– ¡Buah! No lo sé, pero la cifra debe rondar los varios millones. No tantos en competiciones como en los entrenamientos.
– No. Se ha convertido en mi pasión. Ya no es ni ir a entrenar, ni mi profesión: es mi pasión y tengo la suerte de disfrutarla.
– ¿Recuerda el primero?
– No, pero recuerdo una cifra. Y es que tengo el récord de Cantabria benjamín con 1,29 metros (su récord de España es de 2,02).
– ¿Le quedan muchos?
– No sé lo que me deparará la vida, aún no tengo fecha de despedida.
– Sus veranos son atípicos: es su época de más trabajo.
– Sí, siempre estoy viajando y con la sensación de que el resto del mundo lleva en sus maletas vacaciones puras y duras. Lleva bikinis, chanclas, toallas... Y yo llevo mis zapatillas de clavos, mi mono de faena. A veces roza ese puntito de envidia.
– ¿Cuál fue su último verano como el de la gente corriente?
– Ya ni lo recuerdo. Sí que he tenido vacaciones de verdad, pero en septiembre y con deportistas. Las últimas fueron en 2011 con Marta Mendía (gran rival y amiga en salto de altura) y Patri Sarrapio (de triple salto) en Nueva York.
– ¿Tiene algún viaje o sueño veraniego pendiente para el día que deje el atletismo?
– Tengo muchísimas ganas de ir a Kenia. Me apetece mucho estar con la tribu masai, hacer un safari, conocer cómo vive esa gente que con cada uno de sus saltos recoge la energía de la tierra.
– La música es una de sus pasiones. ¿Me diría una canción para saltar bien alto?
– Hay una que escucho desde hace tiempo, que me reconforta mucho, y es 'Resistiré', del Dúo Dinámico.
– ¿Una para dormir?
– Me encanta 'Titanium', de David Guetta, pero la versión (más lenta) de Collin McLoughlin, que tiene una voz muy dulce y va cambiando de instrumentos.
– ¿Y una para enredarse entre las sábanas con otra persona?
– Con mi pareja hay una que nos gusta mucho y cantamos, ‘Los charcos’, de Dani Martín. Qué mejor que eso de «los charcos saltaremos tú y yo...».
– ¿La política le ha dado más disgustos o alegrías?
– Más alegrías, por supuesto.
– Llegar a alcaldesa de Santander, ¿sería ganar un oro olímpico?
– No. Para mí la política es un servicio público y no tengo ningún tipo de ambición para llegar más alto,solo ayudar a los ciudadanos.
– ¿Le gusta o le cansa que todas las semanas se recuerde el potencial de las mujeres deportistas en España? ¿Es necesario?
– No. Debería ser más normal.
– ¿Qué ha sufrido usted por el hecho de ser mujer?
– Nada. Estoy feliz y orgullosa de ser mujer y creo que la vida ha sido más generosa conmigo que yo con la vida.
– Mide más de 1,90 y pesa 70 kilos pelados. ¿Se pasa hambre saltando el listón?
– Para nada. Al contrario. La gente se sorprende de cómo como. Me gusta comer sano, que es el secreto, pero como de todo. Y nunca perdono una cervecita diaria.
– ¿Da rabia que en España parezca que solo se piensa en fútbol?
– Claro. Y no es que parezca, es que solo se piensa en fútbol.
– ¿Cuántos actos ha tenido después de los Juegos?
– Más de los que hubiese querido, pero en todos y cada uno de ellos he sentido el cariño de la gente.
– ¿Curte criarse en casa con otros cuatro hermanos?
– Curte muchísimo. ¡Y yo he sido la pequeña! Aunque siempre he sido como la princesa de la casa. Pero somos de hablar alto, de reivindicar nuestros derechos... No cambiaría por nada haber vivido en una familia numerosa.
– Siempre dice que su ídolo es su madre. ¿Por qué?
– Y lo sigue siendo. Es la persona más buena que he conocido en la vida. No es muy expresiva, pero con una mirada te lo dice todo. Es pura bondad, puro amor, aunque no lo exprese físicamente. Es la persona en quien me gustaría convertirme.
– Gana el oro olímpico, coge el móvil y ¿cuántos mensajes y llamadas se encuentra?
– Me asusté. Eran 1.788 conversaciones distintas. Mi miedo fue: «¡Ostras, cuánta gente tiene mi número de teléfono!». Pero contesté a todos.
– ¿Y la primera llamada?
– A mis padres. Yo antes de competir nunca, nunca, nunca, lo hago sin pedir la bendición a mi madre. Y después, en cuanto salgo de la pista, llamo a mi entrenador y si no están conmigo, a mis padres.
«El último verano cumplí mi sueño de ser campeona olímpica»
El mejor verano de Ruth Beitia fue el de 2016. Tras pasarse más de media vida compitiendo en las pistas, llegó la recompensa a esa excelente trayectoria. «Realmente cuando yo soy cien por cien deportista, solo atleta, es porque estoy de vacaciones en mi trabajo (en el Parlamento de Cantabria). Y el verano pasado tuve las vacaciones de mi vida para ir a Río y cumplir mi sueño de ser campeona olímpica». Este verano vuelve a trabajar en su pasión, el atletismo, que es también la de su familia y por pura lógica no deben quedarle muchos más luchando contra el listón. «No sé lo que me deparará la vida, pero aún no tengo fecha de despedida». Puede ser en el Mundial de Londres, en el mitin de Bruselas o en 2018.
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