De pequeño, su padre le dijo una frase que no olvidará jamás: «Sé lo que quieras, pero sé siempre el mejor». Esta figura, y en general su familia, siempre ha sido el pilar fundamental de su vida. Fue una charla con su padre la que ... le hizo salir del mayor bache psicológico que atravesó. Y el mundo debería agradecérselo, porque de no haber vuelto entonces, no podríamos haber disfrutado de ver a un malagueño convertido en el primer (y único) medallista olímpico español de snowboard cross. Este deporte extremo se ha llevado a personas que quería, le ha hecho pasar por el quirófano en múltiples ocasiones y le ha restado movilidad a su joven cuerpo de 30 años; le ha quitado mucho, pero también se lo ha dado todo. Por ello, tenía claro que cuando dejara de disfrutar de él, se bajaría de la tabla en cuanto a competición.
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Regino Hernández es una de esas personas con un mundo interior infinito. Su mirada y su aspecto pueden denotar distancia, pero en realidad, su personalidad es muy llana. Además, es una caja de sorpresas: tiene un don para los deportes, viene de una familia de jugadores de balonmano, es vegano, fan del mundo 'gamer', la moda, lo urbano, el motor y la psicología. Pero además, tras su meditada y en parte forzada retirada (en noviembre), ahora también es empresario y disfruta aprendiendo de dos nuevas pasiones: el golf y el pádel. Fue precisamente en una pista donde localizamos al olímpico tras unos meses lejos del foco mediático. Quería descansar y empezar a disfrutar de todo lo que ha cosechado.
-Lleva mucho tiempo desaparecido del mundo, y además lo ha hecho a propósito…
-Sí, necesitaba ya el descanso, son muchos años en la élite (desde los 16) y a los 30 cuerpo y mente me decían 'hasta aquí'. Además, estaba quemado de la vida de estar sufriendo para alcanzar unos objetivos y que la recompensa económica no mereciera la pena. Al final nos movemos a base de becas; si un año no tienes resultados o estás parado por lesión, al siguiente, ni un euro.
-¿Y los patrocinadores?
-No dan para tanto, dan más en el freestyle, ahí puedes vivir sin competir; en el snowboard cross, no.
-En cross es cierto que lleva años compitiendo en Copas del Mundo, pero su verdadero salto a la fama llegó con los Juegos y su inédito bronce.
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-En Copas del Mundo fui campeón sub-21, subcampeón del mundo por equipos en Sierra Nevada, algún que otro podio… Pero es verdad que los Juegos son los que más resaltan. Yo he estado hasta en tres, pero el cuerpo no me pedía seguir, además no he tenido el apoyo de la Federación Española. Me he tirado desde 2018 sin entrenador.
-¿Cómo se entrenaba entonces?
-Yo solo, en función de mis sensaciones, viendo vídeos de mis entrenos e intentando corregirme, pero no es lo mismo.
-¿En tantos años, la Federación no atendió a sus quejas?
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-Nos decían que estaban buscando, nos daban largas. Éramos tres, Lucas, Laro y yo, y ninguno teníamos entrenador.
-Tanto conflicto, unido a las lesiones, acabó dándole motivos para retirarse, ¿cierto?
-Claro, yo me rompí dos vértebras, luego, el año pasado, me destrocé la muñeca y tuve una operación con clavos, tornillos… Luego nuestro deporte es de mucho impacto, yo tengo ya el menisco mal, tuve que infiltrarme células madre… Todo eso sí me lo ha cubierto el seguro de la Federación y mi médico, el doctor Nogales, que también es el del Unicaja.
-¿De cuántas operaciones estamos hablando?
-Ahora mismo en mente tengo cuatro o cinco: dos en la rodilla, las dos clavículas y la muñeca.
-¿La más dolorosa?
-La de la muñeca, me rompí el semilunar y me disloqué todos los huesecillos, que ya me afectaban al nervio.
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-¿Le quedan secuelas?
-No tengo movilidad. No puedo flexionar más de 90 grados, pero para el día a día no me molesta mucho.
-¿Sigue entrenando?
-Siempre, el deporte es mi vida desde que tengo uso de razón: si no era el balonmano, era la nieve, el patín, la bici… Ahora juego al golf, al pádel, hago surf, gimnasio… Me encanta el deporte.
-Quitando el surf, cualquiera diría que cumple con el tópico de vida de jubilado…
-(Ríe). Depende de cómo lo cojas. Hace poco me levanté con unas agujetas tremendas después de jugar al golf. El golf siempre me había llamado mucho la atención, es todo lo contrario a lo que he hecho siempre y me gusta el que sea muy mental.
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-¿Y qué nivel tiene en pádel?
-Tercera alta más o menos, ahora quiero probarme en segunda categoría. El pádel es un deporte más rápido, más similar al balonmano, muy explosivo.
-¿Qué recuerda de su etapa de jugador de balonmano?
-Mi equipo era el San Francisco de El Coto de Mijas, éramos rivales directos del Maristas; mi padre estuvo jugando en Primera en el Puleva. Justo el año en que el equipo ascendió a Asobal despidieron a mi padre por bajito.
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-¿Le dio un disgusto cuando dejó el balonmano?
-No, para nada, mi padre sólo me decía: «Dedícate a lo que quieras, pero sé siempre el mejor», da igual si eres camarero, médico, deportista… Lo que sea. Eso es lo que le diré también a mi hijo en el futuro, que haga lo que le apasione.
-¿Tiene instinto paternal?
-De momento, no. Tengo una sobrina, así que de momento, bien.
-¿Su padre a qué se dedicó después? ¿Y su madre?
-Mi madre también fue jugadora de balonmano y llegó a ser campeona de España con el equipo de Ceuta, y mi hermana Paola estuvo preseleccionada para la selección española. Mi padre se dedicó al balonmano y ya cuando se vino a Málaga trabajó como cámara en Tele Ceuta, y aquí abrió su propia tienda de deportes y se especializó en deportes extremos. Él empezó a hacer snowboard para saber lo que vendía, enganchó a mi madre, a mi hermana y a mí, yo hago snowboard por ellos.
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-Seguro que era de esos típicos niños que con 4 años ya estaba bajando las pistas rojas de Sierra Nevada…
-Sí, yo a los tres años ya esquiaba y a los cuatro me puse la tabla, me tenían que traer el material desde Estados Unidos porque aquí no había para mi talla.
-La nieve siempre ha sido su pasión; la otra son los videojuegos.
-Total, mi primera consola fue la Family Computer de mi padre, que siempre le han encantado los videojuegos; la otra, la Game Boy 1.
-Se está centrando mucho en este mundo, ¿se ve dedicándose a ello?
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-Como jugador, no. Yo disfruto de ello. Una época, con el patrocinio de Movistar, tuve mucha cercanía con los Movistar Riders, entonces empecé a descubrir todo lo que hay detrás de los e-sports y sí que hay muchas similitudes con el deporte. Físicamente no es lo mismo, obviamente, pero mentalmente es casi idéntico. Me atrae mucho este mundo, pero por placer y también por la psicología. Me gustaría ser psicólogo deportivo enfocado a los e-sports.
-Qué concreto. ¿Y no le gustaría serlo en su ámbito deportivo? ¿Busca alejarse quizás?
-No, para nada, también me gustaría. Yo no cuelgo la tabla, yo dejo de ser deportista de competición, pero seguiré haciendo snowboard; ha sido mi vida y enfocar la psicología en el deporte tradicional también me gustaría. Yo he tenido tres psicólogos y al final no es lo mismo una persona que sólo haya estudiado a que, además, haya pasado por lo mismo que tú deportivamente, que te dé herramientas para salir del boquete, que sepa de verdad por lo que pasas, como las lesiones o el no tener un duro y tener que pedirle a mis padres dinero para echar gasolina.
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-¿Cuál ha sido su mayor 'boquete'?
-En 2013, antes de los Juegos de Sochi, cuando estuve a punto de dejarlo. Estaba mal con la Federación, no me sentía a gusto, encadenaba lesión tras lesión… No sabía cómo salir de aquello. Fueron muchísimas cosas las que vinieron de golpe: lesión de rodilla, de hombro…
-¿Y cómo salió de aquel bucle?
-Gracias a mi padre. Me senté un día a hablar con él y me dijo que me apoyarían y ayudarían en todo lo que pudieran. Me dio fuerza el saber que ellos estarían ahí decidiese lo que decidiese.
-¿Influyó también en su bache psicológico el fallecimiento de su amigo en un accidente con el snowboard?
-Eso fue en otro momento (2015); fue un accidente en la sierra.
-¿Siente miedo cuando se sube a la tabla?
-No, la tabla forma parte de mí, son como mis zapatos. Yo sabía que en cualquier competición podía quedarme en silla de ruedas, era consciente de los riesgos de este deporte, pero lo ponía en una balanza y me compensaba. Ahora es cuando veo que no compensa correr el riesgo de lesionarme para lo que después recibo a cambio, fue uno de los motivos de mi retirada. Pero no se puede ir con miedo, hay que ir con respeto.
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-¿Cree que echará de menos la competición?
-De momento, no.
-¿Se ha subido ya a una tabla?
-No, pero porque no he tenido tiempo.
-Ha pasado poco tiempo y además ha vuelto a casa después de su época en Madrid.
-Como aquí, en ningún sitio. Cuando volví alquilé un piso, además a unos minutos de El Higuerón.
-Viene a jugar todos los días...
-Ríe. ¡Sí! Yo empecé a jugar al pádel aquí con 17 años, pero luego lo dejé y ahora he retomado clases y partidos y hasta torneos.
-Y ahora ya sí que puede vivir de lo que ha ido ahorrando estos años, ¿no?
-Sí, tengo algo ahorrado y además monté mi negocio aquí en Fuengirola, el restaurante Mahalo Poké. Mi amigo de la infancia es el dueño de la franquicia y el local de Fuengirola lo monté yo. Es una gran opción de comida saludable.
-Entiendo que no es muy aficionado de la comida rápida…
-Le doy a todo, pero para empezar, soy vegano. Antes era vegetariano porque había muchos países en los que no podía comer nada, y eso como deportista no podía hacerlo. Para mí, si sabes comer, la mejor comida es la vegana.
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-Y la decisión la tomó porque…
-Pues por el documental 'Game Changers', que habla de deportistas de élite que son veganos, y me decidí a probarlo.
-Sólo han pasado unos meses desde su retirada y ya veo que ha cambiado completamente su estilo de vida…
-Sí, ahora lo que hago es disfrutar. Voy viendo cómo va el negocio, juego al golf y al pádel, hago mi gimnasio y además hago retransmisiones con Eurosport.
-¿Piensa ya en planes futuros?
-No, me centro en disfrutar.
-¿Si pudiera volver atrás, cambiaría algo?
-Nada, todo lo que he vivido me ha ayudado a convertirme en la persona que soy hoy.
-Lo primero que hace al levantarse.
-Desayunar un batido de frutas.
-¿Y lo último antes de dormir?
-Ver alguna película.
-¿Tiene algún viaje pendiente?
-Repetir Japón.
-Gastó su primer sueldo en...
-Me compré un coche.
-Vaya primer sueldo...
-Realmente era de la beca. Fue un Wolkswagen Passat (ahora tiene un Mustang).
-A primera vista, podría decir que le gustan o interesan dos cosas: las criptomonedas y la moda.
-No controlo nada de criptomonedas, pero sí estoy metido en el mundillo; tengo un amigo 'trader' y lleva mi inversión. Y luego la moda me gusta, sí, me gustaría también tirar por esa rama.
-De estudiar algo, sería...
-Eso es algo que tengo pendiente. Me llama la psicología, pero soy poco firme para los estudios y en carrera como tal no me metería, pero quizá algún máster de título propio o similar...
-¿Podría haber sido profesional de otro deporte?
-Yo creo que sí, sinceramente, de muchos deportes, porque los cojo muy rápido, desde pequeño me han dicho que tengo un don.
-¿Cree en algo?
-En el universo y la ley de la atracción, pero no soy religioso.
-¿Sigue la política?
-No.
-¿Fútbol o baloncesto?
-Practicar fútbol, pero el baloncesto me gusta más, en general.
-¿Es de algún equipo?
-De los Lakers y de allá donde esté Luka Doncic.
-Un referente deportivo.
-Tengo dos: Rafa Nadal y Cristiano Ronaldo, porque creo que Messi es un tocado de Dios, pero que Cristiano es mejor deportista, para mí, de los mejores de la historia.
-¿Algo que se le dé muy bien...
-Los videojuegos.
-¿Y muy mal?
-Todo lo que sea estudiar.
-Un hecho histórico que le hubiera gustado vivir.
-Me atrae todo lo vikingo.
-Su primer tatuaje fue...
-Todo el hombro y el pecho: montañas, una ola, un pino y copos de nieve.
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