Carolina Navarro: «Nada me gustaría más que ver a Bea González en el nº 1»

Una jugadora con raíces suecas y malagueñas que comenzó a despuntar en tenis pero acabó brillando en el pádel, en una época en la que sólo unos pocos tomaban este como un deporte profesional. Ha vivido durante toda su vida y en primera persona, la transformación de este hasta hoy, cuando el pádel es una de las disciplinas de mayor proyección y popularidad mundial, especialmente en Europa y Latinoamérica. Además de ser la nº 1 durante casi una década, fue tres veces campeona del mundo por parejas, cuatro por selecciones y 12 años campeona de España, entre otros innumerables títulos, también personales como la medalla de bronce de la Real Orden al Mérito Deportivo.

Una carrera difícilmente igualable pero que además, continúa. Porque a sus 47 años, Carolina Navarro sigue en activo, camino a su trigésima temporada como profesional y siendo la más veterana del circuito profesional. Es consciente de que su vida deportiva no se extenderá mucho más, pero por fortuna, Málaga ya tiene un relevo perfecto para que recoja su corona.

Y esa es Bea González, alias 'La Perla de El Palo', la jugadora que rompió el récord de precocidad del World Padel Tour al debutar con sólo 14 años y que, ocho años después, con 22, es la nº 4 del mundo y la nº 2 por parejas, junto a la argentina Delfi Brea, cifras que alcanza en un 2023 en el que volvió a batir dos récords, siendo la jugadora más joven en ganar un Master (21 años, en Valladolid) y un Master Final (22 años, en Barcelona, este domingo). «Está llegando a un gran momento de madurez. Antes jugaba un poco más a lo loco y ahora mantiene ese físico que tiene y ese punto de locura, pero además juega con cabeza, más ordenado. Si consigue mantenerlo, cumplirá el sueño de ser número uno», valora Carolina.

Y continúa argumentando la experimentada malagueña: «Han tenido un cierre de temporada increíble Delfi y ella. Estoy muy feliz de que por fin haya otra malagueña de nuevo ahí. Si siguen así, es cuestión de tiempo que lleguen al número uno, nada me gustaría más que poder verla en el número uno el año que viene». Parece que fue ayer cuando Carolina, siendo ya una estrella, vio por primera vez a una jovencísima Bea a la que le brillaban los ojos cuando empuñaba la pala y que sorprendía a todos con su talento en pista. «Nos conocemos desde hace muchos años, del mundillo malagueño... Ella era 'fan' mía, digamos. Venía a verme jugar y a algún clínic y ya luego jugamos algún partidillo… Ya entonces se le veía que estaba tocada por la varita. La recuerdo perfectamente, porque es de esas personas a las que ves jugar y piensas: 'va a ser muy buena'».

No se equivocaba la ex número uno, que como anécdota, hizo de 'celestina' al recomendarle a su amiga, la profesional argentina Paula Eyheraguibel, que apostase por Bea como nueva compañera para el circuito mundial. «Buscaba pareja y le dije que había una niña en Málaga que jugaba una barbaridad. Le enseñé un vídeo y ella bajó a Málaga a verla», confiesa. Le convenció, porque la acompañó en el debut de la joven paleña en el World Padel Tour.

¿Le hubiera gustado haber formado pareja con Bea? Sí, pero Carolina se sincera: «Las dos somos revés cerrado, así que es imposible. Es una pena, porque si alguna se hubiera adaptado a la derecha, hubiera sido increíble, pero somos muy cerradas», cuenta en tono jocoso. El destino hizo su trabajo y permitió que se dieran dos grandes carreras por separado, una histórica y quizá, tocando a su fin, y otra que sólo acaba de empezar.