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No por sincera la confesión deja de describir mejor la cruda realidad del deportista en disciplinas individuales y, sobre todo, la de aquel que destaca además en una especialidad muy concreta. Y más aún en plena pandemia y varado en tierra. «En el confinamiento, con ... unas cargas de entrenos muy grandes, hay días que me ha apetecido dejar de remar, pero al fin y al cabo es lo que he hecho siempre, lo que me gusta«, reconoce Adrián Miramón. Con 29 años recién cumplidos, el de Arroyo de la Miel ha ganado ya tres Mundiales de remo de mar (Perú 2015, Mónaco 2016 y Hong Kong 2019) y obtuvo cuatro medallas en otras tantas modalidades en el último disputado. «Sin embargo, el CSD no me da ningún tipo de beca«, se queja en un año del que podría no sacar nada en claro.
Y es que Miramón no podrá defender corona en los próximos meses en el Mundial de Oeiras (en Lisboa), que se ha aplazado a octubre de 2021, y hay serias dudas de que su otro gran frente de la temporada, la Liga de Traineras (compite con el Kaiku), no se celebre este año por la crisis sanitaria.
Sería entonces un 2020 para olvidar, aunque la organización del certamen de traineras, tan consolidado en la cultura vasca, pelea por hacer valer un plan que permita competir en una modalidad de mucho contacto físico, lo que exigiría protocolos muy estrictos. De momento, el remero malagueño (uno de los dos sureños entre los doce equipos de la máxima categoría; el otro es el sevillano Jaime Lara) ni siquiera está en tierra vascongadas, sino confinado con su novia en Santa Pola, (Alicante). "El 13 de marzo era cuando tenía que ir a Bilbao, y estando ya cerca me llamó el médico del Kaiku y me dijo que me diera la vuelta. El País Vasco fue de los primeros focos e iban a cerrar las fronteras. Me dijeron que si seguía allí tendría que entrenarme en casa", relata Miramón, que tampoco ha salido de su domicilio actual. "Lo único que me interesaría es si puedo salir al agua con el equipo (de traineras) no el bote individual (skiff), que es de banco fijo".
La mencionada liga norteña, con 25 regatas, potentes espónsores y remeros que llegan a a percibir sueldos mensuales de hasta 3.000 euros, tenía previsto comenzar el 23 de junio y acabar el tercer fin de semana de septiembre. Ahora se barajan múltiples escenarios, desde que sólo se dispute la prueba de La Concha, en el primer y segundo domingo de septiembre. En la Liga, de las diecinueve regatas es necesario que se celebren un mínimo de doce para que tenga validez, con el margen de alargarlo todo hasta el cuarto fin de semana de septiembre y garantizando dos semanas previas a los remeros para entrenarse.
Pero el 'handicap' de estas embarcaciones, con trece remeros y un patrón (y plantillas de 21), es el escaso distanciamiento entre deportistas. "En la trainera el de adelante y el de atrás van muy pegados, pero también a los lados. Por eso nos pretendían hacer test todos los jueves por si había remeros infectados. También nos dijeron que había que movernos en coches individuales, no en furgonetas, hacer todo el calentamiento con mascarillas y competir sin ella", explica el malagueño.
"Lo veo muy complicado. Si para ir al 'súper' me pongo la mascarilla y voy agobiado... Lo veo difícil que sea viable. De todas formas, los lunes hicimos reunión por Zoom todo el equipo y nos dicen que el 1 de junio estaremos ya remando. El gobierno vasco lo puede aprobar, pero si hay contagios, ¿quién carga con esa culpa?" alega, pero aunque parezca raro desde fuera esa competición cuenta con mucha implantación y mueve bastante dinero en las televisiones. Y es clave que haya Liga para dar visibilidad al patrocinio. "Si no la hay sería comprensible que algún patrocinador dijera que no paga". se teme Miramón, que en Santa Pola no puede estar mejor equipado, pues cuenta con ergómetro, cinta de correr, elípitica y 150 kilos para hacer pesas.
Si poco halagüeño es el panorama en las traineras, similar es el caso de la temporada de remo de mar: "Está todo suspendido en 2020. Me da mucha pena. Habiendo ganado el año pasado el Mundial, iba con ganas de revalidar el título". Con todo Miramón iba con dudas sobre el escenario elegido, que no es una cuestión baladí. fue porque no se celebró en mar. Es lo que más me conviene. Es clave la habilidad para coger la ola, surfearla o coger las olas en contra. Si se le quitas eso no es remo de mar", se confiesa.
Miramón subió a lo más alto del podio en Hong Kong con el chándal del Campello alicantino. Reclamó que el Real Club Mediterráneo malagueño le costeara el viaje y se ha abierto una brecha con los responsables de remo de esta entidad, en la que creció. "Estreché lazos entre Navidad y los meses siguientes. Hay un acercamiento, pero ahora no estoy muy contento de las formas de la gente que está a cargo".
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