Una vez les dijeron que vivían en una película porque su historia siempre terminaba con final feliz. Puede que el éxito del Malacitano Futsal resida en la química del grupo, en el duro trabajo de esta última década, en hacer de la victoria una costumbre ... o quizá en un montaje de todos esos factores. La historia de este equipo, cuyo grueso de jugadores pertenecen a la generación 2003 y 2004 (hace sólo tres años eran juveniles), conjuga todo lo romántico del deporte porque los resultados han acompañado siempre. El pasado domingo sellaron su ascenso a la categoría de bronce del fútbol-sala nacional, tras vencer en los 'play-off' de ascenso al Cañada Rosal sevillano, para convertirse en el segundo equipo masculino más importante de la provincia en la disciplina después del UMA Antequera. El fútbol-sala malagueño seguirá teniendo un equipo en Segunda B después de que la Coineña consumara su descenso tras quince años compitiendo en el tercer escalón.
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El proyecto nació hace casi una década, cuando el paleño Luis Redoli, un exjugador e ingeniero de caminos enamorado del fútbol-sala, se hizo cargo de un grupo de alevines del extinto El Palo-Pedregalejo. «Casi todos eran de la misma clase, vecinos de El Palo, el Cerrado de Calderón o El Limonar. Todos tenían un vínculo muy especial». El entrenador, que siempre vio potencial en este elenco de talentos, tuvo claro, pese a que eran todavía niños, que había que formarlos desde bien pronto para el brillante futuro que les esperaba. «Muchos jugaban al fútbol en categoría Autonómica y sabíamos que teníamos que darles algo más para que se decantasen por nosotros», cuenta. Les ofrecieron sentirse importantes a una edad prematura para que entendieran que el fútbol-sala no se trataba de una mera actividad extraescolar. «Les quisimos dar la experiencia para que llegado el momento supieran competir», añade Redoli sobre su método.
Esta casi familia continuó jugando junta en el entonces recién creado Malacitano cuando terminó la etapa de El Palo-Pedregalejo. Redoli, que hoy tiene 43 años, recoge los frutos de aquel 'experimento' en el que se embarcó la pasada década. No le pone techo a este grupo y afirma sin pudor que el objetivo es llegar a la élite. «Primero, a Segunda, y en un futuro veremos si a Primera», verbaliza. Además, adelanta que tratan de cerrar un acuerdo de cantera con el reconocido colegio San Estanislao, en El Palo.
Luis Redoli
Entrenador del Malacitano
Sin egos, sin estrellas e identificados con una forma de ser y unos valores. Ese es su credo. «Se nos ha llamado de las mejores canteras, pero tenemos algo que es muy difícil conseguir», contextualiza. Circunstancias de la vida, unos pocos se quedaron por el camino, pero el grueso del grupo continúa su travesía de la misma mano. «Los que ya no están siguen viniendo al pabellón (Guadaljaire) a animarnos», afirma el técnico, que asegura preferir estar en un segundo plano para que sean sus jugadores los que brillen. Un grupo que tiene que usar más de dos manos para contar los éxitos conseguidos en estos nueve años: siete títulos de Liga, dos Copas de Andalucía y tres ascensos.
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De la temporada pasada a la anterior, el equipo sénior del Malacitano sólo ha sufrido leves retoques: la incorporación de algunos veteranos para acompañar la juventud de su nómina habitual de jugadores. El año pasado se quedaron a las puertas del ascenso y este curso han encontrado la tecla que les coloca en una Segunda B cada año más competitiva.
«Todo parece más fácil cuando se ve en la foto, pero no tiene nada que ver con la realidad», asiente el entrenador, que otorga un extra de valor a lo conseguido volviendo sobre sus pasos y recordando el transcurso de la campaña. «Nos ganamos el respeto en la pretemporada, dando la cara contra equipos de Segunda B y jugando en el Olivo Arena contra el Jaén B», introduce. «En la primera vuelta no perdimos ningún partido. Fuimos el único equipo andaluz que se mantuvo invicto hasta la jornada 23. Ha sido una temporada dura, con muchos viajes y muchos derbis», continúa. «Da igual el nivel que tenga cada uno, siempre se conocen entre ellos y los derbis son partidos en los que te dejas muchas cosas. Fatigan mucho».
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Hasta seis equipos malagueños compitieron esta pasada campaña en el Grupo 18 de Tercera División, uno de los dos que aglutinan a los andaluces: el Torremolinos, el Victoria Kent, el filial del UMA Antequera, el Torre del Mar, el Gamarra y el Malacitano. Los partidos de la fase regular, más la semifinal de los 'play-off' que disputaron contra la escuadra torremolinense, les llevaron a embarcarse hasta en 13 duelos intraprovinciales. «En Málaga este año los equipos vienen pisando fuerte. En nuestra ciudad se están haciendo muy bien las cosas», afirma, elogiando también el trabajo de sus rivales más cercanos.
Curiosamente, el equipo estuvo muy ligado al Málaga durante un breve período de su historia. Actuaron como filial de la sección de fútbol-sala del club de Martiricos, aunque la difícil situación económica en la que se encontraba sumido el club propiciaron que cada club continuara su camino por su cuenta. El Malacitano, que nunca cambió su nombre, siguió compitiendo bajo esa misma denominación y el propio técnico agradece al Málaga la oportunidad de haber podido llevar su escudo en el pecho.
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