Se define como «supercompetitiva» y le viene como anillo al dedo realmente esta calificación, porque nunca ha entendido el deporte sin esa adrenalina previa a todo torneo. Su nombre, aunque aún desconocido para el gran público, cada vez suena con más fuerza en la órbita ... nacional del bádminton. No sería de extrañar que, en unos años, la veamos peleando en la élite absoluta de esta disciplina que puso en boga en nuestro país la campeona europea, mundial y olímpica Carolina Marín. Y hasta la tierra de este icono andaluz, Huelva, se trasladó con sólo 13 años la mijeña Rocío Martín, que ahora, con 17, apura sus últimas experiencias en categorías inferiores antes de dar el salto al nivel absoluto.
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Esta joven malagueña ya creció con el espíritu deportivo en casa. Se fijó en su hermano, que comenzó practicando bádminton en el pabellón que tienen justo al lado de casa, una humilde escuela a la que no tardó en apuntarse ella, viendo cómo se divertía su hermano entrenando. Sin embargo, y aún siendo sólo una niña, las primeras trazas de su carácter ambicioso ya salieron a la luz: «Llegó un momento en el que se me quedaba corto y me busqué un hueco en el Club de Benalmádena para empezar a competir, ya con 10 u 11 añitos», recuerda. Tal fue el éxito de esta perla que a los 13, en el verano tras el confinamiento, se le ofreció una beca para el Centro de Tecnificación Andaluz de Bádminton, en Huelva.
Su pasión era tal que asegura que sus padres jamás le pusieron un impedimento para marcharse de casa con sólo 13 años. Aquella plaza en la institución onubense supuso un antes y un después para ella, y es que fue en aquel cambio cuando comprendió que haría todo lo que fuera para convertir este deporte en su modo de vida. «Todo cambió en el momento en el que me dieron la opción de venir a Huelva. Para mí el bádminton siempre ha sido una prioridad, pero lo llevaba paralelo a los estudios. Sin embargo, al venirme aquí, mi vida ha pasado a girar en torno al bádminton», refrenda.
Para ella es un sueño poder entrenar a diario en un Palacio de los Deportes que lleva el nombre de su ídola, Carolina Marín, así como entrenarse con otras futuras promesas de este deporte que, como ella, anhelan con llegar al escalón más alto: «Mi sueño es llegar a unos Juegos Olímpicos. Sé que es muy complicado, pero sería el gran sueño de mi vida, como el de todo deportista», valora.
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Por el momento, a sus 17 años, aún está en pleno proceso de transformación. Eso sí, ya puede enorgullecerse de haber dado grandes pasos en su carrera. Martín años acudiendo a torneos internacionales con la selección española, los más importantes hasta la fecha: el Europeo sub-17 de Lituania del pasado 2023, y el Europeo júnior de Ibiza del mes pasado. Y aunque apunta que los resultados no fueron según lo esperado, no se desespera en su camino. «Sólo el hecho de estar con la selección española es increíble y muy ilusionante para mi. He madurado a la fuerza desde que estoy aquí en Huelva y sé que todo lleva su tiempo», valora, haciendo gala de sensatez.
Por ahora, en su palmarés sí que destacan ya varias medallas nacionales, habiendo sido varias veces campeona de España tanto en individual como en dobles femenino y dobles mixto (esta última, su especialidad), desde sub-13 hasta sub-17, así como con el combinado autonómico en categorías inferiores. Sin embargo, aunque agota sus últimos cartuchos como júnior, ya ha conseguido su primer logro como absoluta, concretamente el pasado fin de semana, en Tenerife, donde la mijeña se proclamó campeona de España de selecciones con un combinado andaluz absoluto liderado por el mítico internacional Pablo Abián. El broche de oro a un año en el que también ha sido campeona Andalucía en dobles mixto y tercera de España en dobles mixto, junto al asturiano Jesús de Burgos.
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Aunque aún le queda un último año como sub-19 en 2025, ya comienza la travesía de Martín en la categoría absoluta, un paso crucial en la carrera de cualquier deportista, que, como ella bien sabe, supondrá un esfuerzo extra: «El campo ya se abre un montón, sube muchísimo el nivel, crece el número de competidores… Uno viene de jugar en sub-17 y sub-19, que son categorías más reducidas, y ahora tendré que afrontar un golpe de realidad y trabajar para demostrar quién soy», valora, siempre motivada y confiada en su trabajo. Y no es para menos, porque desde el Centro de Tecnificación se entrena tres días a la semana con dobles sesiones que superan las cuatro horas y media, además sesiones únicas de unas tres horas el resto de días de la semana, todo ello siempre compaginando el físico y la pista... además de los estudios.
La joven promesa cursa un bachillerato fraccionado que le permite contar con menos asignaturas anuales para poder compaginar mejor el plano académico con el deportivo. Y, en cuanto acabe esta etapa, tiene su siguiente meta clara: «Mi pensamiento es acabar el bachillerato e intentar entrar en la Blume, pero para eso tengo que demostrar resultados, tengo que rendir», explica consciente de la dificultad de recibir una beca para el Centro de Alto Rendimiento de Madrid. La suya es una carrera de fondo, pero sin duda, ella marcha ahora en el grupo en cabeza, muy bien situada para, en los próximos años, poder lograr la escapada.
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