Sumando kilómetros por una buena causa

Siempre se ha dicho que para realizar este tipo de pruebas, uno tiene que estar hecho de una pasta especial. En su caso, no se considera diferente, ni mejor ni peor que el resto. El motor de sus 'locuras' es una causa mayor. César Montealegre lleva toda la vida haciendo deporte, por mantenimiento, afición, por perseguir hábitos saludables… Pero, especialmente desde 2021, llevó un paso más allá este estilo de vida. Este malagueño, comercial de 54 años, quiso descubrir los límites de su cuerpo, pero no hacerlo en vano o por su propio placer. Desde entonces, en cada gran aventura de su vida, lleva con él una bandera naranja con la que da visibilidad a una causa que le tocó de cerca, el de la donación de médula.

Montealegre es un firme activista de la Asociación Héroes Hasta La Médula, una ONG nacida en 2016 gracias a un grupo de amigos y familiares que se conocieron en la Planta de Oncohematología Pediátrica de Granada, mientras trataban a sus hijos contra la Leucemia. Tiene vinculación con la provincia, además, porque poco más tarde se unieron más familias a las que conocieron en la Planta de Oncohematología Pediátrica del Materno Infantil de Málaga. A César le impresionó el trabajo de este grupo de amigos, y decidió involucrarse de una manera especial, llevando el nombre de la ONG por bandera en cada prueba de fondo que realiza.

Y es que a él le afecta de una manera especial. Así lo cuenta: «A nivel personal, tengo un amigo que se llama Gabi Ramos, que se ha hecho conocido porque ha escrito un libro, él es el que me impulsa a hacer esto. Estuvo a punto de morirse de leucemia y gracias a una donación de médula, salió adelante y ahora está bien. Siempre tiene que estar alerta, pero está bien». Por eso lanza un mensaje: «Quiero poner mi don al servicio de los demás y darle toda la visibilidad que pueda a la causa, concienciando sobre todo a la gente joven. La donación de médula salva vidas».

Aunque lleva años disputando carreras, fue ya en 2021 cuando se lanzó a probar un mundo más exigente. Su primera gran aventura fue nada menos que el UltraTrail del Mont Blanc, una ruta de 170 kilómetros que recorrió junto a otros paisanos de Málaga: Daniel y José María Porta y Enrique Sánchez. «Empecé con carreras de montaña y cuando llevaba seis años enfocado en eso fui buscando otra cosa, así que me enfoqué después en las aguas abiertas. Esto lo hago por satisfacción personal y por darle visibilidad a la causa», relata César. Y es que tras esta prueba de montaña, decidió darle un giro a sus retos y trasladarlos a las aguas abiertas.

Su siguiente aventura fue la de cruzar el Estrecho de Gibraltar, unos 15 kilómetros desde Tarifa hasta Punta Cires. Todo un reto que realizó entonces junto a los también malagueños Francisco Jiménez, Andrés Domínguez y Francisco Emmanuel Romero. Y la última fue este mismo año: la Travesía Batalla de Rande, en la que nadó 27 kilómetros, desde las Islas Cíes hasta la Isla de San Simón, en la que también se encontró con un pequeño grupo de nadadores de San Pedro Alcántara y Marbella.

Montealegre es un alma libre e incansable: busca él mismo sus próximos retos y los prepara en solitario, haciendo rutinas de hasta 130 kilómetros semanales entre nado en piscina, aguas abiertas, bicicleta y correr. Eso sí, forma parte de diversos grupos de entrenamiento en Málaga capital, que le motivan a continuar con sus hazañas: algunos de ellos son Alikindoi o Nadadores del Amanecer, con los que suele nadar en La Malagueta y en la Misericordia, siempre a las horas que le permite su trabajo. Ahora, incombustible, ya tiene entre manos dos futuros retos para seguir sumando kilómetros por su causa: «Ahora estoy buscando un iron man, además de mi reto del próximo año, que, si me aceptan la inscripción, será el UltraSwim de Ibiza a Menorca, una travesía a nado de otros 30 kilómetros».

A razón de una gran prueba por año, este malagueño no se cansa de luchar. Está decidido a llevar por todo el país y, a ser posible por todo el mundo, este importante mensaje: la donacion de médula dio una nueva vida a su amigo Gabi y puede dársela a cientos, miles de personas que también estén pasando por un mal momento. Con un mínimo esfuerzo, podemos salvar vidas y convertirnos en el héroe anónimo de otra persona.

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