Málaga, cuarto maratón de España

La progresión no se detiene. En 2017 se corría en 2h.13:12 en Málaga, y se empezó con 2h.27:29. Sólo Valencia (ya entre los seis mejores del mundo y con el fuerte respaldo de la familia Roig a través de la Fundación Trinidad Alfonso), con 2h.03.00; Sevilla, con 2h.04:46, y Barcelona, con 2h.06:03 (todos registros de 2020) lo mejoran, pero no Madrid (que no baja de 2h.08:18), marcada por la orografía de su recorrido.

El maratón de Málaga ofrece una excelente temperatura invernal y circuito, aunque con una leve subida tras el paso por el estadio de atletismo y hasta Ciudad Jardín, que de corregirse permitiría aún mejores tiempos. Cierra el calendario de maratones internacionales una semana después de Valencia, la prueba de moda en España, con premios de 75.000 euros (por 3.000 en Málaga).

La carrera sólo tiene un déficit, el de la participación. Por un lado, de inscritos, pues 4.000, pese a la pandemia, siguen siendo mejorables, pero puede ir a más a poco que se difunda el boca a boca de las marcas y de la organización. Por otro, a nivel local. Ya no sólo porque no hay figuras de cierto nivel en la distancia, sino por cierto desapego de buena parte de la población por las incomodidades de tráfico, pero también en este capítulo se percibe cada vez más apoyo en las calles y fueron muchos los atletas que el domingo lo reconocieron al acabarlo. Bastó darse una vuelta en torno al tramo final, cuando el maratoniano sufre el 'muro', y el público se volcaba con ánimos a los corredores.

Tras la inspección de 2018 a la prueba, en 2019 el Zurich Maratón Málaga adquirió la etiqueta de bronce de la federación internacional (la IAAF, ahora denominada World Athletics), la tercera de tres categorías en el calendario internacional de carreras de este organismo, y en 2021, por la pandemia se cambió la nomenclatura: Label Race, Label Elite Race (el caso de Barcelona, Sevilla y Madrid) y Label Elite Platinum Race (Valencia). La intención de la organización es llegar a un segundo nivel en la escala, para lo que tendría que ser inspeccionada de nuevo en 2022 y cara a 2023. El salto no es una cuestión meramente de marcas finales en la carrera, sino que tiene que ver con el canon que se abona a World Athletics. Esta impone un número mínimo de cinco atletas por género que acrediten una marca mínima, una cuantía de premios a los ganadores y unas condiciones en la prueba (avituallamiento cada cinco kilómetros, circuito cerrado al tráfico, control antidopaje...).