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Los ciclos en el mundo del deporte son ley de vida y, contemplado desde esta perspectiva, el hecho que el del Bádminton Benalmádena en la máxima categoría nacional haya durado la friolera de 17 años es para concluir que las cosas en el club ... malagueño se han hecho razonablemente durante un tiempo muy prolongado. El sábado la derrota por 5-1 en la pista del Paracuellos, en la eliminatoria de promoción, a partido único, consumó el descenso a Primera Oro, la segunda categoría nacional, en lo que supone un cambio en el devenir de la entidad.
Málaga ha perdido de paso a uno de los escasos clubes deportivos de la provincia con equipo en la máxima categoría, hasta el punto de que que a día de hoy pueden quedar solamente tres cara al próximo curso (el Unicaja de baloncesto, el Costa del Sol Málaga de balonmano femenino y el BeSoccer UMA Antequera si, como se prevé, se mantiene en Primera), a los que se podría sumar el Trops Málaga en la Liga Asobal de balonmano masculino, aunque no lo va a tener nada fácil en la fase de ascenso.
«El principal problema ha sido cerrar un equipo competitivo. En la primera vuelta se ganó en casa al Oviedo y al Recreativo IES la Orden y, además, con sus equipos buenos. Al final han sido primero y segundo de grupo, pero nosotros perdimos a Sophie Topp después... En todos los partidos de Liga (diez, además de la citada promoción de descenso) hemos presentado como máximo un equipo competitivo para cuatro puntos (se juegan siete)», se lamenta el presidente de la entidad, Daniel Alcover.
El nivel medio del bádminton nacional ha crecido al tiempo que se han creado en diferentes puntos del país un centro de alto rendimiento y seis de tecnificación en esta disciplina. Y, de forma paralela, el potencial de muchos clubes ha subido en parámetros por encima de los del Benalmádena. De esta forma, armar el equipo cada verano se fue convirtiendo en un reto cada vez más complicado. «No podíamos entrar en una subasta con otros clubes en cuanto a ofertas a jugadores, porque las demás iban a ser superiores». No por casualidad el Benalmádena ya venía años flirteando con el descenso. Incluso, en 2020, con el inicio de la pandemia, no se acudió a los 'play-off' en Pontevedra y la sanción fue el descenso, que no se consumó al no haber clubes que subieran al Top8 de LigaSports.
Daniel Alcover
Presidente del Bádminton Benalmádena
La solución era incorporar extranjeros puntualmente en los partidos para elevar el nivel, pero la Liga ha impedido que jueguen en el 'play-off' de permanencia si no totalizaban al menos cuatro encuentros durante el curso. El coste de estas adquisiciones se ha encarecido conforme ha crecido el potencial de las diferentes ligas europeas, sobre todo las nórdicas. El Benalmádena se benefició de un acuerdo con el Triton Aalborg, pero su principal jugadora, Sophie Topp, ya no pudo reforzar al equipo desde mitad de temporada y sin llegar a cumplir esas cuatro citas.
Hay mas argumentos para el descenso. Alcover cita otro: «Las generaciones nuevas han dejado de jugar mucho antes. En mi época llegábamos a los 30 años», reconoce achacándolo a los estudios y a la falta de motivación, y también ha faltado nivel en los jugadores de casa para competir en el Top8.
El Benalmádena, una especie de Athletic de Bilbao del bádminton cuando debutó en la élite en la 2005-06, se ha visto cada vez con más competencia y obstáculos. Hasta las ayudas se han reducido. El club se ha basado en las de las instituciones. Con la subvención de la Junta, el Málaga Compite de Diputación y la del ayuntamiento local, esta no dirigida al equipo sénior, sino a la cantera, más la colaboración de patrocinadores (FZ Forza y Viajes DLP) se ha cubierto el presupuesto de las campañas, pero el problema es que últimamente alguna de estas ayudas llegó sobrevenida.
«Descender no es un drama. Nos da pena, pero sabíamos que iba a llegar tarde o temprano. Lo más importante es hacer una continuación de los proyectos en el club. Intentaremos que las nuevas generaciones no abandonen tan rápido y tengan calidad, pero ahora queremos saber cuál será la filosofía del club, si nos vale estar unas temporadas en Primera Oro, intentar aumentar el nivel medio del club y crear una base económica, o si hay que buscar ya el ascenso a División de Honor», razona Alcover, que en todo caso anticipa cambios de calado en la estructura del club.
De momento se preparan desde ya para competir en una categoría nacional con doce equipos (suben dos), en la que las jornadas se organizan con compromisos triples cada fin de semana, con el objeto de reducir carga en los viajes de los equipos. «Los costes serán similares a los de División de Honor», asume de todas formas Alcover, cuya principal esperanza a medio y largo plazo es potenciar al máximo el nivel de la cantera. Este es el presente y el futuro del Bádminton Benalmádena.
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