Que Málaga lleva años asentada en la élite del kárate nacional e internacional ya no es un secreto para nadie. Nombres como Damián Quintero o María Torres se han ganado un hueco en el 'hall of fame' de esta disciplina dentro y fuera del país. ... Sin embargo, no todo el talento de nuestra tierra recala en ellos; detrás, un amplia estela de promesas trabaja duro para consolidarse en lo más alto en un futuro no muy lejano. Y la mayor fábrica de talentos se ubica en Marbella, a sólo unos metros de la Playa del Cable.
El Olympic Marbella se ha consolidado este 2024 como el mejor club del país tras lograr un botín de seis oros, una plata y cuatro bronces en el Campeonato de España de clubes de todas las categorías de edad (y tanto en katas como en kumite). Todo un hito. Esta entidad nació en 2012, hace ya doce años, fruto de la vocación educativa de un exkarateca de alto rendimiento como fue el malagueño Fernando Reguera, que en su palmarés logró acumular una docena de títulos nacionales de todas las edades, así como experiencia junto a la selección española, con la que, por desgracia, nunca llegó a debutar en una gran cita.
Su carrera deportiva cerró el telón relativamente pronto porque su verdadero sueño deportivo comenzó con su gran proyecto de vida: una escuela en la que poder difundir sus conocimientos. «Sentía que tenía que devolverle al kárate todo lo que me había dado, además tengo la vocación de enseñar desde muy joven. Ahora vivo un sueño, que es poder llegar a las grandes ligas, algo que no pude hacer como karateca, pero espero poder hacerlo como entrenador, con mis alumnos», relata. En un principio, el club creó sólo una escuela de kárate tradicional, pero fue en 2018 cuando la entidad dio un verdadero repunte, dando pie a la creación de otras dos áreas más. Las explica Reguera: «Por un lado, tenemos la escuela de kárate tradicional, en la que se incluyen deportistas de parakarate, que es nuestro pilar, después está el departamento de alta competición, y luego, el de kárate internacional, en el que preparamos a los deportistas para las ligas mundiales, aquí tenemos incluso a varios chicos extranjeros que vienen a tecnificarse aquí a través de nuestro programa».
El crecimiento desde que se expandiera en 2018 ha sido meteórico. Desde entonces, acumulan 286 medallas nacionales, 26 internacionales (8 oros, 6 platas y 12 bronces) y ya son 300 los alumnos que acuden semanalmente al gimnasio, siendo 50 los enfocados a la competición. Pero por supuesto, no estuvo sólo Fernando en este proceso, le acompañó su mujer y compañera de vida, Alejandra Medero, que no dudó en involucrarse de lleno en este sueño. A día de hoy, ella gestiona la parte administrativa y la escuela, mientras que Reguera se focaliza en los deportistas de competición. Juntos, llevan en volandas al mejor club de España en este 2014.
«Siempre lo hemos hecho todo con mucha vocación. Es una recompensa que hayamos sido el mejor club de España», reconoce Medero, una apasionada de la formación que pone en valor todo lo que aporta este arte marcial a jóvenes y adultos: «El deporte es fundamental para niños y familias, da confianza, saber estar… Los niños karatecas tienen disciplina como base, y además les forma en valores y les impulsa a llevar un estilo de vida saludable». Argentina de nacimiento, llegó a España hace ya 22 años, fecha en la que nació su hija, adalid del club y una de las karatecas más laureadas de la provincia: Sabrina Savoy Medero.
Ejemplo a seguir
Ella lidera hasta la fecha el listado de internacionales que ha forjado el club, con medallistas como Julieta Álvarez, Carla Bredoux, Elisey Yagudin, David Tedesco y Mario Parra. Medero, a sus 22 años, y aun opositando para Policía Local, acumula méritos como el título europeo sub-21 individual en 2022 así como los oros por equipos en el Mundial y Europeo cadete/junior, ambas logradas en 2019 (todo ello, en katas).
Reconoce que sufrió un bache al dar el salto a la máxima categoría, pero el hambre de competición sigue patente en ella: «Ahora mismo estaba en un estadío, en ese escalón entre el sub-21 y la categoría absoluta, porque es un salto muy grande y pasé de ser favorita en sub-21 a verme algo estancada en sénior, pero esto es una carrera de resistencia. Sí me veo luchando por hacer medalla en la Serie A y llegar a competir en la Premier, son objetivos que tengo pendiente».
Todo ello, además, mientras echa una mano en el club familiar, principalmente, impartiendo clases: «Los niños hacen lo que yo hago y para mi es todo un orgullo poder ser su referente, es incluso al revés, yo los admiro a ellos», cuenta la marbellí. Ella lo tiene claro, sabe perfectamente en qué radica el éxito que está alcanzando el Olympic: «Lo que diferencia a este club del resto es que somos una familia, cuando pierde un niño, perdemos todos y cuando gana, también lo vivimos todos. Nuestra clave es que la unión hace la fuerza».
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