¿Qué sucede con los deportistas de élite tras su carrera? ¿Están preparados para encarar un cambio tan diametral en su vida? ¿Cuáles son las consecuencias económicas y anímicas inmediatas en la vida diaria? Con el título de 'La prórroga y ahora... ¿qué?', ayer se ... analizaron muchas de estas cuestiones en el Instituto Andaluz del Deporte, en el marco del Proyecto 675 auspiciado por el exjugador del Unicaja Berni Rodríguez, y con la presencia como ponentes de varios profesionales malagueños de diferentes disciplinas.
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Para el exjugador del Real Madrid y de la selección española Fernando Hierro el matiz personal en su caso fue que «me sentí un privilegiado, porque pude decidir cuando dejarlo». «Tenía 37 años y estaba jugando en Inglaterra en la Premier (en el Bolton). Fui un día al entrenamiento y pensé que me estaba divirtiendo, que estaba cumpliendo mi sueño... pero el año que viene cumplo 38 y no sé si voy a jugar, si me voy a lesionar, así que empecé a darle vueltas. Estaba a punto de firmar para renovar. Me encontraba bien físicamente. No había tenido una lesión grave, pero quería recordar bien mi vida de deportista, que me resultara cómodo cuando lo dejara. .. Y con todo pasó un mes, un segundo mes, un tercero y te levantas un día y dices: '¿Yo qué hago ahora hasta las dos de la tarde?' Ahora llevas al niño al colegio, te tomas un café con alguien, vas al gimnasio e intentas llenar la mañana con reuniones...«, relató con cierta ironía y suma sinceridad el veleño.
fernando hierro
«Fui un privilegiado, y aun así reconozco que lo dejé y lo pasé mal», insistió. «Por eso recomendaría un gabinete psicológico en la etapa final de la carrera, un tiempo antes de la retirada», añadió a modo de recomendación a los jóvenes asistentes a la charla, entre ellos canteranos de fútbol y representantes de Basket4Life, una entidad malagueña dedicada para ayudar a exdeportistas precisamente en el día después de sus carreras.
También fue deportista de élite y de relevancia mundial el alero Walter Herrmann, exjugador del Unicaja, que recordó sus tres retiradas. «En 2010 salí campeón con el Tau y se planteó una renegociación de mi contrato. Quizás cansado, con ganas de regresar a mi país (Argentina), decidí dejarlo. Me fui a Venado Tuerto, me hice la casa. Uno se cree empresario...», recordó acerca de una situación un tanto irreal de que el exprofesional parece tener más cometidos diarios de los que en realidad asume.
Para Herrmann, «hay muchas aristas en el día después, y una de ellas es económica. Los dos o tres últimos años son clave. El día que se piensen retirar –recomendó– calculen cuando gastan por mes. En el 'rookie transition programme', al llegar a la NBA, nos hablaban de que Shaquille O'Neal ganaba 18 millones al año pero gastaba 12«, recordó como ejemplo.
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walter herrmann
«Lo bueno de ser conocido en tu deporte es que puede se seguir vinculado a él si quieres. Lo malo de ser conocido es que para la vida normal es complicado encontrar una salida laboral. Muchas veces vivimos por el qué dirán», concluyó.
También resultó interesante el testimonio de la exjugadora de balonmano Irene García Martos, ahora coordinadora de deportes en la ONCE. «A mí la retirada me llegó cuando estaba en el Cleba León y me tocó a los 30 años y sin experiencia laboral. Era maestra en Educación Física, pero cuando jugaba no cotizábamos entonces a la Seguridad Social. Me entró un poco de ansiedad y creo que estaba en el mejor momento de mi carrera. Intenté compaginar luego el balonmano en Málaga con un trabajo, pero no tenía las puertas abiertas. Estuve cuatro o cinco años buscándome la vida, en educación, en tareas administrativas, y creo que influye la personalidad del deportista», comentó. Dicho esto también pidió mas apoyos oficiales: «Los deportistas de élite se dedican a conseguir éxitos para un país. El CSD o el COE tendrían que asegurar esta figura para el deportista de élite».
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irene garcía martos
Para la triple medallista paralímpica en judo Carmen Herrera, que acudió como espectadora, «nunca te preparas para el final de tu carrera». «Mi retirada fue después de veinte años dedicado al judo. Hay que entender que el deporte de élite es muy vocacional. El cambio de vida fue radical. Vivía para la competición. Sentí que me enfrentaba a un abismo y lo más difícil fue hacerlo público. Faltaba un año para otros Juegos y había creado ciertas expectativas», añadió.
El experto en medicina deportiva Carlos de Teresa aportó la perspectiva de la ciencia. «Hay una cualidad de nuestra organismo que es la neuroelasticidad. Tenemos la capacidad de que nuestro cerebro cambie o no. Si me lo paso bien compitiendo cada día, al final si lo dejo es como tener un mono. Lo peor no es la sensación de vacío, sino el no saber por que. La clave es qué tengo que seguir haciendo para que se mantenga todo».
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carlos de teresa
También hubo un análisis psicologico, el que aportó la experta Beatriz Huertas desde el auditorio: «Uno de los procesos que pueden ocurrir en la retirada son la adicción al éxito. Desciende la hormona del estrés y podemos estar menos atentos a los peligros, a las amenazas. Podría presentarse un síndrome de abstinencia. También se da un duelo, una pérdida, y hay que aceptar lo que ya no se puede tener. Ante estos dos procesos se da una sensación de vacío, una pérdida de identidad. Es clave la gestión emocional del duelo. Poder identificar las emociones, ponerles nombres, forma parte de ese duelo. Dejarnos sentir la tristeza. Tendría que haber una especie de autorregulación».
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