Manuel Narváez, a su llegada a a meta este domingo en Maui (en el Estado de Hawái). SUR

Un desafío extremo en Hawái para Narváez

El abogado malagueño de 55 años acabó duodécimo en su categoría en el Mundial de XTerra el pasado domingo en unas condiciones muy duras por la lluvia y el barro

Viernes, 10 de diciembre 2021, 00:16

En Maui (Hawái) llovió como si no hubiera un final. «Desde la segunda hora de carrera sólo valía intentar no caerse. Era todo barro y fango bajo un diluvio torrencial. Incluso en la parte de la carrera a pie te caías. Te resbalabas al subir y al bajar por los caminos entre las plantaciones. Tenías que agarrarte a los árboles... No se podía correr», relata Manuel Narváez a este periódico aún en la isla norteamericana, donde permanece unos días después de participar el domingo en su categoría de veteranos en el Mundial de XTerra, una división de triatlón de montaña en la que su paisano Rubén Ruzafa fue bronce a nivel absoluto.

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Fue una jornada dantesca, con aviso de inundaciones del servicio estatal de meteorología, de forma que los triatletas tuvieron que irse de inmediato al hotel una vez que acababan su calvario. Finalmente se suspendió el segmento de natación (1.500 metros), y se pasó a una competición con tres kilómetros de carrera a pie, 31 en bicicleta de montaña y de nuevo 11 a pie.

«Es la primera vez en 25 ediciones que sucede esto», recuerda Narváez, un conocido abogado malagueño que fue además hasta hace pocos años el presidente del Real Club Mediterráneo, con el que sigue compitiendo. «Ojalá hubiera podido celebrarse la parte de agua en este mar agitado y maravilloso. Es la parte donde más disfruto», añade respecto al Océano Pacífico.

Aunque para nada le gusta presumir de ello, el deporte ha tenido y tiene un gran protagonismo en la vida de Narváez, que ha competido en maratones, ironman y triatlones por todo el mundo, pero lo vivido en Maui fue distinto: «Ha sido la experiencia más exigente, pero no en cuanto a resistencia y esfuerzo, sino como desafío en la lucha contra la naturaleza: realmente fue salvaje, pero disfrutas como un niño. Es la tensión y el riesgo de competir, poner a prueba tu resistencia y volver a ser joven, muy joven… Olvidas que tienes 55 años y vuelves a la infancia por unas horas».

Reciclaje deportivo

Narváez se ha reciclado con inteligencia con el paso de los años. «Después de muchos años haciendo maratones, lo que para mí es lo más duro físicamente, pasé hace otros cuantos al triatlón para evitar la dureza de un solo deporte. Ahora es muy popular, gracias a los triunfos de grandes triatletas españoles, entre otros de Rubén Ruzafa, con el que estuve en la salida. Es un grandísimo triatleta y mejor persona«, reconoce.

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Narváez, en el 'photo call' en la zona de meta. SUR

Desde hace seis años dejó también de practicar Ironman (triatlón de larga distancia), «un desafío deportivo único pero que te pasa factura en el cuerpo». «Ahora disfruto mucho con la media distancia de los triatlones de fondo, los llamados 70.3 o medios Ironman –continúa–. Son mi prueba favorita. Este año gané en el de Dubái y el de Egipto, y por ello me clasifique para el Mundial de la distancia en Utah (EE.UU.). Ya será mi sexto Mundial seguido».

Además, Narváez tuvo que ganar una carrera del circuito XTerra para poder estar en Hawái. Fue en Portugal, este verano. «No me lo esperaba, ya que me pasé al triatlón de montaña este año», comenta, y reconoce que «debo coger más experiencia en la parte de bicicleta para mejorar esta clasificación», aunque fue duodécimo de su categoría (de 50 a 55 años), con un registro de tres horas y 59 minutos, que es lo de menos en las difíciles condiciones en las que compitió.

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«Desde la segunda hora de carrera sólo valía intentar no caerse... Tenías que agarrarte a los árboles», relata ante el diluvio sufrido en Maui

¿Y por qué este deporte de elevada dureza a su edad? «Mi profesión es exigente a nivel mental y de tensión, y no hay mejor fórmula para compensarla que desafiarte a ti mismo, entrenarte y después disfrutar de una competición en alguna parte del mundo», explica. Además, reconoce que hay un afán por «vivir y ser feliz a pesar de la pandemia». «La vida sigue y hay que intentar convivir con esta situación, y creo que se puede», concluye, a pesar de que el acceso a Hawái (donde tiene ahora once horas menos) no fue nada sencillo.

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