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Lance Henderson de la Fuente es un adolescente normal, o tal vez no lo sea. No viste la capa de Superman, pero tiene un poder especial. Estudia 1º de Bachiller en el Swans International de Marbella y obtiene muy buenas notas, aunque nunca le han ... diagnosticado como superdotado. Se comporta con una madurez inopinada para su edad, no se le conoce novia, no es fiestero y no usa móvil salvo para cuestiones muy concretas. Tampoco le van los videojuegos ni las redes sociales, y todo esto le aparta de lo convencional, aunque también practica varios deportes. Dejó hace años las clases de piano y hay algo en lo que no tiene parangón y que asume con plena normalidad: es el Gran Maestro más joven de ajedrez de la historia en España.
Nuestro protagonista es marbellí pese a su nombre y primer apellido. Sus padres llegaron a la Costa del Sol hace 18 años. Su progenitor (Matt Henderson), estadounidense, un emprendedor en el mundo de la informática, acompañaba a su madre (María del Pino de la Fuente), una ingeniera aeroespacial pucelana que vivió unos años en Alemania. De este cóctel prometedor nacieron una niña y un niño especialmente inteligentes, dos cerebros especiales para el ajedrez, y un talento excepcional en el caso del menor, Lance.
Salvo el latiguillo «definitivamente», derivado de su inglés nativo, no hay nada en su expresión verbal que delate su juventud. Al contrario. Con 16 años y dos meses (en julio) logró en una Liga de clubes portuguesa la última norma de Gran Maestro, y llegó a ser más precoz que el referente actual en nuestro país, el menorquín Paco Vallejo (37 años). Pocos meses antes, en 2018, en el Abierto de Gibraltar (para muchos el mejor Open del mundo), logró la primera norma, y en un torneo cerrado en Francia, la segunda.
Lance fue el primer sorprendido después. «Había escuchado algo, pero pensé que quizás habría alguno. Tampoco estaba muy preocupado por ello. Si no tuviese este récord no cambiaría nada, aunque a la gente le interese esas cosas», reconoce. Su historia es atípica hasta en su primer capítulo. No fue un ajedrecista forjado desde edades muy tempranas. Todo comenzó a los 9 años. «Fui a un campamento a Córdoba y conocí a los hermanos Lechuga (se refiere a Luis Miguel y Diego Lechuga Cabrero), que eran los campeones de su provincia, y empecé a jugar algunas partidas con ellos. Me enseñaron cosas sobre los finales y me interesó mucho. Ya sabía las reglas, pero nunca jugaba».
Siete años le han bastado a nuestro 'superhéroe' malagueño para alcanzar la cima mundial. «Cuando llegó de Cordoba les metimos en el club de Marbella (el Ajedrez Metro Club) a él y su hermana. Me dijeron enseguida que mi hija podría ser muy buena jugadora, pero que mi hijo veía unos patrones en el juego que no hacía casi nadie», explica Matt. «Y en tres años casi gana ya el Nacional», añade.
Pero nada o poco ha cambiado en la vida de Lance, cuyo rango de Gran Maestro jamás perderá –lo que puede variar es su puntuación ELO, con un sistema que guarda cierta similitud con los puntos ATP del tenis–. «Le hemos hablado de la importancia de la continuidad, del trabajo diario», argumenta Matt. María del Pino recuerda que «en muchos torneos se lleva los libros y estudia unas horas y compite otras por las tardes».
Lance Henderson fue ya Maestro Internacional con 14 años. «Siempre tenía unos jugadores de referencia y quería seguir su camino. Llegué a la conclusión, cuando tenía 13, que quería ser Maestro Internacional con 14 y Gran Maestro a los 16. Me decía que si conseguía eso estaría en el buen camino y así ha sido», confiesa, pero a la postre esto no va a suponer una revolución en su vida, un cambio en las prioridades.
«Ahora no tengo objetivos tan concretos. Lo que quiero es poder estudiar todos los días y mejorar. Hacerlo bien en el siguiente torneo. El número uno español, Paco Vallejo, llegó a 2.730 (de puntuación ELO). Para ser el mejor de la historia me tendría que dedicar todo el día, y no es algo que esté dispuesto a hacer, porque tengo mis clases en el colegio. Lo veo difícil ser el número uno español. Es verdad que por las tardes tengo mucho tiempo libre, así que a lo mejor alcanzar los 2.600 sería un gran logro«, argumenta este precoz talento en el deporte mental.
Para hacerse una idea, el tótem de la historia del Ajedrez, el norteamericano Bobby Fischer, llegó a los 2.785 puntos, y el actual Magnus Carlsen, a2.872. «Sólo una fracción mínima de los jugadores viven de esto, con conferencias, patrocinadores o el 'streaming'», aclara Lance, que piensa desarrollar una carrera profesional en otra faceta distinta, pero sin poder precisar por dónde irán los tiros: «Sé las asignaturas que me gustan. Las matemáticas, las ciencias... No soy bueno en el lado del lenguaje, en las letras».
Su preparador, el también malagueño y Gran Maestro Ernesto Fernández –antes, en sus comienzos, estuvo a las órdenes de Jesús Garrido–, coincide en el problema futuro que afronta Lance: ¿Dedicarse de pleno al ajedrez o formarse para la vida? «Es un problema más de España como país que mundial. En otros, como China, Rusia o India los niños desde pequeño dejan de ir a la escuela y se centran rápidamente en estudiar y competir dejando de lado otros aspectos de la vida. Reciben ayudas incluso de los gobiernos directamente y tratan de potenciar a sus estrellas con entrenadores que le acompañan y empresas patrocinadoras», relata, pero matiza: «Del ajedrez se puede vivir de competir, de entrenar, de sus múltiples derivaciones, como valores sociales y terapéuticos. Yo pienso que Lance podría vivir del ajedrez. Lo que pasa que no es fácil tomar esa decisión si solo te planteas competir únicamente y dejar los estudios. Hay que mirar tanto el tema económico como la felicidad, algo complejo de decidir tan joven. Pero seguro que un poco más adelante lo puede ver más claro y tomar la decisión adecuada».
El mencionado Fischer es uno de los referentes de Lance, así como el cubano José Raúl Capablanca, aunque no muestra una preferencia clara. «Cuando estudio me gusta mucho ver las partidas clásicas, que son más instructivas. Entonces había más creatividad, puedes ver otras ideas. Hoy el juego es más estudiado, y en muchas ocasiones no se ha tenido que pensar una jugada. No hay diferencias casi en el estilo. No es tan fácil decir que un jugador tiene uno posicional o más agresivo».
Respecto a su forma de mover las piezas en el tablero, Ernesto Fernández es quien seguramente mejor lo puede describir. «Es un jugador bastante completo. Lógicamente, cualquier Gran Maestro alcanza ese nivel porque domina bastante bien todas las fases-estilos del juego, pero si tuviera que decantarme por alguno diría que tiene una gran comprensión estratégica en posiciones con muchas piezas y detalles posicionales a largo plazo«, explica.
Ahora bien, como argumenta Fernández, el ascenso tan rápido del marbellí es el cúmulo de «un gran número de pequeños detalles, que al final hacen un todo y marcan la diferencia». «En su día a día es muy ordenado, estudioso, respeta mucho los horarios, practica deporte, buena alimentación, familia equilibrada... y como alumno es muy metódico, sabe escuchar y aprender, tiene gran capacidad de trabajo y siente pasión por el ajedrez lo que le hace esforzarse sin caer en el desánimo cuando estudia por su cuenta. También tiene a favor sus buenos nervios, su seriedad en el descanso, su fuerza mental tras alguna derrota y su capacidad de lucha«, recita.
Para Lance, su forma de jugar se asocia incluso a su estado de ánimo. «Cuando estoy enfadado juego más agresivo –razona–. En general creo que soy más posicional«, apunta. Y sorprende con otra faceta impropia de su edad: »Desde el principio se me dieron bien las partidas ciegas y de hecho me gusta mucho jugarlas. He llegado a tener cinco rivales a la vez, pero tienen que ser muy inferiores, porque si no casi es imposible ganarles«.
Uno de los principales problemas ahora para Lance es probarse frente a rivales. «Ya no juego mucho en torneos federativos, porque el nivel se me queda bajo en algunos torneos –de hecho, su familia se queja también del escaso apoyo recibido por la Federación Española de Ajedrez–. Hago pocas competiciones, y este año voy a ser más selectivo«, se pronuncia. Y es que su próxima cita será nada menos que el torneo de la isla de Man (del 9 al 20 de octubre). Llamado oficialmente, Gran Torneo Suizo de la FIDE, su ganador se clasificará para el Torneo de Candidatos de 2020, y reparte 432.500 dólares en premios. Lance estará entre la pléyade mundial, con 120 jugadores en el cuadro, 105 invitados por la FIDE y 15 en base a otra serie de criterios.
Asimismo, el marbellí recurre también a los torneos de clubes para seguir creciendo. Está federado en uno de Silla (Valencia) y también ha competido con otro de Oporto en Portugal. En este sentido, la normativa internacional no limita demasiado la vinculación de un ajedrecista con varios clubes. De momento, Lance, más que con una actuación concreta, se queda con su participación hace un año en Gibraltar, que sacó lo mejor de él. Sólo perdió una partida pese a que ocho de su diez rivales eran mejores y fue el mejor de habla hispana y el más joven de los treinta primeros.
El Gran Maestro (GM) sólo puede llegar a ese nivel después de alcanzar tres normas (actuaciones) en torneos que cumplen una serie de criterios. Estos son los de tener al menos tres Grandes Maestros de diferentes países, que se juegue a nueve rondas y con un control de tiempo de al menos 120 minutos. Además, debe haber un árbitro internacional presente para emitir sus fallos durante el evento. Finalmente, el ajedrecista que quiera conseguir una norma debe tener un rendimiento de 2.600 puntos ELO en ese torneo. Además, una vez alcanzadas las tres normas, el jugador debe igualar o superar la cifra de los 2.500 puntos ELO (sistema creado en 1970). En el año 2017 la cifra de GM en España ascendía a sólo 47.
-¿Cuántos idiomas habla?
-Inglés y español. En inglés me siento incluso más cómodo, porque todos los libros que leo son en ese idioma y las asignaturas que estudio. Además, en el colegio estoy aprendiendo chino. Llevo cinco años. No es lo mismo escribirlo que hablarlo, que es más fácil que lo que la gente piensa, porque no hay que conjugar los verbos.
-Elija una película...
-Soy más de ver series, como 'Prison Break' o '24'. Me gustan de acción.
-Una ciudad.
-Forni di Sopra (en los Dolomitas italianos), que tiene mucha vegetación. Viviendo en Marbella, que tengo mucha playa, uno se crea la necesidad de tener montaña.
-Un grupo musical.
-Las canciones que suelo escuchar son en inglés. Paso épocas en que me va más un estilo. Ahora oigo a Jason Aldean.
-Diga algo que le moleste.
-A veces soy un poco paranoico en una partida de ajedrez si empiezo a perder o cambia el ritmo de la partida. Si se levanta el rival entonces tengo siempre el temor de que vaya a hacer trampas... De todas formas hay que mejorar el reglamento en ese aspecto. Si las partidas son retransmitidas 'on line' puedes salir fuera a hablar.
-¿Se considera una persona religiosa?
-No.
-¿A quién le gustaría conocer?
-Si puede ser del pasado, a Steve Jobs.
-Aunque aún no puede votar, ¿le interesa la política?
-No.
-¿Saca buenas notas en el colegio?
-Sí.
-¿Buenas o muy buenas?
-Suelo sacar o notables o sobresalientes.
-¿Qué otros deportes practica?
-Suelo ir los fines de semana a la montaña a correr o a dar paseos. Me apunto a actividades de fútbol o baloncesto en el colegio y también di hace años clases de tenis de mesa.
-¿Suele ir a las discotecas?
-No.
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