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Los cambios asustan, pero en su caso, este sólo le ha aportado la tranquilidad que necesitaba. Este último año ha sido el mejor y el peor de su vida; el mejor a nivel deportivo: unos Juegos Olímpicos, subcampeona mundial… Pero el más nefasto en lo ... personal, por el fallecimiento de su padre. Tras el ciclo más exigente y el sobreesfuerzo físico y mental, la fuengiroleña María de Valdés ha tomado una importante decisión: regresar a Málaga, tierra de la que se marchó con sólo 18 años para estar becada en La Coruña. Aquí, rodeada de su gente y entrenando en Inacua, sueña ya con los Juegos de Los Ángeles en 2028.
–¿Cómo surgió la idea de volver?
-Todo ha venido por la enfermedad de mi padre. Después de haber fallecido y después de los Juegos, ya me vine para casa. Estuve pensando en frío con mi familia y decidimos que lo mejor que podía hacer era venirme. Ni ellos me veían bien ni yo estaba bien. Me apetecía también estar cerca de ellos y de mis amigos. Me ha costado tomar esta decisión porque al final en Galicia estaba genial, pero todo son etapas.
-Se va a cumplir el año y aún se acuerda de su padre cada día, ¿cómo está siendo el duelo?
- Siempre me acuerdo de él, cada día. Eso no se olvida. Ahora sigo con la psicóloga y con la psiquiatra porque estoy con tratamiento, con antidepresivos. Después de los Juegos estoy aminorando el tratamiento. El poder estar cerca de la familia creo que me va a ayudar.
-¿Qué le sucedió a su padre? ¿Ya tenía una enfermedad previa o les pilló de sorpresa lo sucedido?
-Él tenía un tumor en el hígado, después comenzaron a darle ataques de epilepsia, empezaron a hacerle estudios y vieron que tenía algo. Después llegó a estar en coma un mes y medio, salió de la UCI, recibió radioterapia, quimio… Todo parecía ir bien, pero los efectos más tarde no nos parecían normales. Un día que estaba muy mal regresó a la UCI y no salió de allí.
-La rabia contenida por tan dura situación y el querer dedicarle un éxito a su padre le impulsó unos meses después en el Mundial en el que fue subcampeona, ¿no?
-Sí, sí, saqué todo lo que tenía dentro. Es que al final, o te hundes o sales adelante. Después de lo de mi padre veo la vida y la natación de otra manera. Si me sale mal la competición, pues me sale mal. Bastante he pasado como para tener que llorar por una competición, lloraré por otras cosas, pero la natación hay que disfrutarla.
-En lo meramente deportivo, ¿Diría que este 2024 ha sido el mejor año de su carrera?
-Sí, pero al final me quedo con la espina de lo que ha pasado en los Juegos, que para mí fue una carrera nefasta. Pero la gente y mi psicóloga, me están haciendo entender que esta ha sido mi mejor temporada a nivel deportivo: una plata Mundial, he ido a los Juegos, he sido cuarta de Europa y he hecho buenos tiempos en piscina…
-Una de las cuestiones que todo el mundo se preguntaba en los Juegos. ¿Cómo fue realmente nadar en el Sena y esas aguas tan turbias y polémicas?
-Era una incertidumbre en todos los aspectos, no supimos hasta el último momento si nadaríamos allí y es jodido porque no sólo piensas en la prueba sino en lo que te puede pasar por nada ahí, yo ya me tenía que meter en la cabeza que el agua estaba limpia y ya está. Lo que más me mató fueron las corrientes y además llegué a París débil, porque la semana anterior estuve ingresada por gastroenteritis, pero bueno…
-Entonces, ¿qué balance hace de su experiencia olímpica? Imagino que ansía clasificarse para Los Ángeles, ¿no?
-Sí. Antes de París decía que una vez que terminasen estos Juegos, lo dejaría, pero después de lo sucedido y pensándolo en frío, no me voy a quedar con esa mala sensación, quiero luchar por ir a Los Ángeles. También por eso quise dar el cambio, que creo que era el momento para poder empezar un nuevo ciclo aquí en Málaga.
-Ahora estará acompañada en cada entreno por un grupo de alto nivel en aguas abiertas y piscina, con otros olímpicos como Ángela Martínez o Carlos Garach. ¿Qué piensa de su nuevo grupo?
-Tener este grupo y poder entrenar con gente de este nivel es increíble, porque al final si tú hoy no puedes un día, va a tirar de ti un compañero. Nos apoyamos los unos a los otros, sabemos el esfuerzo que implica el que estén fuera de sus casas y son personas súper exigentes, que luchan por ir a los Juegos, Mundiales…
-¿Por qué decidió irse tan joven, con sólo 18 años, a Galicia, en lugar de seguir aquí?
-Yo estaba en el Fuengirola, y mis padres tenían que hacer un esfuerzo para pagármelo todo, y la economía en casa no era para tirar el dinero tampoco… Me ofrecieron irme a La Coruña, becada al 100%, me pagaban, y dije, 'adelante'. Y todo fue genial allí, tanto con mi club, El Liceo como con mi entrenador, Jesús de la Fuente.
-Ahora se pone en manos de un técnico al que conoce bien, Xavi Casademont…
-Con Xavi me va súper bien, me conoce de pequeña. Tenemos muy buen trato, siempre ha estado ahí. Y como entrenador es muy bueno, exigente, como tiene que ser un buen entrenador de alto nivel que quiere sacar resultados…
-Mencionaba antes las ayudas que le daban en Galicia. Pasan por encima de Andalucía, ¿no? Por eso imagino que tampoco ha fichado por un club andaluz, sino por el Mataró.
-Allí hay muchas más ayudas, apoyan mucho el deporte. Yo ahora quise venirme a un club andaluz, pero por cuestiones económicas, ninguno ha podido aportarme una ayuda, así que fiché por el Mataró, que me ha abierto las puertas, me ha dado buenas condiciones y es un club que apoya mucho las aguas abiertas. En Andalucía se necesita bastante más apoyo a nivel deportivo en el alto nivel. Muchos tienen que irse fuera para buscarse la vida y ahorrar.
-¿Qué tiene ahora en su calendario más próximo?
-El Nacional de piscina corta, en noviembre, el circuito de las Copas del Mundo, y ya el año que viene. Mundial y Europeo.
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