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MARINA RIVAS
Málaga
Martes, 9 de octubre 2018, 01:12
Tiene 19 años, pero la madurez de toda una vida compitiendo al más alto nivel. La nadadora malagueña Paula Ruiz, bicampeona del mundo júnior en aguas abiertas, inicia ya su primer año como absoluta y con un solo objetivo en mente: los Juegos de Tokio ... 2020. Para ello se prepara junto al también técnico de Mireia Belmonte, Fred Vergnoux, en el CAR de Sant Cugat de Barcelona, donde renació, psicológicamente hablando, tras una mala racha en la que llegó a plantearse su retirada.
–Acaba de terminar su temporada y ya empieza con la siguiente...
–Totalmente. El Mundial fue hace nada y empecé ya hace dos semanas la temporada. En mis dos semanas de vacaciones no quise ni moverme de mi casa en Málaga y ahora ya estoy en Barcelona.
–¿Cómo lleva la adaptación? Este es su primer año desde cero…
–Lo llevo muy bien. No me cuesta estar lejos de casa porque desde pequeña no paro de viajar en todo el año y de hacer concentraciones de un mes. Sí que noto más el cambio de entrenamiento, que es más duro, pero al haber comprobado ya durante tres meses de la temporada pasada cómo era esto, ya lo llevo mejor.
–¿La siguen tratando como la nueva o ya la ven como una más?
–Sigo siendo la nueva (ríe). Ahora me quieren hacer alguna novatada, además también por el oro mundial.
–¿Duerme con la medalla o se la dio a sus padres?
–La tienen mis padres en Málaga. Ellos lo vivieron todo por Internet.
–¿Cómo se prepara una para una carrera de dos horas como las suyas?
–Con muchísimo entrenamiento, muy duro y largo.
–¿No se plantea volver a la competición en piscina?
–En 2013 o así combinaba las cosas, incluso llegué a ser subcampeona de Europa de 400 libre, pero prefiero el ambiente en aguas abiertas. En piscina, la gente con la que me tocó convivir no deseaba al de al lado que le fuera bien, el ambiente era mucho más competitivo. En aguas abiertas, yo me alegro por las otras medallistas, nos felicitamos entre nosotros… En una prueba se me acercó el campeón olímpico a decirme que menudo carrerón. Eso es un plus de motivación.
–¿Es habitual que la gente se le acerque a decirle el potencial que tiene?
–A veces sí, pero no me gustan los halagos porque me siento presionada, como si les debiese un resultado a esas personas, y al final pueden pasar muchas cosas. Yo quiero ir a unos Juegos, pero sólo pienso en que de momento me toca entrenarme esta tarde... No quiero adelantar acontecimientos. Quiero que cuando consiga mi meta, yo misma sea la que esté orgullosa porque he trabajado para ello.
–Además, después de una temporada que ha calificado como la más dura hasta ahora…
–Sí, tuve problemas con mi entrenador del Centro de Tecnificación y de repente me vi sola, sin piscina y sin nada. Me fui a Sevilla (donde está su club, el Mairena) y les estoy muy agradecida por dejarme las instalaciones, ellos me salvaron, pero yo sentía que allí no debía estar. Pensé en dejarlo, creí que no llegaría al Europeo ni al Mundial…
–¿Tan serio fue como para que se planteara su retirada?
–Sí, estaba muy mal psicológicamente, con muchos nervios, se me caía el pelo a veces, me he llegado a poner mala.
–Y Barcelona le vino como caído del cielo…
–Sí, confiaba mucho en el trabajo de Fred. Estaba muy desfondada y al principio fue muy duro, pero sabía que llegarían los resultados. Es muy atento, se preocupa por todos, los entrenos son brutales... Pero es que tiene a estrellas como Mireia Belmonte.
–¿Se le sigue haciendo raro entrenarse con ella?
–Al principio estaba todo el rato pensando «Dios, me estoy entrenando con Mireia, un referente mundial», pero luego pienso que la conocía desde hacía tiempo, ya me había dado la enhorabuena antes en alguna carrera… Pero, claro, no es lo mismo que tenerla al lado las 24 horas.
–¿Cómo es una jornada normal de entreno en su grupo?
–Estamos de 7 hasta casi las 10 en la piscina, desayunamos, hacemos gimnasio, comemos a las 13 horas, hacemos algo de 'core' (cardio), después tenemos entreno de agua otra vez y luego estiramientos.
–Se nota que ya ha empezado el ciclo olímpico, ¿no?
–Claro. Tenemos este año y el que viene para clasificarnos, pero este año todo el mundo va a forzar para coger su plaza porque si no se le echa el tiempo encima.
–¿Qué tendría que hacer para lograr ese billete?
–Meterme entre las 10 mejores nadadoras en el Mundial absoluto. Si no, a la repesca del año que viene.
–¿Está ya mentalizada para lo que se le viene encima?
–Bueno, sí, sé que va a ser un año duro, pero hay que pasar por sacrificios como estos para conseguir lo que quiero, y quiero ir a los Juegos. Estoy muy motivada y mi entrenador confía en mí.
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