Una escuela de vida en el Mediterráneo

De su experiencia nace una necesidad: que el deporte adaptado sea una realidad en el Real Club Mediterráneo. Fernando Romero de Cuadra, nacido en 1984, es socio desde pequeño de esta entidad deportiva y su medio natural era la piscina del club, donde se pasaba los días nadando junto a sus seis primos. A medida que fue creciendo, su condición de deportista le pedía más y más, este joven malagueño necesitaba competir. Nació con Paraparesia Espástica, uno de los tipos de parálisis cerebral que le afecta a las dos piernas y esto parecía ser un obstáculo para desarrollar su pasión. Pero no fue así.

Si se sitúa la historia en el año 2016, este nadador quiso federarse y no pudo. Aquí nace su lucha por construir un deporte en igualdad de condiciones. «En 2017 hice un escrito y lo presenté en la Asamblea del club. A partir de ahí comenzaron a cambiar los estatutos y pude empezar a competir», explica Romero de Cuadra. Arranca así una nueva etapa para este deportista y para el club deportivo malagueño, que hacía un hueco para que las personas con discapacidad pudiesen acudir a campeonatos como cualquier otro de sus usuarios. «Cualquier socio podía federarse, ¿yo por qué no iba a poder?», reflexiona.

Sigue la cronología y en 2018, este joven malagueño comienza su andadura como miembro de la Junta Directiva del RCM y como encargado del deporte adaptado de la entidad. Ahora, en 2020 el deporte adaptado es toda una realidad: natación, remo y pádel están disponibles para federarse y, en este último fin de semana, uno nuevo se ha sumado, la vela. Sin duda, una iniciativa con un gran valor que está creando una escuela de vida en el Mediterráneo. «Queremos que vengan a practicar deporte y a aprender valores, sea quien sea, si es así, siempre va a tener un sitio aquí», apunta Romero de Cuadra.

Tanto socios como no socios pueden acudir al club a formalizar su carrera como deportistas o a realizar una práctica como puro 'hobby'. En la escuela de pádel, 'Palas para todos', que ya lleva más de siete años funcionando en el RCM y cuya presidenta es la campeona del mundo, Carolina Navarro, aprenden día a día 28 deportistas y, desde que pueden empezar a competir, van sumándose poco a poco más. Como por ejemplo, en el próximo campeonato andaluz, que se celebrará a mediados de noviembre y unos cinco jugadores se plantean viajar a Granada y luchar por su medalla, entrenados por las palistas Elsa Navarro y Ángeles Conejo.

En el agua también disfrutan estos profesionales, concretamente diez nadadores mejoran su técnica en las instalaciones del club guiados por el bracista olímpico Melquiades Álvarez. «Lo importante es que en la calle de al lado hay gente sin discapacidad nadando. Esa sí que es la inclusión. Y eso da lugar a crear buenas personas para el día de mañana», resalta Fernando Romero de Cuadra. Su vínculo con la natación hace que la creación de este equipo sea aún más especial, ellos pueden competir sin ningún impedimento, ahora el malagueño ve en ellos a sí mismo, al pequeño que quería federarse en igualdad de condiciones. «Ahora son unos seis chicos los que van a ir al absoluto, que como se aplazó estamos esperando la fecha, que será más o menos en diciembre», explica el nadador.

Un equipo más reducido es el que hay para remo, con un total de cinco personas. «Aquí cambia un poco la cosa, muchos de ellos eran socios y tras una enfermedad han tenido una discapacidad física y siguen su práctica deportiva en este equipo», explica Romero de Cuadra. Otro gran referente de la disciplina entrena a este grupo, se trata de Ramón Gómez Cotilla, campeón de España. Este último fin de semana ha dado el pistoletazo de salida el grupo de vela, hasta ahora tres, a las órdenes de Eduardo Angulo. «Los entrenadores son gente de la élite, quien venga aquí está muy bien asesorado», destaca.

La capacidad de competir o no competir, haya una discapacidad o no, es la misma. Y así lo opina este miembro de la Junta Directiva del RCM: «Todo el mundo no vale para una competición, seas discapacitado o no. Aquí primero lo que buscamos es que se haga deporte con el fin de divertirse, mejorar capacidades, evadirse de los problemas... Ya después se puede ser más ambicioso o no», destaca el nadador. Es por eso que el fin de esta iniciativa del deporte adaptado es estimular y formar personas. «No quiero frustración. Tienen que aprender a caerse y levantarse, eso son cosas que enseña muy bien el deporte. Aquí tratamos a personas», concluye emocionado Romero de Cuadra.