contratado para realizar peligrosos espectáculos especialmente en Estados Unidos y China. Y es que este malagueño es uno de los pocos de todo el planeta que puede considerarse un experto en todas estas disciplinas extremas. «Sólo en parapente acrobático seremos unos 50 en todo el mundo, 2 en España, además, tanto mis hermanos como yo somos conocidos a nivel mundial por ser los pioneros en la modalidad de acrobacias con paramotor», asegura.

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Costosas disciplinas que siempre se ha financiado a sí mismo, porque, además de contar con una empresa propia de vuelos con parapente en Nerja, nunca dejó de trabajar en el taller familiar. «Todo lo que hemos comprado ha sido a base de trabajo, a mí nunca me han regalado nada. Si tenía que echar el doble de horas para comprar materiales o viajar para aprender, lo hacía», afirma. Y lo sigue haciendo, aunque su fama mundial ya le ha llevado a contar con grandes patrocinadores a sus espaldas, como Mercedes Benz o Red Bull, para los que trabaja como creador de contenidos de deportes extremos.

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Y no, no todo ha sido tan rodado. Tejeiro ha burlado la muerte en más de una ocasión, pero aún así, no le invade el miedo, está hecho de otra pasta. «He tenido varios sustos grandes. En uno, me distraje un poco durante el salto y pasé a cinco metros de una casa, no me dio tiempo de abrir bien el paracaídas y acabé cayendo en un árbol. En otro, mi hermano y yo quisimos hacer una acrobacia extrema con un parapente biplaza, a 1.500 metros, y se rompieron todas las cuerdas. Tuvimos que sacar el paracaídas de emergencia y caímos a unos 20 metros de una línea de alta tensión…», rememora.

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Pero jamás se ha planteado dar un paso atrás y vivir una vida más tranquila. «Se pasa miedo, pero me gusta tanto lo que es el vivir y el aprender, que nada me frena, es lo bonito de la vida». De hecho, su ambición y temeridad se vieron reforzadas hace 5 años cuando tuvo que hacer frente al peor momento de su vida: la muerte de su padre, a los 58 años, por un problema cardiovascular relacionado con el colesterol. «Mi padre estaba bien y de un día para otro falleció. Cuando pasó aquello empecé a ver que en España cada vez crecía más la cantidad de personas que fallecían por problemas cardiovasculares, entonces me cambió el chip. Seguí haciendo deportes extremos, y soy consciente de que, si tengo un accidente aquí, yo me lo he buscado, pero en lo que respecta a la salud, empecé a cuidarme lo máximo posible», valora.

Fue su máximo referente, su mejor amigo, quien le abrió las puertas de un mundo que desconocía y acabó por convertirse en su pasión, fue su pilar en cada una de sus locuras aéreas. Aquello marcó su forma de entender la vida; «No nos paramos a valorar la salud; el día de mañana tenemos una enfermedad y se nos acaba todo, ahí es cuando nos arrepentimos de las cosas que no llegamos a hacer. Yo no quiero llegar a eso, quiero aprender de todo y vivir al máximo cada día».

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