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Un lance del partido jugado este viernes entre Australia y Alemania del cuadro masculino (acabó 12-12), con el videomarcador de fondo. MIGUE FERNÁNDEZ

El Ciudad de Málaga, convertido en una Torre de Babel

Australianos, keniatas, estadounidenses, escoceses, galeses, irlandeses, ingleses y hasta austriacos, entre otros muchos, asisten al histórico estreno en España de unas Series Mundiales de rugby 7

Viernes, 21 de enero 2022, 12:57

El estadio Ciudad de Málaga se ha convertido en una Torre de Babel, con motivo de una cita histórica para el rugby en España. Por primera vez llegaron a nuestro país las HSBC Series Mundiales de 'seven', una modalidad en el juego del balón ovalado ... claramente en auge y que, de hecho, es la única disciplina olímpica reconocida de este deporte. Primero está siendo la capital de la Costa del Sol y, más tarde, La Cartuja, en Sevilla (el próximo fin de semana) los que acogerán sendos torneos de este circuito masculino y femenino.

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Las gradas del estadio de atletismo se llenaron de seguidores de todas las nacionalidades: de Kenia, Estados Unidos, Australia, Gales, Escocia, Inglaterra, Irlanda... hasta el punto de que no hay mayoría de españoles de no ser por la presencia de los alumnos de 3º, 4º, 5º, y 6º de Primaria del CEIP Clara Campoamor, que se fueron turnando en su presencia en el recinto y que aprovecharon la cercanía al mismo, ya que esta situado en una de las calles del perímetro.

Aficionados españoles, en las gradas del estadio Ciudad de Málaga. MIGUE FERNÁNDEZ

En muchos casos los aficionados tenían motivos más que sobrados para estar en Málaga. Es el caso de Paul y Karen, llegados desde Sydney. Son los padres de Nathan Lawson, uno de los jugadores de Australia, que es una de las selecciones más potentes en esta disciplina. Algo similar sucede con el dublinés Denzel. Su hija, Kate Farrell McCabbe, fue una de las artífices de la rotunda victoria de Irlanda ante las 'leonas' españoles en el debut de estas en el torneo.

Pero en otros casos muchos seguidores presentes en el estadio confirmaron que lo suyo es pura devoción por el rugby, como Ian, procedente de Glasgow. Aunque iba con el popular 'kilt' escocés, llevaba una gorra de Australia que delataba que había estado en Australia en otra cita de las HSBC Series Mundiales. «He viajado a Ciudad del Cabo, Las Vegas,... y también quiero ir a Toulouse», comentó a este diario, encantado también del clima invernal de Málaga. «En Glasgow estamos ahora a un grado... Me ha sorprendido lo bonita que es esta ciudad».

No era necesaria la presencia siquiera de selecciones en el torneo de las mismas nacionales que su tropa de seguidores. Con camisetas verdes diseñadas especialmente para la ocasión compareció casi en su totalidad el equipo del Rugby Union Donau, de Viena. Austriacos, pero alguno con pequeños vínculos con España, como Pamela Scharrer, criada en Canarias. «En Austria el rugby es amateur y tiene menos peso que en España», explicó, y contó que, aunque su equipo, femenino, es de la máxima categoría, la situación de pandemia ha dejado sólo una competición. Max Navas es el entrenador de las chicas, también en Málaga, y las jugadoras disfrutaron con la experiencia de ver a algunos de los mejores equipos del mundo femeninos de 'seven'.

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Una aficionada estadounidense (arriba) sigue la salida al campo de dos equipos; sobre estas líneas, el Donau austriaco de rugby femenino, y a la derecha una seguidora brasileña con otra española. MIGUE FERNÁNDEZ

Se vieron ‘pumas’ (como se conoce a los jugadores argentinos), leones y leonas (los españoles), ‘wallabies’ (los australianos), ‘springboks’ ( como se llama a los sudafricanos), entre otras ‘especies’ sobre el césped del Ciudad de Málaga. Faltaron los ‘All Black’, (y las ‘black ferns’ femeninas), las grandes estrellas de este deporte debido a las restricciones y a las dificultades provocadas por la pandemia. De hecho, varios de los equipos participantes han sufrido algún positivo en Málaga y tienen que aislar a sus jugadores. No se ha librado ni España.

Un formato muy atractivo y sin interrupciones

El rugby siete engancha por su formato en sí: partidos de dos periodos de sólo siete minutos, con reloj corrido e intermedio muy breve (sólo dos minutos). Además, el programa, de casi doce horas este viernes, apenas dejó descanso entre partido a partido, sólo el forzado por la baja de última hora de Fiyi, que no ha podido viajar finalmente por la pandemia y sin que le haya podido encontrar sustituto.

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No hubo tiempo para aburrirse, con la espectacularidad de una disciplina que potencia el factor velocidad, con muchos espacios libres (se juega en el mismo campo que el rugby tradicional a quince) y con una pantalla de grandes dimensiones para acercar el desarrollo de las jugadas y las melés. El césped del Ciudad de Málaga, mostró una imagen espectacular, con los logotipos de World Rugby y el patrocinador principal (HSBC) pintados de color marrón sobre la propia hierba en la zona central. El módulo cubierto de atletismo se llenó con casetas para tratamiento de fisioterapia de cada país, y una de las salas auxiliares se llenó de analistas, que cuantifican las principales estadísticas del torneo. Numerosos medios internacionales siguen también la cita.

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