Rocío Martín, la nueva promesa del bádminton nacional

Alejada del romanticismo de las historias de superhéroes e ídolos platónicos se encuentra la joven badmintonista Rocío Martín (Mijas, 2007), cuyos referentes no fueron ni Carolina Marín ni ninguna otra medallista o campeona de calibre internacional. Fue su hermano mayor: «Empecé a jugar al bádminton porque él lo hacía». A veces las grandes historias quedan en casa y en la cotidianidad del día a día. Hoy por hoy tiene 16 años y reconoce no haber practicado jamás otro deporte después de coger una raqueta por primera vez a sus 7 años.

El crecimiento deportivo que ha experimentado en estos nueve años ha sido absolutamente meteórico. Ella, que empezó a practicarlo de una forma completamente recreativa y a modo de 'pasatiempo', participó en un TTR –como se les llama a los torneos de la disciplina– por primera vez cuando cumplió los 10, representando al club de Mijas en la localidad sevillana de Cabezas de San Juan. «El polideportivo estaba al lado de casa», recuerda. Quedó segunda en su debut y empezó a tomárselo un poco más en serio. «Me sirvió de motivación», cuenta. A partir de aquello, todo fue crecimiento y desarrollo. «Jugué algunos campeonatos más con el club hasta acabar la temporada», rememora. «El club de Mijas es un club de barrio y allí no iba a tener muchas oportunidades. Fue entonces cuando mis padres decidieron llevarme al de Benalmádena, y aquí sigo entrenándome y compitiendo», explica sobre su salto.

La proyección de Martín fue tal que en el año 2020, con sólo 13 años, apareció en su vida la oportunidad de mudarse a Huelva para entrenarse en el centro de tecnificación más importante de Andalucía. Se encontró con esta coyuntura por estar considerada, por aquel entonces, la mejor española de su edad. «No me lo pensé dos veces. Lo tenía claro. Ha sido allí donde he empezado a competir a nivel internacional y de forma un poco más profesional», cuenta.

De momento su palmarés es amplio, habiendo sido campeona de España sub-13 en modalidad individual femenino, campeona de España sub-17 y doble campeona de Andalucía sub-17 en individual y dobles mixtos, más alguna medalla a nivel internacional y otros 'Másters'. La malagueña sigue defendiendo los colores del Club Bádminton Benalmádena, aunque se entrene lejos para una preparación más completa.

La competición de bádminton es peculiar, porque se desdobla en tres frentes: individual, dobles (masculino y femenino) y mixto. Y se compite por clubes. «Yo, aunque me entrene en Huelva, compito con el Benalmádena», aclara. La máxima categoría de bádminton nacional, denominada Top 8 LaLigaSports, la componen, como su nombre indica, ocho equipos, entre los que ha estado los últimos años el Benalmádena, que hace unos meses descendió. El actual campeón es el IES La Orden onubense, ubicado en uno de los epicentros de la disciplina dentro de nuestras fronteras, que también es el lugar donde nació y se crió profesionalmente la mejor jugadora de la historia de España, Carolina Marín, oro en los Juegos de Río de 2016 y tres veces campeona del mundo (2014, 2015 y 2018).

Rocío Martín sabe también qué es competir bajo la bandera de su país. Es una experiencia que recuerda con claridad porque se dio este agosto. La cita no podía ser más señalada: el Europeo sub-17, disputado en Vilna (Lituania), donde consiguió hacerse con dos quintos puestos en individual y también en dobles mixtos. Sobre el panorama internacional, recalcó el alto nivel que muestran en la actualidad los daneses y subrayó el dominio de los asiáticos, donde la cultura del bádminton va más allá del deporte.

A nivel nacional, asegura, el bádminton lleva una tendencia ascendente en cuanto a volumen de práctica: «Ahora mismo lo juega más gente que cuando yo empecé». No obstante, el perfil tipo de jugador se inclina a cambiar. «Carolina (Marín) es muy buena en individuales, pero ahora el panorama se está orientando a los dobles. Hoy en día tenemos muy buenos jugadores, pero la mayoría son doblistas», cuenta. Ella actúa y se desempeña con soltura en las tres modalidades existentes, aunque sus preferidas son dobles mixtos e individual.

Con una risa algo nerviosa cargada de humildad al ser preguntada si era de lo mejor que tiene España en su categoría, contestó con un simple «sí», sin tapujos, consciente y realista de su talento y la situación que tiene entre manos a sus tempranos 16 años.

Consciente también de la complejidad de poder vivir de deportes que quedan lejos de los focos, afirma formar parte del selecto grupo de afortunados que, al menos por ahora, lo consigue en su disciplina: «Realmente vivo de esto ahora mismo. Estoy con una beca con la que me lo pagan todo, alojamiento y comida. Quitando estas es muy complicado, pero sí que se puede llegar a vivir de esto».

Rocío Martín encara en esta segunda quincena de agosto los coletazos del verano, antes de entrar al Bachillerato. Focalizada en el deporte y con la firme intención de vivir de ello, pronostica acabarlo en tres años, por tener que entrenarse por las mañanas. Y lo hace con la intención de ir a Blume, el centro de tecnificación deportiva de Madrid, «este sí que es el verdadero epicentro del bádminton en España», afirma. En el futuro divisa el grado en Fisioterapia. «Es una forma de complementar el deporte y los estudios», cuenta. Además, intentará acceder por la vía de los deportistas de alto rendimiento: «Es cada año más complicado, porque cada vez lo tienen más deportistas».