«Su padre ha estado con ella en cada brazada»

Pero esta fuengiroleña de 25 años lleva toda una vida en la élite, acumulando decenas de medallas nacionales de todos los colores y categorías, especialmente en las pruebas de fondo (1.500, 800 y 400) en piscina, títulos de campeona nacional de 5 y 10 kilómetros en aguas abiertas e innumerables internacionalidades con España entre las que destacan su inédita plata en los 5 kilómetros del Europeo de Roma 2022 y la joya de la corona: el histórico subcampeonato del Mundial de Doha en la distancia olímpica de 10 kilómetros, este sábado en Doha.

Su historia emocionó al mundo, y no es para menos. Este hito en su carrera no sólo ha significado el premio a su esfuerzo, también a su tesón y perseverancia, porque su vida no ha sido nada fácil estos últimos años. Sufrió un varapalo al quedarse a las puertas de los Juegos de Tokio, encadenó varias lesiones que le hicieron pasar por el quirófano y estar largos meses a la sombra, no fue seleccionada para el Mundial del año pasado y, como colofón, hace tres meses pasó la peor etapa de su vida cuando su padre perdió la vida a causa de un tumor. «Ha saltado muchas piedras en el camino últimamente, la más dura la de su padre. Yo no sabía cómo tenía la cabeza, no la dejamos que parase en ningún momento», cuenta su madre, María Álvarez.

Esta pérdida fue un antes y un después para esta familia tan unida. La ondina, que tenía un vínculo especial con su padre, se vio especialmente hundida. Pero fueron su hermana Elena y su madre quienes hicieron que no tirase la toalla en pleno proceso de preparación olímpica. Y es que, dos días después de la pérdida, tenía previsto ir a una concentración importante en Italia. «Ella estaba dudando de si iba a no, pero le dije que no lo dudara, que su padre hubiera querido que se fuera. La ilusión de su vida era ver a su hija en los Juegos Olímpicos, y la estará viendo. Yo creo que él le ha ayudado a sacar la versión que hemos visto en este Mundial», relata la madre, con las lágrimas aún saltadas. Instantes después del hito de su hija, esta, desde Doha, confirmó sus sospechas: sí, su padre estuvo ahí, impulsándola. De lo poco que hablé con ella tras la carrera, me dijo «en mi cabeza está todo el rato papá» .

Su hermana mayor, Elena, de 32 años, también lo sintió así al ver cómo su hermana peleaba contra la campeona olímpica por el oro. «Ha cumplido el sueño de mi padre, que era ver a su hija en unos Juegos Olímpicos. Él ha estado con ella en cada brazada. La raza que ha sacado mi hermana ha sido impresionante. Es que ya no es el orgullo de la familia, es el orgullo de España. Es tan diferente cuando se planta su uniforme de nadadora…», cuenta, emocionada. Echa la vista atrás y recuerda lo que sufrió María cuando se esfumó su posibilidad de ir a Tokio, pero la familia siempre estuvo ahí, para apoyarla en su camino a París.

Ahora, solo desean verla disfrutar por lo conseguido: «Su carrera siempre ha sido un sí, pero no; sí, pero no... Y todos nos preguntábamos cuándo iba a explotar. No podía ser que tuviera tanta mala suerte. Ahora por fin ha llegado su momento y lo que tiene que hacer es creérselo», valora, irradiando orgullo. Ella, como su mejor amiga, le brindó el mejor consejo que pudo recibir su hermana menor tras la dolorosa pérdida de su padre: «Le dije que se tenía que ir para la concentración de Italia y seguir adelante, que llorase todo lo que tenía que llorar, pero dentro de la piscina, que ahora tenía una ayuda extra». Y así fue.

«Estos meses han sido muy complicados. Hemos tenido que tener a María casi en una burbuja, hablando con ella todos los días, diciéndole que se puede, que no hay que rendirse… No os hacéis a la idea…», cuenta una de las personas con las que comparte su día a día, el entrenador con el que lleva siete años en el Liceo gallego, Jesús de la Fuente. Él ha vivido la progresión de su nadadora y sabe mejor que nadie que este éxito no ha llegado por obra de magia. «Lo que ha hecho María ha sido brutal. Esto no ha sido cosa de un día o dos, llevábamos mucho tiempo detrás de esto», asegura. Eso sí, la plata ha superado las expectativas: «Sólo estábamos hablando de meternos en los Juegos Olímpicos, no de una medalla, pero le decía que si quería llegar a París, no se podía conformar sólo con entrar, tenía que mirar arriba y estaba predestinada a ello. Ha hecho la carrera de su vida».

Ahora, el técnico gallego no quiere quedarse ahí, y pretende que la fuengiroleña saque toda la garra que tiene para buscar un nuevo hito en la historia del deporte español, que sea la primera nadadora nacional de la historia que acuda a unos Juegos tanto en aguas abiertas como en piscina. «Sé que tiene que ser la española que consiga el doblete. Sé que puede nadar muy rápido en piscina y quiero que lo siga demostrando. Ya le he dicho que estamos para conseguir grandes cosas. Llevamos mucho tiempo detrás de esto, ya es cuestión de que se lo crea».