El Trops empata en Zarauz después de 14 minutos sin anotar en el segundo tiempo

La fortaleza defensiva era excelente, hasta el punto de que, tras el 3-3 que estableció Olaizola, la escuadra de Daniel Ibáñez tuvo al Amenabar nueve minutos sin anotar. Ni un tiempo muerto local cortó esa racha y con un tanto de un Armada más acertado en el remate que en los últimos partidos la brecha en el marcador era clara (3-8, min. 17). Con la notable batuta de Consuegra, recuperado de sus molestias físicas, el Trops controló bien a su rival, siempre intenso y animoso, y mantuvo la renta hasta los minutos finales, tras un gol de Curro Muñoz (7-12, min. 28).

Otro de Kalegain redujo la venta a cuatro dianas al intermedio. Sin embargo, la segunda parte se iba a ir complicando paulatinamente para los visitantes, a los que iba a costar mucho más anotar, todo lo contrario que a su rival, que empezó a encontrar soluciones ofensivas a partir del 11-14 que estableció Juan Agustín Vidal. Ibáñez tuvo que parar el encuentro luego porque la renta se había quedado en uno, pero no funcionó. Entre la férrea defensa local y Ostolaza el equipo encadenó inicialmente cinco minutos sin anotar, aunque pudo dar las gracias de que Zarautz no aprovechó varios balones para adelantarse.

Curiosamente la sequía, entre nervios, pérdidas y aciertos defensivos, empezó a ser para los dos y el tanteador estuvo seis minutos sin moverse, anclado en el 14-14 hasta que Iraeta acertó para los locales. Al final fueron catorce minutos en total del Trops sin marcar. Consuegra terminó con el desacierto ofensivo. Ya el partido se encaminaba hacia un final igualado, pero Zarautz, como el caballo que llega desde atrás, dio un tirón con dianas de Ortiz y Beristain. Málaga, a pesar de estar en inferioridad numérica, encontró a Álvaro Cabello, que forzó un nuevo empate, como haría a un minuto del final Consuegra desde los siete metros. Los locales no anotaron en el ataque posterior e Ibáñez preparó una jugada final, pero solo se pudo lograr un golpe franco con el reloj a cero que Álvaro Cabello estrelló contra la muralla blanquinegra.