María de Valdés: «No contaba con la medalla; ahora sé que puedo hacer cosas grandes»
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La subcampeona del mundo fuengiroleña, que volverá a pelear por las medallas en los 5 km este miércoles, aún sigue emocionada por su gestaSecciones
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La subcampeona del mundo fuengiroleña, que volverá a pelear por las medallas en los 5 km este miércoles, aún sigue emocionada por su gestaSu teléfono no ha parado de sonar estas últimas horas. Nunca antes había recibido tantas llamadas, mensajes… En general, tanta atención. No ha sido para menos, aunque ella sabía que se encontraba especialmente fuerte, no soñaba con firmar que, hasta el momento, ha sido la ... mejor carrera de su vida. El sábado, María de Valdés se lanzó a las aguas de Doha en busca del pasaporte olímpico para París. Esta era la última oportunidad que tenía para conseguirlo, por lo que la presión era máxima. En su cabeza no podría aguantar el haberse quedado, por segunda ocasión, a las puertas de su sueño: los Juegos Olímpicos.
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Lo consiguió, obtuvo su recompensa, pero no sólo eso. La fuengiroleña de 25 años hizo vibrar a toda España, que vio cómo peleaba mano a mano con la campeona olímpica Sharon Van Rouwendall por el oro. Se colgó finalmente la plata, pero, ¡qué plata! «Iba todo el rato pensando: 'tengo que estar ahí, tengo que hacer bien el giro de boya, tengo que estar arriba', en el 'top-5' o 'top-8', para poder luchar por la plaza olímpica, estaba muy concentrada y en el momento en que ya no podía más sólo pensaba cosas positivas, pensaba que esta era mi oportunidad, mi sueño, que lo iba a conseguir», rememora De Valdés, que aún sigue en 'shock'.
Tenía la carrera perfectamente estudiada, sabía dónde debía colocarse, qué aspectos debía tener en cuenta de las rivales, cómo tenía que actuar en todo momento… Esa fue una de las claves del éxito. «Mi objetivo era estar siempre ahí peleando con las mejores, lo que no pensaba es que yo podía ser una de ellas», cuenta riendo. Y es que ha sido un hito nacional, porque ha sido la primera española de la historia en colgarse una medalla mundial absoluta en aguas abiertas. Eso sí, tuvo una ayuda extra desde el cielo llamada Antonio de Valdés, su padre, fallecido el 2 de noviembre por un tumor: «Cada brazada iba por él, lo hice por él».
Hubo un punto de inflexión en su preparación olímpica, y fue tras el doloroso entierro de su padre. Dos días después debía marcharse a Italia para una importante concentración, pero María sentía que quería tirar la toalla. Fue entonces su familia quien la llevó en volandas para que luchara por cumplir el sueño de su padre: verla en los Juegos. «Hubo un momento en el que dije: abandono todo, abandono la preparación, lo echo todo a perder y me quedo en Málaga con mi familia, que era lo que me apetecía. Fue muy duro, pero hablé con ellos y me dieron ánimos para seguir. También tuvieron un gesto muy bonito los nadadores del Centro de Alto Rendimiento de Inacua, y Xavi Casademont, que vinieron al tanatorio», valora.
Ahora siente que todo ha merecido la pena, aunque aún tenga mucho que procesar. Lo importante es que, deportivamente, ha logrado sacarse un peso de encima y demostrar que, al fin, el mundo ve su mejor versión, la que, a nivel internacional, sólo salió previamente en el Europeo de 2022, donde se colgó la plata en los 5 kilómetros. Fue un haz de luz en unos años muy duros, marcados por lesiones, la no clasificación para el Tokio y para el último Mundial y, cómo no, la pérdida de su padre: «Me pasaron un cúmulo de cosas que parecía que no llegaba el momento bonito. Creo que todos los que me rodean sentíamos lo mismo: 'Qué mala suerte has tenido, entrenas como para hacer grandes cosas y no te salen...'». Ahora, al fin, respira con alivio.
¿Le ilusionó más el pasaporte olímpico o el histórico subcampeonato mundial? Ella lo tiene claro: «El billete a París, porque yo no contaba con esa medalla, ha sido como un plus que me ha dado un impulso para seguir creyendo en el trabajo, en mí misma… Ahora sé que en París puedo hacer también algo muy bueno, ahora sé que puedo hacer cosas grandes». Y apunta: «Es muy fácil decirlo y son palabras mayores, pero si he podido hacerlo aquí, por qué no otra vez. Creo que esto también me tenía que pasar para creérmelo».
Mañana mismo volverá al agua, ahora sin presión alguna, para disputar la prueba de 5 kilómetros del Mundial de aguas abiertas, por lo que procederá a meterse de nuevo en su burbuja de concentración. Eso sí, en su mente, piensa también más allá, en el Open de España de piscina, donde buscará de nuevo el pasaporte olímpico, sobre las distancias de 1.500, 800 y 400 libres. «Sería brutal conseguirlo también en piscina. Me veo fuerte pero no me quiero meter más presión de la que me he metido, porque es muy complicado».
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