Sonia Rivero, una tiradora con capacidades sorprendentes

Ambos, aunque en grados diferentes, tienen una visibilidad reducida. Rivero, en concreto, tiene once dioptrías por ojo, hipermetropía, astigmatismo, fotofobia, mala formación congénita de ojos, el albinismo… «Un completo, como yo digo. Yo soy la primera que se toma las cosas con humor, porque al final es adaptarse o morir y estas cosas hay que tomárselas así, porque no se acaba el mundo», valora, en un tono jocoso habitual en su día a día, en el que lucha por mantener la normalidad.

Tras unos años de éxitos por su marcado talento, su reloj biológico le pidió parar para ser madre. Eso si, cuando sus hijos (ahora con 20 y 19 años) entraron en la adolescencia la malagueña decidió retomar su pasión, convirtiéndose de nuevo en la referencia deportiva de la casa. Y fue la mejor decisión que pudo tomar, porque en este regreso ha seguido acumulando metales. Sólo este año ha sido subcampeona de Europa (en la modalidad de pie) y oro (de pie) y plata (en tendido) en el Campeonato de España.

Y muchos, con razón, se preguntarán cómo hacen las personas con deficiencias visuales para practicar una disciplina como ésta, en la que este sentido es fundamental.

Los competidores deben agudizar el oído, porque cada diana cuenta con un foco de luz específico que convierte el blanco en una especie de diana sonora. La luz procedente del blanco la capta la mira telescópica de la carabina, que lo convierte en distintas intensidades de sonido que llegan a sus cascos o auriculares. Pura tecnología, aunque también un extra de ayuda human gracias a los guías como el suyo, Antonio Cobo.

Sobre su papel, Sonia explica que «nosotros tenemos una distancia de diez metros con una diana que convierte la luz en sonido y con unas gafas opacas que nos deja literalmente a ciegas por 'fair play' (para que todos partan con la misma visibilidad, nula)». «La función del guía –añade– es colocarte en tu posición, ver la puntuación y la direccionalidad del tiro, ver que no te desvías, no perder el equilibrio durante una hora y cuarto, cosa que puede ser agobiante si, como yo, tienes restos de visión». Todo un espectáculo milimétricamente coordinado.

Para muchos podría suponer una dificultad, pero ella lo afronta como un reto, al igual que cualquier otro deportista. Así se lo han inculcado desde pequeña: no hay obstáculos, sólo pequeños pasos que dar. «Mis padres siempre me han criado como una más. Salía a la calle a jugar. He ido a colegios normales aunque luego tuviera talleres con la ONCE o elementos de apoyo. Las personas 'especiales' son personas normales y así se lo he inculcado a mis hijos, porque sus padres tienen deficiencias visuales, lo hemos naturalizado tanto que a ellos no les sorprende nada», cuenta.

Estos días, su talento y constancia la han llevado a vivir un sueño. Sonia Rivero se encuentra en Emiratos Árabes, donde debutará en su primer Mundial de tiro con carabina. «Voy sin perspectivas, porque como querer, quiero ser campeona del mundo, pero los nervios traicionan y nunca se sabe. Tienes que tener la cabeza muy fría, controlar la respiración y el sonido y hay muchos competidores», reconoce. Aunque dentro de sí, sabe que puede y quiere optar al podio en la prueba.