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Nunca fue sencillo el devenir del Tiburones ni probablemente nunca deje de serlo, pero menos da una piedra. El club malagueño de béisbol, modalidad deportiva contracultural en tierras costasoleñas, sigue peleando por consolidarse y crecer. En marcha desde 1983 –cuando se jugaban partidos de ... forma oficiosa contra militares llegados de barcos norteamericanos– pero constituido oficialmente desde 1994, la brega con las instituciones y federaciones ha sido constante para poder crecer.
En los últimos meses los Tiburones de Málaga han conseguido disponer al fin ya de un campo de juego acorde a las exigencias de la Federación Andaluza de Béisbol. El club que preside Miguel Padrón, juega desde hace años en la Universidad Laboral, pero el terreno de juego tenía unas deficiencias que ahora han sido solventadas. El piso, tan erosionado con el paso de los años de lo que fue un campo de césped artificial, era casi de piedra y se ha hecho una inversión de 14.000 euros para rellenarla con albero aportada por la Consejería de Turismo y Deporte de la Junta.
De forma paralela, la Universidad Laboral, que sale beneficiada con el adecentamiento del espacio, ha colaborado con el vallado exterior de la zona de bateo y la colocación también de banquillos (los denominados 'dugouts'). «Estamos muy contentos por cómo ha quedado el campo. Llevamos años jugando aquí (desde los noventa) y estamos muy agradecidos al esfuerzo de la dirección de la Universidad Laboral, que ha sido clave en la reforma del campo. También quiero mostrar mi agradecimiento al consejero Javier Imbroda; al secretario de Deportes de la Junta, Jose María Arrabal a la directora del Servicio Andaluz del Deporte, Leticia López; a la concejala de Cultura y Deporte, Noelia Losada, y al gerente de Málaga Deportes y Eventos, Paradas Romero», especifica el alma máter del proyecto de los Tiburones, Miguel Padrón (de origen venezolano), entrenador del primer equipo junto a Arnaldo Rodríguez.
El problema ahora es que no habrá competición este curso, ante las dificultades que implica la pandemia en un deporte 'amateur' en España. El Tiburones compite en el Sector Sur (hay siete divisiones territoriales) de Primera Nacional, la segunda categoría, pero el salto a la División de Honor requeriría un presupuesto difícil de asumir sin el apoyo de patrocinadores (unos 400.000 euros), además de dos mejoras clave en el campo: césped artificial y vallado de todo el perímetro.
miguel padrón (presidente y alma máter de los tiburones)
Sin embargo, poco a poco los Tiburones siguen su asentamiento. «Esto que hemos conseguido es el fruto de años de trabajo. No es fácil abrir puertas para el béisbol en esta ciudad, pero poco a poco la seriedad de nuestro trabajo produce sus frutos y es por ello por lo que las instituciones comienzan a confiar en nosotros y en nuestro deporte«, asegura Padrón, ilusionado ante el estreno de la instalación remozada esta mañana (desde las 10.00 horas) en un amistoso ante el Almería, que junto a los equipos de Sevilla, Benamejí (Córdoba), el de la base norteamericana de Rota, Chiclana y Marbella conforman la élite andaluza actual, con los Tiburones campeón en cuatro de los cinco últimas campañas.
La plantilla del primer equipo, con una veintena de jugadores, es una torre de Babel, con dominicanos, estadounidenses, venezolanos, surcoreanos, cubanos y nicaragüenses –casi todos, de países en los que el béisbol es un deporte muy seguido–, a los que se suma el núcleo español. Junto a ellos, el quehacer diario de los Tiburones trata de concretar un equipo B para crear afición y otro con niños entre 7 y 16 años. Otro de los planes de futuro pasa por sacar un equipo de softbol, modalidad derivada del béisbol, con pelota más grande, y muy afianzada entre las féminas.
Sin embargo, entre los proyectos más ilusionantes para Padrón está el del equipo que va a formar la Policia Local de Málaga, con el subinspector Héctor Palomares al frente, y que ya cuenta con siete jugadores. El progreso de todas estas formaciones, así como con la actividad escolar propia de la Universidad Laboral, hacen que el campo esté ya muy saturado. «Tenemos que hacer esfuerzos para poder compaginar el uso del mismo entre todos. Es por ello que la reforma ha dado un vuelco a un mejor aprovechamiento a una instalación deportiva muy frecuentada por numerosos deportistas», expone Padrón, que recuerda que los Tiburones ya jugaron en sus comienzos en el León XIII, el Seminario o hasta en Carranque (donde hoy se sitúa el campo de hockey).
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