La Granizada

Raúl Muñoz: «Tenemos claros los objetivos, pero nos olvidamos del proceso para lograrlos»

Entrevista con el jugador de voleibol, capitán del Costa del Voley senior masculino

Joaquina dueñas

Sábado, 27 de agosto 2022, 23:45

Profesional del voleibol, Raúl Muñoz lleva desde los 16 años dedicado al deporte. Un camino que le ha llevado a la docencia como profesor de ... educación física, disciplina en la que quiere que la competición, desde su perspectiva más sana, se integre en el desarrollo de los menores. De hecho, 'La competición como herramienta de superación y trabajo personal' ha sido el título de su Trabajo Fin de Grado presentado este mismo verano.

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–¿Qué puede aportar la competición a la educación?

– Como profesional en la educación y el deporte, la competición tiene que ser la superación de ti mismo para poder conseguir tus objetivos, no el reflejo de alguien para competir contra alguien. Se trata de intentar superarte a ti mismo, no solo en los rendimientos deportivos. Se le ha dado una connotación negativa al tema de la competición en la educación. Se ve como algo que hay que retener y que hay que alejar de los niños porque saca la peor versión de ellos pero creo que es un error y una estigmatización por el enfoque equivocado que le damos los adultos. Hay una competición sana.

–¿Cómo ayuda la competición a gestionar la frustración?

–La sociedad en la que vivimos hace que todo lo queramos en el mismo momento. La gente tiene muy claros los objetivos que quiere y a dónde desea llegar pero se olvida de algo imprescindible: del proceso que lleva a conseguir eso. Los objetivos son correctos, buenos y alcanzables, pero el trabajo que lleva conseguirlo, que es el 80 por ciento de su consecución, no se tiene en cuenta. Hay que enseñar al alumno y al deportista que hay un proceso y que no es inmediato. Un camino con obstáculos en el que hay que aprender a saltar piedras, a distinguir aquellas que no se pueden saltar y que es mejor rodear, o los charcos en los que parece que no se puede salir, pero sí que se consigue. Hay una serie de etapas que se pierden por la inmediatez. Además, las expectativas también se idealizan en el mundo en que vivimos. Puedes usar filtros en los que la persona sale más guapa, por ejemplo. Hay que marcar los objetivos personales sin perder la esencia. Buscar qué es lo que te mueve, sea lo que sea a lo que te quieras dedicar y trabajar para lograrlo.

–¿Qué le movió a acompañar a chavales en la etapa educativa?

–Desde pequeño tenía muy claro que me gustaba ser profesor y me encantan los niños. A esto se suma el factor deportista porque me he encontrado tantas veces solo, sin ayuda y sin herramientas… Solo habría bastado un poco de empatía o de escucha. Esos dos factores me han hecho querer acompañar a los alumnos facilitando herramientas que puedan serles útiles en su camino. Que aunque se equivoquen mil veces, porque eso va a suceder, estar ahí y que nunca se sientan solos. Que los alumnos no sientan que se les abandona frente al precipicio, que sepan que, si tienen que saltar, al menos hay una cuerda que esté bien agarrada. Saltará solo y si se equivoca no pasa nada, pero si logra llegar al otro lado no será cuestión de suerte sino de trabajo. Los niños son libros en blanco que pueden escribir su historia y cuanto mejor acompañados estén como personas y como deportistas será también bueno para la sociedad en general.

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–¿Se parece la vida que tiene ahora a la que soñaba cuando era usted ese libro en blanco?

–Creo que sí. Yo tenía muy claros mis objetivos. Quería ser de los mejores jugadores y he conseguido ser mejor jugador de Europa, de España y he estado muchas veces valorado entre los mejores de España. Mi objetivo y mi propuesta personal era esa, estar ahí y competir contra los mejores, y lo he cumplido. La educación que he recibido de mis padres también era tener un 'plan B', además del deportivo. Y por eso también ha sido importante para mí tener una buena educación, tener mi formación académica para poder ejercerla.

-En este recorrido, ¿cuáles son los valores que el deporte le ha aportado?

-Hay muchos principios y valores que enseña el deporte. El trabajo, el sacrificio, la superación, la entrega, el compañerismo y conocer a muchos tipos de personas diferentes, con culturas distintas, creencias religiosas…. Todo ellos te llevan a ser una buena persona. Para mí, ha sido un proceso en el que he tenido que evolucionar mucho más rápido que los niños de mi edad porque mi día a día con 16 años era estar rodeado de gente de 25 y 26 años, profesionales que se dedicaban solo y exclusivamente al voleibol. El proceso de adaptación ha tenido que ser mucho más rápido y la manera de comportarme, distinta a la de los chicos de mi misma edad. Tienes que tener muy claro que para llegar a la élite tienes que dejar atrás y sacrificar muchas cosas. El camino es largo, es sacrificado pero luego aporta muchísimos beneficios. De nuevo, el proceso para lograr los objetivos.

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-Más allá del Raúl deportista y profesor, ¿cómo es el Raúl Muñoz en la intimidad?

-La verdad es que el Raúl profesional del personal es diferente porque soy muy exigente en el deporte y perfeccionista hasta el máximo nivel, pero en el plano personal soy más el que se deja llevar, muy cariñoso y me cambia incluso el carácter. Mi carácter lo he tenido que definir porque he estado con gente mayor desde los 16 años y he tenido que ser fuerte y buscar mi sitio. Pero el Raúl íntimo lo conoce poca gente: soy muy muy familiar y me encanta pasar tiempo leyendo y paseando… cosas muy sencillas. Estar tranquilo. Estar en la playa con un buen libro, tomar un café durante dos horas o ir con mi familia a Andújar son algunos de mis planes preferidos. Aunque la esencia en la misma. Soy todo corazón en el deporte y fuera de la cancha.

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