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Málaga se quiere postular para el espectáculo de la Copa América de vela, una apuesta nada sencilla pero sí segura en cuanto a repercusión económica y turística en la sede elegida, una competición que implica casi dos años de escaparate mundial, desde los entrenamientos de ... los barcos participantes cara a las Challenger Selection Series, la celebración de estas regatas y la prueba final, con mangas entre el defensor (el Team New Zealand) y el retador. Hablamos de la conocida también como 'Fórmula 1 del mar', en un símil que no es nada exagerado para quienes conocen de cerca la idiosincrasia de esta prueba, a día de hoy con un elevado componente tecnológico y altísimos presupuestos de los equipos.
La Copa América (también denominada Copa del América) está considerada como la prueba deportiva más antigua del planeta, pues comenzó en 1851, con motivo de la Gran Exposición de Londres, con el formato de un desafío entre un barco local y otro retador. Hasta 1983, las embarcaciones del Club de Yates de Nueva York mantuvieron la hegemonía estadounidense, y el punto de inflexión lo marcó el Australia II, que llevó la cita por primera vez, en 1987, a otro escenario, Perth. En Europa, Valencia fue pionera en 2007, y repitió en 2010. La última edición celebrada fue en 2017, en Auckland (Nueva Zelanda), cuando el Team New Zealand se impuso al Luna Rossa Prada por 7-3. El trofeo al ganador es la célebre Jarra de las Cien Guineas.
La Copa América incluye primero unos Challengers (las inscripciones para ellos se abrieron el 1 de diciembre y acaban el 31 de julio) entre los barcos (el modelo actual son los AC75) que aspiran a convertirse en el retador. Posteriormente, el ganador de estas regatas desafía al defensor del título en el denominado 'America's Cup Match', que sería en el primer trimestre de 2024, en el caso de ser en Málaga. El defensor y el retador pueden acordar el formato de la prueba, pero si no se da una entente esta ha de constar de tres regatas, con un día completo al menos de margen entre cada una. La primera y tercera, de veinte millas hacia barlovento y vuelta, y la segunda, en forma de triángulo equilátero, de 39 millas y de recorrido inicial hacia barlovento. Además, el retador ha de presentar las características de su barco con un preaviso de diez meses.
Cada sindicato participante no suele bajar de los 50 millones de euros, aunque al menos se pretende que las cifras no crezcan cara a la edición de 2024 por una cuestión de sostenibilidad. Ya se ha anunciado el proyecto del Alinghi, del millonario suizo Ernesto Bertarelli, que vuelve tras tres ediciones sin participar. Tendrá sede en Ginebra y el apoyo de Red Bull detrás. También estará el Ineos Britannia con el apoyo de Jim Ratcliffe, fundador de la multinacional de productos químicos Ineos y el hombre más rico de Reino Unido; el defensor, el Team New Zealand, con el patrocinio de Emirates; el Luna Rossa Prada Pirelli Team, que fue retador en 2017, y el American Magic estadounidense, que presentó su proyecto hace días. Se exige que el cien por cien de cada tripulación sea titular del pasaporte del país del club náutico del equipo, y constan de once regatistas (sólo actúan seis en el barco). Asimismo, el barco también ha de ser construido por el país del club. En España no se han dado proyectos participantes en la Copa América desde 2007, con el denominado Desafío Español, que estuvo en los Challengers de Valencia, siendo eliminado.
El modelo de barco en 2021 será el mismo que el de 2024. Tienen 20,7 metros de eslora, pesan 6,5 toneladas y alcanzan velocidades de casi 50 nudos, unos 80 kilómetros por hora, aunque se han registrado puntas de más de 90. Los catamaranes vuelan literalmente sobre el mar más que navegar. Se apoyan en dos 'patas de insecto' llamadas 'foils', que se pueden inclinar, lo que permite orientar la navegación y la intensidad de la marcha, con un papel clave para el timonel, que acciona los botones que gradúan los 'foils'. Los cascos están diseñados según las leyes de la aerodinámica, más que de la hidrodinámica, ya que solo permanecen sumergidos cuando están parados y en las maniobras de velocidad reducida. Los navegantes son casi ciclistas, ya que pedalean en sus ubicaciones para aportar mas energía a los pistones para accionar los 'foils' y una vela mayor de 145 metros cuadrados de superficie (con 25 metros de altura) y otra menor de 90.
La incidencia de una Copa América de vela es enorme. Se la llega a considerar como la tercera competición con más impacto tras unos Juegos Olímpicos y un Mundial de fútbol, más basado en lo que dura la competición, que supera a la Ryder Cup de golf o el Mundial de rugby. La audiencia televisiva de la cita de 2017 fue de 68 millones. El Instituto Valenciano de Investigaciones Económicas midió la repercusión de la Copa América de 2007, celebrada en casa, y lo tasó en 2.700 millones (686 de ellos de gasto directo), con la creación de 73.859 empleos en todos los sectores vinculados a la organización del evento. Eso supuso un un impacto del 2,67% en el PIB de la Comunidad Valenciana y un aumento de un 3,29% de empleo. Del gasto directo, el 56% fue en servicios de restauración, comercio y hoteles. Además, casi seis millones de turistas llegaron a Valencia seducidas por la vela entre 2004 y 2007.
La Copa América de 2024 (la trigésima séptima edición) se ha abocado a la incertidumbre desde que Auckland (en la condición de defensor del Emirates Team New Zealand) renunció a organizarla por la falta de respaldo de su Gobierno. Lo mismo sucedió con Valencia, que se postuló en junio, pero no fue apoyada por la Generalitat posteriormente. La iniciativa era de Niccolo Porzio di Camporotondo (Fundador de H2O Riders Science & Management), Alejandro Fliquete y Carlos de Beltrán (presidente y gerente del Real Club Náutico de Valencia, respectivamente) junto a Antonio Alquézar (socio de Redstone Advisory Partners). Así las cosas, a día de hoy se han postulado las ciudades de Cork (Irlanda) y Yeda (Arabia Saudí), esta con el apoyo de los petrodólares, y son las que parten como favoritas cara al 31 de marzo, cuando se conocerá oficialmente la sede.
No es nada fácil lograr el consenso político de las instituciones y el amplio apoyo privado en el que quiere basarse Málaga, como reconoció este martes su alcalde, Francisco de la Torre, en el debate de la ciudad. De hecho, Carlos de Beltrán, del Real Club Náutico de Valencia, llegó a cifrar hace meses que para traer la Copa América se necesitarían unos 85 millones de euros.
Lo que sí maneja el Ayuntamiento, según pudo confirmar este periódico de fuentes municipales, es un respaldo del Ministerio de Cultura y Deporte, lo que es algo positivo, pero queda la parte principal: reunir sólidos apoyos económicos para lo que implica una cita de este nivel, y en un plazo corto. Buena parte de lo demás lo tiene Málaga: infraestructuras hoteleras, conectividad de la ciudad, buen tiempo o régimen de vientos, aunque en este capítulo hay también precedentes de regatas de otras categorías celebradas en la ciudad con alguna suspensión.
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