Saúl Granados escala a la élite del waterpolo

Como cualquier otro niño, Saúl probó diferentes disciplinas de pequeño, hasta que recaló en las piscinas de Inacua para probar la natación. Sin embargo, él y uno de sus mejores amigos se fijaron en otra piscina, la de waterpolo. Con sólo 6 años descubrió este deporte; lo pasaba tan bien dentro del agua que su felicidad se acababa plasmando en la competición. Con su imponente físico, no tardó en destacar. Es más, antes de que le llamase la selección andaluza, debutó con la española. El combinado nacional tocó a su puerta por primera vez en la categoría sub-15, y con esa misma edad ya logró su primera presea internacional, siendo subcampeón de Europa.

Muy físico y con talento para el gol, siguió ligado a la selección, literalmente hasta el día de hoy. Y es que, en estos momentos, se encuentra en Burgas (Bulgaria), disputando el Europeo sub-19, en el que las aspiraciones para España son máximas: «Obviamente, vamos a ir a por el primer puesto, tenemos que estar en el podio al menos, es a lo que aspiramos. Eso sí, tenemos un grupo fuerte, con Hungría, Montenegro y Croacia». No puede evitar ser ambicioso, es parte de su carácter. Además, ansía poder poner el broche de oro a un verano en el que también ha sido quinto en el Mundial sub-18. De lograr medalla en Burgas, sería la tercera de su palmarés internacional, dado que el pasado verano también fue bronce europeo sub-17.

Prácticamente, cuando acabe su aventura europea, tendrá que hacer las maletas para recalar en su nuevo destino: Barcelona, epicentro del waterpolo de élite nacional, donde le espera su nuevo hogar, mientras compagina los entrenos con su entrada en la Universidad para estudiar Ciencias de la Actividad Física y del Deporte. ¿Cómo fue su primer contacto con su nuevo equipo, el CN Catalunya? Así lo cuenta Granados: «Me llamaron en el mes de mayo y no pude decir que no. He tenido varias ofertas y he cogido esta. No sé cómo se fijaron en mí, pero estoy muy ilusionado», reconoce. Y es que el salto es de nada menos que dos categorías, de Segunda (tercer escalón) a la División de Honor. «Entro a una dinámica mucho más profesional, si antes entrenaba dos horas y media, ahora se van a duplicar los entrenos, además que no es lo mismo entrenar para Segunda que para la División de Honor. Seré el más pequeño del equipo este año, pero espero poder ir ganando minutos y confianza poco a poco», reconoce el malagueño, entusiasmado.

Su nuevo club es un equipo que suele ocupar las posiciones intermedias de la tabla, pero como de costumbre en él, quiere soñar en grande: «En la División de Honor hay tres o cuatro equipos más potentes, que suelen jugar en Champions, con grandes fichajes, y luego están varios equipos de nivel similar, que compiten entre ellos, pero ojalá podamos luchar por estar en la parte de arriba». Pase lo que pase, por ahora, se plantea como un buen escenario en el que ganar minutos y experiencia.

–Cantante favorito:

–Mike Towers.

–¿Qué hace en su tiempo libre?

–Cuando estoy en Málaga me gusta ir con mis amigos a un bar del barrio donde jugamos al billar y a los dardos.

–Un segundo deporte:

–El balonmano.

–Un ídolo deportivo:

–En el mundo del waterpolo, sin duda, Felipe Perrone.

–¿Qué quería ser de pequeño?

–Profesor de Educación Física o bombero.

–Un sueño por cumplir:

-Jugar en Europa.

–Su rutina previa a la competición:

–Siempre como pasta o un buen bocadillo y luego, en la piscina, escucho música, calentamos, y si nadamos en calle, siempre tengo que nadar en la calle de la izquierda.

–Una afición:

–Jugar a la Play o dar paseos en bici.

–Algo que se le de muy bien hacer:

–Memorizar cosas.

–¿Y muy mal?

–Cocinar.

–En 10 años se ve...

–Si me va bien con el waterpolo, sueño con llegar a la élite y con ir a unos Juegos. Si no, me veo trabajando de lo mío, pero sin dejar nunca de entrenar.