![Raquel Lázaro, una perla malagueña asentada en la Champions del voleibol](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/01/30/FotoJet(198)-RPcy6sKGBT3xvE29hUcqjpN-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
![Raquel Lázaro, una perla malagueña asentada en la Champions del voleibol](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/2024/01/30/FotoJet(198)-RPcy6sKGBT3xvE29hUcqjpN-1200x840@Diario%20Sur.jpg)
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Hace ya más de una década desde que se marchó de casa, y no, no sobrepasa ni los 30 ni los 40 años, sólo tiene 24, pero su físico, talento y perseverancia llamaron la atención desde que era prácticamente una niña. Eso sí, aunque pasen ... los años y haya residido ya en tres países, sigue teniendo cierto acento malagueño. Raquel Lázaro fue una de las grandes promesas nacionales del voleibol y, a día de hoy, ya se ha consolidado como una referencia española. Miembro del equipo nacional desde las categorías inferiores hasta hoy, en la absoluta, compite esta temporada en una de las ligas más exigentes que existen: la Bundesliga alemana.
Aún recuerda cuando, con 13 años, la llamaron para unirse a 'La Permanente', la concentración de la selección nacional de voleibol, con sede en Soria. Aunque por aquel entonces le costó algo más separarse de los suyos y marcharse de casa, lo vivió como una aventura… Sabía, por sus cualidades, que el deporte acabaría siendo su pasión, y por suerte, ya hace dos años que puede vivir profesionalmente de esto.
Tras hacer historia en 2022 convirtiéndose en la primera jugadora española en alcanzar la Final Four de la NCAA con su equipo de la Universidad de Louisville, Raquel, por cierto hija del exjugador y entrenador del Unicaja, Jesús Lázaro, recibió la llamada de la considerada como mejor liga europea, la italiana, para alistarse en las filas del Megabox Vallefoglia. Disfrutó de aquella experiencia, pero le llegó una nueva oportunidad que no pudo rechazar y que supondría un nuevo reto para ella: debutar en la mayor competición continental, la Champions.
Así, la colocadora, de 1,83 de estatura, llegó a Alemania el pasado mes de septiembre para unirse al Postdam, el campeón de la Superliga germana. Un equipo con un variado plantel de nacionalidades, aunque con ella como única española. Por fortuna, tras su paso formativo por Estados Unidos, practica perfectamente el bilingüismo. «En Italia lo pasé muy bien, pero jugar la Champions mola mucho. Además, acabamos de pasar la fase de grupos, que es la primera vez en la historia que lo consigue el club, y ahora disputamos la siguiente fase, de 'play-offs' (octavos) ante el Stuttgart, el mejor equipo de Alemania, así que es un orgullo», valora..
Lleva un ritmo frenético, de dos partidos por semana, y además de estar haciendo historia con el club en la élite continental, también son cuartas en la Bundesliga, por lo que, a priori, accederían al 'play-off' por el título al término de la liga regular. Además, mirando por sí misma, asegura que está creciendo a nivel personal y deportivo, algo en lo que ayuda bastante el que se trate de una liga especialmente profesionalizada, lejos de la situación de España: «Aquí todo es superprofesional, todas las jugadoras están a un muy bien nivel, meten mucha caña en los entrenamientos y hay bastante competitividad porque todas queremos jugar, claro», explica.
Eso sí, no todo ha sido un camino sobre un lecho de rosas, porque anímicamente, no logró encontrar su mejor versión hasta hace escasos días, quizá semanas. Así lo explica: «Estoy mejorando mucho mentalmente. Al principio de temporada quizá me fue más complicado todo, pero estuve trabajando con mi psicóloga deportiva, porque no estaba confiando en mi juego, no fluía, y ya estoy encontrando mi energía habitual, mi confianza, y eso se nota a la hora de jugar». Ahora que vuelve a recuperar la sonrisa, no ha tardado en convertirse en la alegría de la huerta en el vestuario, y es que Lázaro no sabe ser de otra forma más que alegre, simpática, bromista... Pero eso sí, también inconformista. Precisamente por ello, aún ve muy lejano su regreso a España.
«No sé dónde estaré el año que viene, pero fuera de España, seguro, aún no me toca volver y cuando vuelva será porque esté en el tramo final de mi carrera. Al final, en España, si no se implican económicamente, no logran que quieran venir jugadoras de fuera ni que nos quedemos las que queremos dedicarnos a esto», reconoce. Eso sí, como buena patriota, Lázaro sueña con seguir vistiendo siempre los colores de su país en la selección en la que ya está más que consolidada, como la única malagueña. «Este año tendremos la oportunidad de buscar la clasificación para el Mundial, ojalá podamos conseguirlo, sería un sueño. Estoy muy ilusionada, además hemos creado un muy bien ambiente en el equipo y creo que al final somos todas muy luchadoras y plantamos cara». Muchos retos por delante en un ilusionante 2024.
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