Peter Kubicsko: «Yo no cierro ninguna puerta, a Málaga la considero mi casa»

Pasea por las instalaciones de Inacua y sólo se escucha «¡Hola, Peter!», «¡Hola, Peter!»... Así constantemente. Incluso algunos de los pequeños que se entrenaban en la piscina en ese momento cuchicheaban cuando él pasaba mientras sonreían. Saben que es el referente del waterpolo en el club. Pero en estos momentos se está despidiendo de una etapa especial para empezar nuevos retos. El entrenador húngaro acaba con su historia de amor y deporte con el Waterpolo Málaga habiendo sido vicepresidente, director técnico y entrenador del primer equipo y de infantiles masculinos. Se va a Ceuta a entrenar al Club Natación Caballa, que este año compite en División de Honor. Aunque nunca es un adiós.

–Todos le saludaban sin parar.

–Sí. Hemos formado una gran comunidad en el club. A pesar de que son unos doscientos jugadores nos conocemos todos. Nos echaremos de menos.

–¿Puede ser un 'hasta luego'?

–Yo no cierro ninguna puerta. ahora me voy a ir a Ceuta a vivir una experiencia profesional no mejor ni peor, sino diferente. Y a Málaga la considero mi casa. No digo que no a volver.

–¿Llegó primero la oferta? ¿O ya tenía decidido que esta temporada dejaba Málaga?

–Me llegó una oferta en abril. Fue un primer llamamiento. Ahí ya valoré la oferta como interesante, tanto a nivel profesional como económico. En junio nos enteramos de que el Club Natación Cabella va a subir a División de Honor, la máxima categoría en nuestro deporte. Así que fue un incentivo más para convencerme de que tomé una buena decisión.

–¿Por qué decidió irse?

–Hay muchos motivos... Primero que ya son quince años y hay veces que los retos, desafíos y el trabajo se convierten en rutina. Tenía la sensación de que necesitaba cambiar a nuevas impresiones, nuevas sensaciones.

–En llegar a entrenar a la élite estará esa motivación que le faltaba aquí.

–Como entrenador no he tenido la oportunidad de entrenar a un equipo en la máxima categoría. Como jugador sí que en mi país he jugado en la élite, pero ser jugador y entrenador es algo totalmente diferente. Esto ahora es una motivación extra, una oportunidad increíble que se me presenta.

–¿Qué le ha quedado por hacer en Málaga?

–Lo que se puede conseguir con trabajo y talento lo hemos conseguido con este club. Lo de aspirar a hacer un equipo en División de Honor es ya más cuestión de presupuesto que de talento. Me voy muy satisfecho. Evidentemente siempre hay cosas que hacer y mejorar, pero dejo un club que en 15 años ha estado valorando un trabajo que no sólo ha sido mío, sino de todos: jugadores, entrenadores y junta directiva. Ahora el club se enfrenta a una temporada con las cuentas sanas, con una estructura de jugadores excepcional y con una cantera que puedo decir que está entre las siete u ocho mejores de toda España.

–Deja esto, pero muchos le tienen como un referente en el waterpolo malagueño. Se ha creado cantera en estos años...

–Sí, somos un club grande. El Waterpolo Málaga cuenta con 200 jugadores. Un club de Sabadell o Tarrasa puede que llegue a ese número, pero en Andalucía somos una referencia. Respecto a lo que dices de que se va un referente del club, bueno, es cierto, pero las cosas bien hechas se demuestran cuando uno se va si siguen funcionando. Este club es estable, tiene una junta directiva muy profesional y con dedicación a esto. Dejo una estructura de entrenadores y protocolos de funcionamiento muy sólidos.

–¿Quién le sustituye?

–Va a quedar todo el equipo de entrenadores que estaba conmigo más los monitores de natación, que son de nuestra cantera. Viene como director técnico Jorge Botello, muy reconocido en el mundo del waterpolo.

–¿Le conoce? ¿Han hablado del cambio?

–Sí. Estamos en plena transición. Justo hoy he quedado con él por videollamada porque hay cosas que tenemos que hablar sobre el funcionamiento. Le conozco, somos amigos, y él sabe dónde viene. Estoy seguro de que va a funcionar bien. Me quedo tranquilo.

–¿Echará de menos esto?

–Seguro... Sobre todo a la gente. En quince años he hecho amigos y muchos vínculos.

–¿Qué es lo que más le gusta de la ciudad?

–Me gusta todo. No soy muy playero así que no puedo decir la playa, pero echaré de menos la calidad de vida que da y su gente. Tengo personas aquí que han sido y que serán muy importantes en mi vida. Este ha sido un camino muy gratificante. Quiero mencionar que el crecimiento del club ha estado acompañado por el cariño del Ayuntamiento de Málaga y de la Diputación. Sin ellos no podríamos haber llegado donde estamos. Pero lo mejor de Málaga es que he podido desarrollar la vida a mi gusto, que voy en chanclas desde abril hasta diciembre (risas) y que me ha permitido trabajar en un proyecto serio.

–¿Sus mejores recuerdos?

–Muchos... Deportivamente los ascensos a ligas nacionales. Primero cuando ascendimos a Segunda en casa, con la grada llena... Eso lo tengo grabado. Aunque lo que más satisfacción y buenos recuerdos me da es el hecho de ver crecer a los niños y niñas que tenemos. Por ejemplo, Samuel Ruiz es un jugador que nació en el año 2000 y empezó conmigo en la escuela, y durante el camino llegó a conseguir ser subcampeón de Europa con la selección española y ahora mismo estudia Medicina. Es bonito eso, ver que puedes acompañar a personas desde que son muy pequeños. Él es sólo un ejemplo de tantos. Me enorgullece el hecho de poder pensar que en algún momento de sus vidas les he aportado algo desde mi papel de entrenador.

–¿Cómo fue el momento de comunicar que se iba al club? ¿Le insistieron para convencerle?

–Ha sido un 'shock', pero nosotros lo habíamos hablado y tenía muy claro que me iba. Sabían que no hacía falta una contraoferta. Entre nosotros nos entendemos. Ha llegado el fin de una etapa y yo he decidido cambiar.

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