El reinado de 'La Esencia' Molina continúa

El malagueño, que vistió pantaloncillos y un traje blanco, inmaculado como su trayectoria más reciente, volvió a hacer gala de un enorme poder de autodeterminación para seguir agrandando su leyenda. Fue mejor en un combate a doce asaltos en el que peleó contra un 'robot'. El experimentado Messaoud se presentó como un auténtico hueso, capaz de aguantar las ofensivas de Samuel Molina, que a más de uno lo habría mandado a la lona antes de que sonara la campana del duodécimo 'round'.

'La Esencia' creció con el paso de los asaltos, dando pasos hacia el frente conforme avanzó el combate, también con el apoyo y la energía de su inseparable Boris Heredia, su entrenador. Su esquina, una vez más, tomó un papel fundamental para que la mente del púgil criado en el Paseo de los Tilos se mantuviera firme. Una mente trabajada en el día a día, sabedora de que en la fortaleza de la cabeza están las cosas maravillosas. El combate tuvo dos partes bien diferenciadas: una primera algo más conservadora por parte de ambos boxeadores y una segunda donde los golpes comenzaron a sucederse de forma continua y en la que el malagueño impuso su explosividad. Fue una victoria ajustada, pero muy trabajada.

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Matías Stuber

Los pantaloncillos blancos de Samuel Molina no tardaron en teñirse de rojo por la sangre y la cara de Messaoud, que vistió de negro, comenzó a hincharse y a enrojecerse por los golpes. Pero ninguno se fue al suelo. El trabajado de sus respectivas esquinas fue fundamental para curar esas heridas que fue dejando el transcurso de la pelea. Ambos confiaron en su boxeo y, cuando sonó la campana al final, comenzaron a celebrar. Aunque de forma más convincente la Saga Heredia, el equipo del malagueño, conscientes de que el trabajo se había solventado con éxito.

Aficionados invadieron el cuadrilátero tras confirmarse la victoria del malagueño y, entre las caras que abrazaron a 'La Esencia' cuando ya se había colgado sus dos cinturones, se erigió una muy conocida. El blanquiazul Kevin Medina, que recién había regresado de Cartagena tras participar en la victoria del Málaga, no se quiso perder la cita y acudió con la indumentaria del equipo de Martiricos. Ambos, púgil y futbolista, se fundieron en un emotivo abrazo para celebrar la nueva gesta de Molina, que queda a un paso de su gran objetivo, el que será su gran golpe si nada se tuerce: pelear por un título mundial en Estados Unidos. Para ello tendrá que realizar una última defensa de su título europeo.

El escenario estuvo a la altura de la velada, que acogió diez combates profesionales. La Saga Heredia, promotora encargada de su organización, aprovechó que el Unicaja dejaría libre el Palacio de los Deportes este fin de semana con motivo de la Copa del Rey que se disputa de forma simultánea en Gran Canaria para dar al evento la dimensión que merecía. El primer anillo del Carpena lució una gran entrada y el público se volcó con un boxeador que ya es un ídolo entre los más pequeños, muchos de ellos portando banderas con su cara y su nombre.