Irlanda, el nuevo destino de Adrián Miramón

La vida de este malagueño de 31 años gira en torno a una maleta desde hace años, especialmente desde que dejó a un lado el remo olímpico y apostó por una aclamada modalidad del Norte de España, desconocida aquí abajo: las traineras. El porqué es sencillo y él mismo lo explica: «Al final, dejé el remo olímpico por dinero. A mi me ofrecían dinero por remar en las traineras, mientras que en el remo olímpico al final te lo jugabas todo a llegar bien el día de la competición, tener que conseguir una medalla…». Y continúa, indignado: «Al final, tener que jugártelo todo a un día… Es que te puede pasar cualquier cosa aunque seas el favorito y si no consigues el resultado, te quedas a dos velas».

El de Arroyo de la Miel es sincero, cualidad que escasea cada vez más hoy en día; está cansado de 'malgastar' el tiempo y el sobreesfuerzo de un deportista de alto nivel en becas difíciles de conseguir o en ayudas escasas que siguen lastrando el deporte minoritario en España. «Mucha gente me dice, 'es que el objetivo de todo deportista es ir a las Juegos Olímpicos', pero yo no lo veo así, cada uno tiene sus objetivos. En las traineras me pasa lo mismo», asegura. Y termina: «Hace unos años estaba en un equipo con el que lo ganábamos todo, y ese mismo año me fui a otro que estaba a punto de descender. La gente me decía que estaba loco, pero si yo estoy a 1.000 kilómetros de mi casa es porque es mi trabajo, no mi 'hobby', y en el otro equipo me ofrecían mejores condiciones».

Sea como fuere, no le ha ido precisamente mal siguiendo su instinto y sus objetivos profesionales; porque el malagueño puede decir que vive económicamente de ello desde hace años. Eso sí, también lo compagina con otras labores en la empresa que le patrocina: Kanghua, dedicada a los botes de remo. «Yo estaba de representante en España y Portugal y ahora me voy a Irlanda como director deportivo de la empresa y con labores también de control de calidad del material. Al final ellos confían en que yo soy un reclamo para la empresa, porque no es lo mismo que te oriente sobre el material un vendedor o un trabajador, que un deportista que ha ganado cinco mundiales», reconoce.

Aquí, en esta última declaración, adelanta el próximo destino de vida: Irlanda. A mucha gente le sorprendió ver que en el último Mundial de remo de mar en el que se hizo con su quinta corona en skiff individual, Miramón compitió bajo el sello de un club irlandés, el Wicklow. Llevaba tiempo aprendiendo inglés porque su mente le decía que tenía que probar una experiencia internacional como esta, y fue gracias a su empresa como le llegó la oferta de esta entidad deportiva, que ya ha comprobado de lo que es capaz el malagueño, en sólo una competición. «Están supercontentos; es la primera medalla que consiguen con el club», destaca Miramón.

Con el equipo de esta pequeña localidad de 10.000 habitantes al Este del país, el malagueño competirá el próximo 2023 íntegramente en remo de mar, su verdadera especialidad y una disciplina muy aclamada en su nuevo destino. «En España no se le da valor a nada, sólo al fútbol y poco más, pero en Irlanda la gente lo vive con mucha intensidad. Yo cuando he ido allí y me han presentado, la gente me daba la mano y me felicitaba. Para ellos, hablar conmigo era como ilusionante, por todo mi palmarés. En Rumanía también, por ejemplo, me pidieron la camiseta y una foto… No estamos acostumbrados a esas cosas aquí y es bonito que te valoren así», cuenta.

Realmente, lo normal sería que pudiera sentirse así en España, como un deportista respetado, que lo ha ganado absolutamente todo desde hace años. Sólo este 2022, ha conseguido una triple corona al imponerse en el Mundial, el Europeo y el Campeonato de España, a lo que añade un sexto puesto en la liga de traineras del País Vasco con el Kaiku, un buen resultado teniendo en cuenta que llegaba de ascender de la segunda categoría. Podría 'aburrirle' el ganarlo todo un año más, pero el benalmadense tiene un reto personal pendiente: «Me gustaría ganar 15 campeonatos de España para que el próximo que llegue le cueste superarlo», cuenta en tono jocoso.

Pero de momento, le toca pensar en presente, porque aún tiene que cerrar el año con una última regata internacional en Mónaco, para la que ya ultima detalles. Una cita diferente para él, en la que se pueden conformar equipos de competición de diferentes clubes y nacionalidades. Un reto curioso y quizá más lúdico que competitivo, más allá de que, teniendo en cuenta su carácter competitivo siga siendo favorito cara a las medallas.

Le gustan los nuevos retos y por supuesto, no descartaría acudir a unos Juegos Olímpicos en el caso de que el remo de mar entrase al plantel: «Supuestamente, se está hablando que para 2028 va a ser olímpico casi seguro, así que es una oportunidad y estaría encantado de poder vivirla, pero yo no quiero pensar en eso, quiero centrarme en mi próxima temporada», cuenta. Y es que ya lo ha dejado claro: su objetivo, más allá de lo puramente resultadista, es luchar por defender la profesión de deportista y seguir viviendo de lo que le hace feliz, y por supuesto, de lo que mejor sabe hacer.