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Hace sólo 5 años ni siquiera había empuñado un remo, no tenía ni idea de cómo se competía y nunca se había montado en un ... bote, ni tampoco se lo había planteado. Hoy, suma más de una treintena de medallas nacionales e internacionales, forma parte de la selección española y aunque como reserva, su nombre ya entra en los planes del equipo olímpico, todo ello con 23 años. Una progresión meteórica que ni siquiera ella misma termina de creerse.
No hablamos de Natalia de Miguel, que durante años, ha sido la única gran referencia internacional de la provincia en el mundo del remo (femenino), tampoco de Teresa Díaz, que también está despuntando a gran escala y acompañará a De Miguel en el bote que buscará la plaza a París en el Preolímpico de mayo. En esta ocasión, hablamos de Marta de las Heras, un diamante en bruto que ya está comenzando a brillar en el máximo nivel.
Su historia es curiosa, porque descubrió el mundo del remo a una edad tardía en comparación a otros jóvenes. Era ya estudiante de Segundo de Bachillerato (17-18 años) cuando un amigo de su hermano le recomendó que probase fortuna en el Real Club Mediterráneo. De las Heras siempre fue una gran aficionada al deporte, pero no al mundo náutico, sino al de la canasta: «Jugaba al baloncesto en mi colegio, el San Estanislao. Iba a las selecciones malagueñas y tal, pero tengo hiperlaxitud en el tobillo, no paraba de encadenar lesiones y los médicos me recomendaron dejar este deporte», recuerda. De ahí su mudanza al mundo del remo.
No llegó muy convencida a testarse en el club, pero pronto cambió de idea al encontrar un buen grupo de entrenamiento, y además, al descubrir que tenía un talento innato para esta disciplina. «No se me dio mal, y yo como yo grande, siento que mi fuerza favorece en el remo», reconoce. Ya a nivel nacional, comenzó a llamar la atención de la Federación Española con los grandes resultados que la malagueña firmaba en los test nacionales de ergómetro (una máquina que simula la acción de remar), los cuales dan acceso a los equipos españoles.
En sólo dos años desde que cogió su primer remo, no sólo accedió al equipo nacional, sino que, además, recibió una beca para formarse en el Centro Especializado de Alto Rendimiento de remo y piragüismo de Sevilla (único en Andalucía), donde ya fueron previamente becadas De Miguel y Díaz. Ella fue la tercera malagueña en unirse a la concentración, en la que cumple ya nada menos que tres años.
Desde aquel cambio de vida, su crecimiento ha sido aún mayor. De hecho, en su primera campaña en el CEAR, ya logró acudir al Mundial sub-23 con la embarcación del 4 sin timonel, con el que concluyó octava. Sin duda, su mayor logro en el remo olímpico, aunque no en el remo de mar, disciplina en la que compite junto a su Real Club Mediterráneo y con el que acumula: un oro, una plata y un bronce en Campeonatos del Mundo, en 4x, además de otro quinto puesto. Por su parte, en Europeos, acumula un oro, una plata y un bronce en el Europeo de remo de mar entre las disciplinas de 4x, 2x y 2x Mixto, además de otro séptimo puesto en 2x.
Sin embargo, otro de los mayores logros de su precoz carrera se dio hace aproximadamente un mes, cuando la Federación Española publicó el listado de remeros que acudirían al Preolímpico de Lucerna (en mayo), en busca del pasaje a París. No lo pudo creer cuando observó su nombre en esa convocatoria. Eso sí, como reserva del 4x (embarcación de cuatro personas). «Soy muy ansiosa, siempre me pasa igual», ríe. «Ya que he llegado a un buen nivel, ahora quiero ir a por todas y empezar a luchar por ir a los Juegos. Sé que sólo llevo tres años en el remo olímpico y que hay mucha gente con muchos años de trayectoria, pero quiero intentarlo», reconoce. Esa ambición y talento natural la han llevado a despuntar en tiempo récord, y aunque lo cierto es que lo más probable, por trayectoria, es que acabe siendo uno de los dos descartes de la lista, quiere demostrar su valía hasta el último momento. Por ejemplo, haciendo un buen papel en la próxima Copa del Mundo, en el doble scull de peso pesado.
Pase lo que pase, no le angustia la decisión que se tome cara a estos Juegos, porque es consciente de que su verdadera meta está en Los Ángeles 2028. «Cuando empecé, no me podía ni imaginar el llegar a este punto. Seguiré a tope hasta que se decida finalmente quiénes van este año, pero lo cierto es que, aunque entré en los planes del equipo olímpico este mismo año, realmente mi ciclo sería el de los siguientes Juegos, voy a ir a tope a por Los Ángeles, llegaría con 27 años y creo que es una buena edad», se sincera. Sin duda, una promesa asentada ya en la élite absoluta y que promete traer grandes resultados para la provincia en los próximos años.
El remo olímpico malagueño atraviesa su mejor momento, en gran parte, por la fábrica de talentos del Real Club Mediterráneo. Y es que, hasta cinco de sus competidores cuentan con beca en el CEAR de La Cartuja (Sevilla), la cifra más alta que se ha visto hasta la fecha por parte de nuestra provincia. Natalia de Miguel fue la primera, le siguió Teresa Díaz; tras ella, Marta de las Heras, y esta misma campaña, se han unido dos nombres más de dos jóvenes talentos costasoleños: Ricardo González y Salvador Díaz (hermano de Teresa), ambos, campeones de España de doble scull en categoría juvenil, y ya con experiencia internacional en categorías inferiores, así como medallistas en más de una cita de remo de mar, con su club. Una generación de talentos que viene pisando fuerte.
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