![Naomey Ezenwa: promesa del disco, corista y estudiante ejemplar](https://s2.ppllstatics.com/diariosur/www/multimedia/202002/27/media/cortadas/DSC_1195_copy-RLIP22Rm9ond4UuqFIcCPRP-1248x770@Diario%20Sur.jpg)
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MARINA RIVAS
Viernes, 28 de febrero 2020
Viéndola, nadie diría que sólo tiene 16 años, por su fortaleza física, su 1,75 de altura y, sobre todo, por su precoz madurez. La malagueña Naomey Ezenwa es de madre barcelonesa y padre nigeriano, aunque su madre ya residía en la capital costasoleña desde joven y tuvo a sus dos hijas aquí. No son una familia precisamente acomodada, más bien todo lo contrario. Él (ahora gruista en Londres) llegó a España buscando una oportunidad laboral y ella decidió no continuar con su formación cuando era joven, Y, aunque no cuentan con los 'lujos' de la mayoría, ninguna de sus hijas ha transmitido nunca una mala palabra, gesto o queja al respecto. De hecho, han convertido sus problemas en un impulso para salir adelante.
Naomey es una joven con muchas inquietudes, talentosa y polivalente. A los 12 años, motivada por una charla de la Asociación Proyecto Solidario comenzó a participar en actividades a favor de diversas causas, como la integración de los refugiados. Incluso, con 14 años acudió junto a un chico madrileño y una asturiana en representación de España a la sede de las Naciones Unidas (Ginebra, Suiza), con motivo de una Convención de los Derechos de la Infancia, en el que expuso algunos de los problemas sociales o educativos a los que se enfrentan los más pequeños hoy día. Siguiendo con esta lista, Ezenwa también fue consejera municipal infantil en el Ayuntamiento de Málaga. ¿En qué consistía? «Un par de veces al año, recogíamos propuestas de los niños del barrio y los presentábamos al alcalde en el Ayuntamiento, estuve unos dos años siendo la representante de mi barrio pero tuve que dejar de ir por falta de tiempo», recuerda.
Pero la solidaria es sólo una de las facetas de la joven malagueña, hasta hace relativamente poco desconocida en el atletismo a nivel nacional. Naomey descubrió este deporte a los 12 años. Se apuntó junto a su hermana porque le vieron buenas cualidades en el colegio, y no se equivocaron. En menos de un año, entrenada por el extécnico del Club Nerja e internacional por Cuba y España Lois Maikel Martínez, además de por su actual entrenadora, María José Gómez, comenzó a acudir a los campeonatos de España, tanto en lanzamiento de disco como de peso. Competiciones para las que se ha clasificado ininterrumpidamente desde entonces. A excepción de un año de cadete, por la baja por maternidad de su entrenadora y, sobre todo, por las obras en las instalaciones de Carranque que, en su caso, la reubicaron a las pistas de la Universidad, donde no se puede lanzar.
Pero tras aquella campaña regresó con más fuerza que nunca. En la última, la 2018-19, Ezenwa, con 16 años, fue subcampeona de España sub-18 (tanto de invierno como de verano), fue internacional por primera vez en la Copa Ibérica en la que acabó segunda y, lo más relevante, a sus 16 años fue quinta de España absoluta, siendo la finalista más joven de la competición y consiguiendo su marca personal en disco (su modalidad estrella), con 44,54 metros.
Pero esta campaña quiere dar un paso más. «Este año me veo muy centrada, mental y físicamente. El año pasado tenía todo un poco desordenado, porque además del deporte tengo los estudios y canto en un coro. Este año, que además estoy ya en bachillerato, me he propuesto organizármelo todo bien y quiero conseguir la mínima para el Europeo sub-18 de Rieti (Italia)», comenta. Su marca de la temporada es de 43,71 metros, que le valió para conseguir el título nacional sub-18 (de invierno) la pasada semana y para ser actualmente la octava mejor del ránking nacional absoluto.
El atletismo, más allá de un sueño cara al futuro, es crucial en el presente de la malagueña. Así lo explica: «Este año cogí una beca por estar entre las 15 mejores de España y también he pedido una del Ministerio y eso es lo que me está ayudando tanto este año. Porque yo no soy de familia adinerada, pero a raíz de mi deporte y mi esfuerzo académico, este año me permitido cosas como un portátil, que me hacía mucha falta», se sincera, recordando sus humildes raíces. Sus resultados deportivos le ayudan en la educación y esta en la vida. Así se lo inculcó siempre su madre: «Ella nunca me ha castigado si sacaba una mala nota, me explicaba por qué tenía que estudiar, sus beneficios y las consecuencias de no hacerlo, yo lo comprendía y lo hacía», comienza. Y continúa: «Ella me dice: 'Mira mi situación económica. Si yo hubiera estudiado podría haber tenido otras oportunidades y vosotras tendríais una mejor calidad de vida».
Y así, explicando la realidad de la forma más natural, Naomey comprendió la importancia de los estudios. Ahora sueña con un futuro deportivo como internacional pero también conser algún día una prestigiosa bióloga, especializada en las enfermedades neurodegenerativas. Y ya, si fuera posible, sin abandonar su pasión por la música. Nunca pudo permitirse un Conservatorio para estudiar piano –otro de sus sueños–, pero por ahora seguirá cantando como contralto del Orfeón preuniversitario. Sacrificio y organización milimétrica para no tener que abandonar sus metas.
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