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Luis Ángel Maté encaraba su décimo año en el Cofidis y su primera temporada con el equipo en la máxima categoría, el UCI World Team; Alejandro Davidovich estaba en su primera campaña jugada íntegramente en el calendario ATP Tour, al ser 'top cien'; ... el karateca Damián Quintero, número uno del 'ranking' olímpico de katas, era una de las dos principales opciones de medalla del deporte español en los Juegos Olímpicos de Tokio antes de conocerse el aplazamiento a julio de 2021, a los que llegará con 37 años; el Unicaja trabaja ante la incertidumbre de conocer si se reanuda la Eurocup, principal camino hacia una ansiada plaza en la Euroliga, y el Málaga sufre un episodio más de desgracia en una campaña terrible y sin tener atada aún la permanencia en Segunda.
Son sólo algunos ejemplos locales, hay muchos más, de cómo la crisis del coronavirus está desafiando la fortaleza mental del deportista en su afán de encarar su objetivo. "Todos los deportistas tienen sus puntos débiles y fuertes. Pero sí hay una cosa que está clara: tienen en común el asumir retos y riesgos. Quiero cumplir este objetivo y me voy a esforzar para conseguirlo", afirma Antonio Hernández Mendo, catedrático de la Universidad de Málaga y que ha trabajado con deportistas olímpicos (en el ciclo entre Barcelona 1992 y Atenas 2004) o con equipos de fútbol como el Betis, el Tenerife o el Granada. Pocas voces más autorizadas que la suya en Málaga sobre psicología deportiva, pues además, imparte esta asignatura en el último curso de grado y en algunos máster.
"Los deportes minoritarios son los que mas van a sufrir más", se pronuncia. "Es una opinión personal –añade a modo de reflexión–, pero la escala de valores estaba alterada. No era una situación normal que un futbolista de Segunda ganara más que un neurocirujano. Esta crisis, como toda crisis nos hace replantearnos todo. Podemos vivir sin el espectáculo deportivo, pero no sin los sanitarios o sin quienes barren nuestras calles". Y es que es una de las realidades que deja esta pandemia mundial, la de que las estrellas del deporte pasan a un segundo plano, y otros colectivos antes infravalorados se erigen en protagonistas. Visto así resulta hasta frívolo hablar de escenarios sobre calendarios.
El soriano Pablo del Río, psicólogo de la Agencia Española para la protección de la Salud en el Deporte (AEPSAD), tiene una gran experiencia en el trato con deportistas olímpicos o con la flor y nata de los de las modalidades individuales. Asesora a Damián Quintero, pero también a Carolina Marín, Feliciano López y un sinfín de nombres destacados. En su despacho hay en un tablón multitud de lemas de motivación para sus pupilos, como el de que 'el deseo es el motor de la vida' o el de 'no hay progreso sin objetivos'. Para Del Río, "las preocupaciones son la incertidumbre". En ese sentido, hubo un antes y un después para sus deportistas tras el aplazamiento de los Juegos Olímpicos de Tokio.
pablo del río
"Empezamos el día 15 de marzo y hasta que se aplazaron recibían noticias contradictorias, como aquel lumbreras que dijo que había que seguir entrenándose, pero ¿en qué condiciones?, porque estaban en desventaja con países donde no había aún aislamiento. Cuando se comunicó que (los Juegos) se aplazaban hubo más calma, pero ahora la incertidumbre era hacia qué fecha lo trasladaban, si a primavera o el siguiente verano. El ser humano es así. Se va tranquilizando, pero surgen nuevas frustraciones e incertidumbres, como la de que en estas condiciones cuánto tiempo puedo mantener el estado de forma a un nivel competitivo", explica.
"Hoy me decía uno: ¿Cuándo podremos volver a entrenarnos en el CAR (Centro de Alto Rendimiento)? Intentamos racionalizar esto. Cuando se sepa cuándo podremos entrenarnos, será cuándo podremos volver a competir. Las planificaciones son para últimos de septiembre y primeros de octubre. Una competición requiere que un deportista esté dos meses entrenándose a tope", sigue exponiendo.
antonio hernández mendo
En el caso de sus deportistas, además, no son superestrellas profesionalizadas. "Preocupan las becas, pero la Administración les tranquiliza, porque este tipo de personas tiene sus gastos becas y hipotecas". Le secunda Antonio de Dios, de Avatar Psicólogos, en Marbella. Conduce la progresión del tenista de Alejandro Davidovich, así como otros jóvenes del deporte de la raqueta o del golf. "Los que tienen una situación saneada pueden vivir con una tranquilidad. Otros tienen muchos gastos o han invertido mucho para llegar a donde han podido llegar", afirma.
En todo caso Del Río cree que "el deportista de alto nivel en general está bien. Y cuanto más de élite es, mejor está –continúa–, porque más recorrido tiene y más herramientas. En sus vidas la frustración es una constante: las lesiones, el aplazamiento de objetivos...".
Para Hernández Mendo los problemas mentales de un deportista en estas semanas de confinamiento pueden tener que ver sobre todo con una palabra: ansiedad. Por un lado, por no poder entrenarse con normalidad, sino en un espacio reducido y con otros medios, los que les posibilita su hogar. Por otro, en especial en las semanas previas, por ver que en otros países sí podían salir a la calle a hacer ejercicio. "Si las personas que no son deportistas tienen problemas de ansiedad en estas circunstancias, imagínense ellos, acostumbrados a tener sus horas de entrenamiento, esos momentos de interacción con entrenador y compañeros. No es lo mismo ahora, y quizás no duerman bien, incluso con problemas en la alimentación", explica.
antonio de dios
"La ansiedad hay que valorarla adecuadamente. Si es actual o si viene por otros factores. Hay técnicas sencillas de bajo coste, como la respiración. En un par de minutos se baja. Hay otras técnicas que comprometen más a la persona y hay que buscar ser muy cuidadosos con la que se va a usar". Asimismo, propone también como terapia la "visualización". "Es un buen ejercicio para trabajar en condiciones normales, y ahora más", apostilla.
Del Río habla de una primera fase rápida, que es la de la "aceptación"del problema, del contratiempo. "Para nosotros duró ocho días, es rápida. Ellos saben que ante una situación de duelo cuanto antes empiecen antes comienzan la recuperación", continúa. Y en esto coincide De Dios: "Hay que darse un tiempo de permiso para quejarnos, para este duelo por lo que estamos perdiendo y ya pronto enfocar lo que podemos hacer". "La segunda fase –continúa ahora Del Río– es la de adaptación: entrenarse lo que podamos, sin que los costes del entrenamiento sean mayores que los beneficios La mayoría mantienen sus rutinas, se entrenan lo que pueden y les planteamos objetivos y tienen que hacer una evolución de la semana. Posteriormente sería el utilizar lo que tienes para saber lo que quieres, la constancia. Mantener la estabilidad emocional, procurar salir de esto con ganas", concluye.
Además, es pesimista cara a la normalización tras el confinamiento: "La vuelta a la actividad va a ser progresiva, como el confinamiento. Espero y deseo que en cuanto a la parte de la salud, del ejercicio, siempre dentro de los protocolos, los deportistas y la gente pueda salir a ejercitarse de una forma ordenada".
Antonio Hernández reivindica la labor del psicólogo deportivo: "Estoy de acuerdo con que cada vez están mejor considerados, pero no en su totalidad. En la expedición española de los últimos Juegos Olímpicos, de no haberse aplazado, ¿cuántos psicólogos hubieran ido? Uno o dos con varios cientos de deportistas. Seguramente el deporte cubano lleva más por modalidad. He trabajado en el fútbol. Un psicólogo para 25 jugadores es una locura, pero se puede llevar. Eso habla de dónde estamos situados. Sin embargo, los futbolistas buscan su apoyo psicológico. Muchas veces la psicología se usa como disculpa en el discurso del entrenador. Frases del tipo 'nos ha podido la presión, hemos tenido ansiedad...'. Y se pone de moda el 'coaching' deportivo, pero un psicólogo tiene cuatro años de formación universitaria, y un 'coach' tiene sólo un curso", alega. Incluso, expone que "el 30% del rendimiento del deportista es debido a factores psicológicos". "Si tienes todo controlado en una fábrica menos el 30%, ¿qué harías? ¿Contratarías a alguien que se hiciera cargo de ese 30%?", expone.
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