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fernando morgado
Lunes, 24 de junio 2019, 00:49
Apenas hace unos días que se proclamaron campeones de España de remo en banco fijo llaut y los remeros del Real Club Mediterráneo trabajan a destajo en las instalaciones de La Marina, frente a la terminal de cruceros del Puerto de Málaga. «Aquí no se para», comenta Berta Ruiz, entrenadora y miembro del equipo absoluto femenino. «Eso de sangre, sudor y lágrimas en el remo es literal», añade. Los deportistas, tanto hombres como mujeres, pasan de la sala de gimnasio a la de los ergómetros exhibiendo un poderío físico que les ha servido para conseguir tres oros y dos platas en la decimoquinta edición del Campeonato de España de la modalidad, celebrada en Benidorm entre el 25 y el 26 de mayo.
La participación del Mediterráneo en competiciones de tres modalidades de remo –en banco fijo, de mar y olímpico– hace que algunos de sus deportistas no tengan descanso. El responsable de la sección en el club, Juan Carlos Marfil, reúne a los campeones para la foto y rápidamente vuelven a ejercitarse. En la imagen, Marfil, que también compite en categoría de veteranos, echa en falta a Sergio Pérez, «pieza fundamental» del éxito de los malagueños en Benidorm. Pérez, policía nacional destinado en Vigo, es para su compañero «uno de los mejores remeros de la historia del club». Y aunque quiera restarse méritos, lo cierto es que ha perdido la cuenta de las medallas que acumula en los campeonatos de España. Eso sí, recuerda el bronce en el Campeonato de Europa de remo en 2016 y lo cerca que estuvo de participar en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro con la selección, con la que compitió en 11 mundiales.
En él, un hombre de la casa, confió en Juan Carlos Marfil para «revolucionar» la sección de remo. «Llevábamos unos años estancados, aunque los remeros del club nunca han dejado de ganar», apunta Marfil. Con Pérez llegó el pasado noviembre una nueva manera de entrenar, con una menor intensidad de trabajo –«mi experiencia me dice que es un error», asegura–, en menos series y con más trabajo de fuerza. «Algunos remeros estaban nerviosos por estos cambios, pero después de ver los resultados, ya se han tranquilizado», bromea el malagueño, que espera regresar a su tierra pronto. No ha sido fácil dirigir al resto de entrenadores desde la distancia, por eso quita importancia a su responsabilidad en las medallas. «El mérito es de los entrenadores que han estado allí día tras día, y por supuesto de los deportistas. También hemos tenido algo de fortuna, pero yo solo he influido con algo de experiencia en la planificación de la temporada», comenta con modestia.
Juan Jesús Luque y los hermanos Cáliz, Antonio y Juan, miembros del equipo absoluto masculino, coinciden con Pérez. Llegaron en su mejor momento físico a Benidorm y lo notaron. «Fuimos de menos a más. Comenzamos el fin de semana a doce segundos de los primeros barcos. Para la cuarta regata, la final, estábamos muy enteros físicamente. Y eso era gracias al buen trabajo de base de todo el año», explica Luque. En la costa alicantina, el Mediterráneo dominó la prueba con una superioridad que no se veía desde hacía años en ningún club. El equipo juvenil femenino, el juvenil masculino y el absoluto masculino alcanzaron el oro, mientras que el cadete masculino y el absoluto femenino se colgaron la plata. Cinco medallas en seis categorías.
El nuevo proyecto del Real Club Mediterráneo fue capaz de ilusionar a algunos remeros que habían salido del club y regresaron gracias a la llamada de Marfil y Pérez. Es el caso de los hermanos Cáliz. Antonio, de 32 años, llegó al Mediterráneo en 1997. Tanto él como Juan han vuelto recientemente a poner sus fuerzas al servicio del equipo de competición. «A todos nos gusta remar mucho, pero había veces que no se alentaba. Ahora nos han motivado para volver», dice Juan, uno de los encargados de aportar la experiencia a un grupo en el que se une veteranía y juventud.
La sección femenina de remo ha sido durante años el orgullo del Mediterráneo, y ahora no lo es menos. Claudia Viglianesi, Berta Ruiz, Ana Moreno y Ana Costas, plata con el equipo absoluto en Benidorm, representan como nadie los lazos que se crean en este deporte. «Compartir el sufrimiento une mucho. Aquí pasamos más tiempo que en casa y todas estamos muy implicadas. Llevamos al club en el corazón», afirma Viglianesi. El regreso del Mediterráneo a la senda de los campeones tiene como mérito añadido la falta de clubes cercanos con los que competir. En la costa levantina los remeros participan en ligas en las que pueden medir sus fuerzas. «Aquí la liga de llaut es casi inexistente. Podemos entrenar y saber que el barco anda, pero al final estamos en una burbuja», explica Juan Cáliz, aunque su hermano Antonio añade que el «factor sorpresa» a veces juega a su favor. «Saben que podemos dar guerra, pero no cuánta».
Absoluto masculino (oro): Juan Jesús Luque, Ramón Gómez, Juan Cáliz, Antonio Cáliz, Javier Madrid, Santiago Santaella, Pablo García y Mario Ramírez. Timonel: Charo Oballe.
Juvenil femenino (oro): Rocío López-Herrero, María Rodríguez-Vergara, Rocío Michel Denis, María Marina Caro, Marta de las Heras, Marina Domínguez, Teresa Díaz y Ariel Lentisco. Timonel: Mauricio Fernández.
Juvenil masculino (oro): Simón Corcia, Gustavo Carpintero, Carlos Luque, Gonzalo Marfil, Luis Mahave, Luis Domínguez, Javier Guerrero y César Navarro. Timonel: Mauricio Fernández.
Absoluto femenino (plata): Ana Costas, Celia de Miguel, Laura Ramos, Ana Moreno, Marta de las Heras, Claudia Viglianesi, Berta María Ruiz y María Marina Caro. Timonel: Charo Oballe.
Cadete masculino (plata): Esteban Moreno, Antonio Ceres, Máximo Cabello, Adam Pesek, Miguel Saura, Cayetano Ortín, Miguel Cuadros y Patricio Gutiérrez. Timonel: Charo Oballe.
La victoria en Benidorm ha sabido especialmente bien a los remeros malagueños después de sufrir durante años la falta de instalaciones adecuadas para entrenar. Hasta que pudieron estrenar La Marina, se refugiaron durante cinco años de las inclemencias del tiempo bajo carpas. «Hemos ganado en comodidad, pero representamos el mismo espíritu de trabajo y sacrificio. Esos años nos han forjado el carácter», subraya Ruiz.
Ahora Sergio Pérez tiene un objetivo en el horizonte: lograr que un remero del Mediterráneo represente a España en los Juegos Olímpicos. «Este es un proyecto a 10 o 15 años. Quiero impulsar la práctica de remo en banco móvil y ya hemos comenzado a asentarnos en el pantano de La Viñuela. A veces cuando pienso en todo el trabajo que queda por hacer me da vértigo, pero podemos ir poco a poco», comenta. El club malagueño tiene un peso deportivo importante en el remo nacional, y acapara ya el 3% de las fichas del país, unas 370. «Estamos abiertos a cualquiera que quiera remar. No somos un club endogámico que solo cuente con sus socios. Nuestras puertas están abiertas», añade Juan Carlos Marfil.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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