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julio rodríguez
Lunes, 14 de agosto 2017, 00:33
Humildad, trabajo y talento natural. Cuando estas claves convergen solo el infortunio puede impedir el ascenso de un deportista a la élite. El segundo hombre más rápido del país es marbellí, tiene 19 años y solo hace tres que se dedica al atletismo. Guillermo Alcalá Rendón ostenta el segundo puesto en el ‘ranking’ oficial de 100 metros lisos que actualiza la Federación Española de Atletismo. De hecho, hasta el 14 de julio, su 10.47 era el mejor registro absoluto al aire libre, pero el contrastado Ángel ‘El párajo’ Rodríguez de 37 años le superó con un gran 10.22 sobre el hectómetro. Su marca está muy próxima a la que logró en el verano de 2006 Josué Mena (10,44), que sigue siendo el mejor registro hasta ahora de un atleta malagueño -en los registros de la Federación, Mena aparece como nacido en Sidney (Australia), pero está afincado desde niño en la Costa del Sol-.
Reservado, cercano, centrado, con 1.86 metros de altura, 80 kilos y una melena inusual para un velocista, su presencia se deja notar en el tartán. El 21 de abril logró en Durham, Carolina del Norte, (Estados Unidos) su récord personal y la mejor marca nacional de la temporada. «Me veía destacado en España con el séptimo, sexto en velocidad, pero cuando me vi primero y segundo en el ‘ranking’ nacional me sentí en una nube», reconoce el atleta a SUR. En España sorprendió a todos en la segunda jornada del campeonato de clubes celebrado el 20 de mayo en Andújar, Jaén, donde estableció su mejor registro en 200 metros libres con 21.36 segundos. Acabó la prueba tercero compitiendo contra séniors y eso que tenía un ligero viento en contra (0,9 mts).
Aunque empezó a decantarse por correr muy tarde, a los 16 años, su apuesta fue decidida. «Veía en el instituto que era rápido y me dio por probar». Tras verse con opciones de evolucionar, crecer y mejorar académicamente optó por aprovechar la oportunidad de formarse en la universidad de Montolive, Carolina del Norte. Dos años de progreso exponencial que le han valido para que hasta otros tres centros le ofrecieran becas para su equipo de atletismo. Finalmente ha elegido trasladarse en estos días al Oeste, hasta Phoenix, para competir en la universidad Grand Canyon y seguir con sus estudios, equivalentes a empresariales en España. Guillermo cuenta a SUR el último cambio que ha experimentado. «Fue una decisión difícil cambiar de universidad, pero puedo mejorar más en Grand Canyon. Sus velocistas son muy buenos. Hay tres por debajo de 10.40 y yo con 10.47, me va a ayudar mucho», comenta.
Pasará de la tranquilidad de Carolina del Norte a una zona más animada como Phoenix, aunque con temperaturas límite. «El verano es insoportable allí (supera los 50 grados) pero el invierno es como aquí el verano. Montolive ha sido una experiencia increíble y me lo ha dado todo». Merece la pena detenerse en su irrupción estadounidense hace dos años porque dejó boquiabiertos a compañeros y entrenadores logrando la mejor marca de su universidad en los 100 metros. «Sorprende ver a un blanco en Estados Unidos que destaque en velocidad, sobre todo extranjero. Los rápidos están en Jamaica y USA, no encuentras blancos», destaca.
Protagonismo
Un modelo
Sensaciones
Objetivo
Cualquier detalle, impulso, leve distracción, tira por la borda una carrera en 100 metros libres. El margen de error es nulo si se quiere ganar. En un chasquido de dedos cuatro y cinco corredores se han jugado un titulo en ‘photo-finish’. Guillermo Alcalá ha logrado arañarle cuatro décimas a su distancia en poco más de un año, un hecho que alienta el futuro del atletismo nacional y el sueño que anhela el marbellí. «Tenía marca de 10.80 y este año la bajé hasta 10.47. Como cualquier atleta de alto nivel su meta es llegar a unos Juegos Olímpicos, es el ‘top’ sin lugar a dudas, me haría mucha ilusión. Pero vamos, cuando estuve varias semanas con la mejor marca de España en 100 metros fue increíble», afirma a SUR.
Su mentor en los inicios fue una figura malagueña del atletismo, el olímpico en Sydney 2000 José Manuel Cerezo. Con él arrancó su coqueteo con la velocidad y cada año tras acabar el ciclo universitario vuelve a la pista del Hipódromo de Mijas, enrolado en las filas del UMA Cueva de Nerja, para recibir los consejos del ex corredor internacional. No ahorra en elogios por su carácter trabajador y su planta. «Guillermo tiene cualidades innatas para correr, es un portento. La naturaleza le ha dotado de unas condiciones para ser veloz, tiene un don y además es un tipo muy humilde y ‘simpaticote’ cuando ya se abre». En cuanto a sus características, el entrenador mijeño subraya que «su fuerte lo tiene en la parte media final. Mantiene su velocidad máxima y no se viene abajo. Hay que trabajar más la salida, toda fricción es perder tiempo. Si las lesiones le respetan, va a correr mucho más», resalta a SUR.
La rápida evolución es fruto del trabajo. «Antes con dos entrenos por semana lograba mínimas para campeonatos de España y ahora imagínate entrenando mañana y tarde en Estados Unidos», remarca Cerezo. Con los pies en el suelo, algo que sus padres le inculcaron al malagueño que estudió en el colegio marbellí Juan Ramón Jiménez, en Las Chapas y terminó el Bachillerato en la Cala de Mijas; ahora mira como ejemplo al plusmarquista nacional. «Mi guion a seguir es Bruno Hortelano. Estudió en Estados Unidos, acabó sus cuatro años para venir aquí y batir los récords de España. No he corrido nunca con él, pero me encantaría”, confiesa.
Acostumbrado a los cambios desde pequeño, el joven corredor promesa que ya se codea con los élite absoluto nacional, se siente en deuda con el atletismo. «Me lo ha dado todo. Los estudios, mi manera de afrontar las cosas, aprender idiomas. El atletismo me ha cambiado mi forma de ser. Animo a todo el mundo a que vea el deporte no como un trabajo sino como una diversión. Que no tengan miedo a saltar el charco, en ir a Estados Unidos».
Una elongación en el bíceps femoral ha privado a Guillermo Alcalá de poder ser internacional con España en el Campeonato de Europa sub-23 celebrado en Polonia. Tenía que correr tres carreras en un día el 7 de julio en Sierra Nevada para conseguir su plaza. El Director Técnico de la selección absoluta de atletismo Ramón Cid confiaba con el concurso del marbellí, pero decidió no arriesgar a romperse antes de llegar a la nueva universidad que apostó por él. El pabellón malagueño estuvo magníficamente representado con Javier Troyano, que pese a no alcanzar la final en los 100 metros de su categoría, sí se colgó el bronce en el 4x100 metros lisos. De hecho el corredor de 18 años tiene la sexta mejor marca al aire libre con 10.50, le separa de Guillermo lo que tarda un obturador de una cámara en abrirse y cerrarse. Esa es la exigencia del hectómetro.
El futuro malagueño en la velocidad está garantizado tanto tiempo como libre de lesiones le dejen a la ‘bala marbellí’ Guillermo Alcalá continuar con su progreso.
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Mikel Labastida y Leticia Aróstegui (diseño)
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