cristina pinto
Lunes, 18 de octubre 2021, 00:11
En el mismo sitio donde su madre le daba el pecho con apenas unas semanas, en el mismo sitio donde con tan solo 15 meses ... empezó su relación con el patinaje artístico, en el mismo sitio donde ha crecido como deportista y como persona. Allí, en el Pabellón Juan Gómez 'Juanito' de Fuengirola, estaba Natalia Baldizzone, ahora con 21 años y con la medalla recién llegada de Paraguay de campeona del mundo de patinaje artístico sénior en la modalidad de Solo Danza. Su sonrisa se ve desde lejos –solo al entrar por las puertas del pabellón–, al igual que su saber estar, su elegancia y su profesionalidad. Detrás de esa sonrisa de la joven fuengiroleña, toda una vida dedicada al patinaje (desde los 15 meses) y una larga lista de títulos: 19 veces campeona de España, tres oros europeos y dos mundiales, entre otros. Estaba en el entrenamiento del viernes a las 19.30 horas y Natalia Baldizzone se alejaba de la pista por un solo motivo, para hablar sobre cómo ha llegado hasta aquí.
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–Justo hace dos años, en sus palabras en una entrevista para este mismo periódico, decía: «Mi objetivo del año es ir al Mundial sénior de Paraguay y, como mínimo, repetir la quinta plaza, aunque quiero subir alguna posición más».
–Ay... (sonríe). Es que en realidad el objetivo del Mundial era ese, quedar entre las cinco primeras, y si podía subir algún peldaño, mejor que mejor, pero es que en ningún momento hubiese pensado en conseguir el oro.
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–Decía justo al alzarse con la medalla la semana pasada que no se lo creía. ¿Y ahora?
–Ahora sí que me lo creo. Bueno, poco a poco, desde que me dieron la medalla la miraba todo el rato y me lo iba creyendo.
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–¿Cómo fue el programa que llevó al campeonato?
–En la final patiné con 'Woman', que es una alabanza a la mujer. En su significado dice cosas como «Amo a la mujer, su temperamento, su sensibilidad» y después empieza a decir: «Somos madres, mujeres, hermanas, amantes». Y también hace referencia a que da igual la etnia o la raza que seas. Por eso también en el vestido que llevaba tengo caras de mujeres de diferentes etnias, dejando como significado que lo único que queremos es ser nosotras y libres. Además, la última parte es sobre el maltrato y ya ahí la interpretación rompe con todo. Te liberas.
–¿Qué pensaba sobre la pista?
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–Iba concentrada con la música y sintiendo la interpretación. Es verdad que en algunos momentos sí que escuchaba a mis compañeros apoyarme desde fuera, porque en realidad la pantalla está arriba y yo no sé lo que voy puntuando. Entonces ellos te animan y te vienes arriba. Y ese momento en que terminas y ves a todo el pabellón en pie cuando miras a los lados... Mire, se me pone el vello de punta. Es que es un momento increíble.
–La historia en su familia con el patinaje parte de cero. ¿Cuáles son sus primeros recuerdos?
–Mis recuerdos vienen de mayor. De los primeros campeonatos de España en 2007, con siete años, yo no me acuerdo muy bien. Ya empiezo a tener en mi memoria muchos momentos de 2011, en mi primer Campeonato de Europa con mi compañero, y en 2018, que fue cuando por primera vez fui a un Mundial y un Europeo yo sola y gané. Eso fue una sorpresa para todo el mundo porque era una desconocida en el patinaje. Después llegó 2019, mi primer año sénior, y recién llegada con 19 años quedo campeona de Europa... Pues fue otro sueño cumplido, nadie lo esperaba. Y ya lo de este año es que es un broche de oro, campeona de Europa sénior y del mundo.
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–Repite mucho lo de «nadie se lo esperaba».
–Es que era una completa desconocida y, además, creo que fue en 1995 la primera vez que una patinadora sénior española obtenía una medalla de oro. Y desde entonces hasta ahora... También en el femenino llevaba once años ganando Italia. En este Mundial, desde España, hemos hecho historia.
–Y ya tiene el máximo título al que puede aspirar.
–La verdad es que esta medalla ya es lo máximo, ya lo que me queda es revalidar títulos. Y estamos a la espera para ver si nuestra Federación consigue que entremos como deporte olímpico.
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–Es exigente consigo misma.
–Sí, soy muy perfeccionista. Si no hay una exigencia detrás de todo, además del corazón, no hay nada. Creo que si no patinas con el corazón y entrenas con pasión, es muy difícil llegar al alto nivel. Para mí esa medalla es mucho más, es venir de dos años de pandemia con todo lo que hemos sufrido...
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–¿Cómo ha sido la vida de Natalia Baldizzone después de ser campeona del mundo?
–Me ha llamado mucho la atención que la gente se haya enterado tanto. Se ha movido la noticia más de lo normal porque, claro, al ser un deporte no olímpico no se fijan tanto. Pero sí que voy por la calle y la gente lo sabe. Mis profesores de universidad, incluso una mujer allí súper emocionada de conocerme... Tengo 21 años y para mí todo esto es demasiado. Me emociona mucho ser un referente para la gente, sobre todo para los pequeños que empiezan a patinar, eso es muy bonito. Realmente es que esa sensación es algo que no se puede explicar.
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