Las coordenadas de geolocalización permiten llegar sin perderse a la finca de Carlos Lange, en el interior de Mijas. Sin tiempo de pensar en cómo situarse allí sin la ayuda del GPS en tiempos pretéritos, un grupo de perros reciben a este periódico en la ... instalación, con once caballos, dos trabajadores y una figura en ciernes de la hípica española. A sus 21 años, ha sido campeón de España en todas las categorías, pero ahora deja de ser 'joven jinete' y se prepara para el paso más complicado, el salto a nivel absoluto, cuando la altura de los obstáculos se eleva a 1,60 metros y también la entidad de los rivales.
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Lange no parece malagueño. es un jinete espigado (1,85 metros) y sus rasgos desvelan sus ancestros. De abuelo alemán, juez de enganches, y abuela holandesa. Hasta con madre maña, pero padre costasoleño también apasionado del mundo del caballo, pero ahora empresario del sector inmobiliario. Y él, criado en Mijas y, como no podía ser menos, ligado al mundo equino desde que era casi bebé, como sus hermanos Oliver (que también ha competido) y su hermana Sandra, algo más desligada.
El presente, que no futuro a largo plazo, de Carlos Lange se llama 'Soraya Rouge', una yegua blanca francesa de 15 años que le ha ofrecido sus mayores éxitos recientes y con la que lleva ya algo más de un lustro. El malagueño ha brillado en numerosas Copas de Naciones y en Copas de Europa en su categoría, pero ahora quizás falte buscar ese relevo a 'Soraya'. Como reconoce, «siempre ha sido fuerte, pero calculo que el año que viene será el último». Sus esperanzas están puestas en tres de los jóvenes caballos de su cuadra, a los que adiestra para que sigan progresando. Son, sobre todo, 'Diamant', 'Khadiri' y 'Que paso Z', dos alemanes y un belga.
Le motiva seguir la proyección de estos equinos tanto como su nuevo proyecto comercial con otros caballos, y también invierte parte de su tiempo en la formación de otros jinetes, como el veterano Samuel Oliva hace respecto a él. «Es muy trabajador y tiene mucho talento en la pista de concurso para hacer recorridos sin falta. Ya ha demostrado su proyección. Está entre los tres mejores jinetes españoles de su edad, y ahora sólo le falta esa pizca de apoyo. Porque esto es casi como la Fórmula 1: sin un buen coche...».
Lange ratifica que el jinete es un deportista atípico. «Este mundo no es fácil, porque somos dos seres vivos. El 30 por ciento es el jinete y lo difícil es otro 30 por ciento que está en el aire: cómo se ha levantado el caballo ese día, la alimentación, el estado de ánimo... Eso es lo que hace este deporte un poco difícil», argumenta con una madurez impropia de su edad. Lo dice con pruebas fehacientes. Hace poco en Vilamoura (Portugal), 'Soraya' tuvo un cólico que le mermó en la competición, por no hablar del brote de rinoneumonitis que frenó el calendario de competición justo cuando mejoró la situación sociosanitaria tras la pandemia del Covid.
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Mientras de forma paralela emprende un proyecto empresarial con caballos de su cuadra propia, el gran sueño de Lange es ser olímpico algún día. Aunque tiene muchos años de recorrido para lograrlo no es una meta sencilla. Para los recientes Juegos de Tokio sólo se clasificó en saltos Eduardo Álvarez Aznar. De momento, ya con la temporada casi acabada, en este próximo 2022, afirma que «me gustaría involucrarme en el equipo nacional», cuyo seleccionador es Alberto Honrubia, que cita a un quinteto de jinetes para cada prueba internacional.
Lange ha tenido el respaldo de la Fundación Andalucía Olímpica, que le ha concedido 2.500 euros de beca este año. «Es importante que mi comunidad te reconozca como deportista de alto nivel y te ofrezca una ayuda económica», afirma consciente de la alta competencia especialmente de jinetes andaluces y agradecido, aunque en su fuero interno barrunta que quizás no es del todo suficiente para las metas que se propone.
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Lange estuve en el pasado cuatro meses en Wellington (estados Unidos) con el afamado jinete irlandés Darragh Kenny, séptimo del mundo. «Luego me fui a Holanda, a sus cuadras, cuatro o cinco meses, y desde ahí a otra cuadra holandesa dos años. Muy formado en su mundo, tiene claras las ideas: »El caballo de salto tiene que tener fuerza, calidad y buena cabeza, pero para mí lo más importante es que tenga calidad. En un recorrido hay muchas cosas que se pueden trabajar, pero la calidad se tiene o no se tiene«.
Calidad en el caballo y mucho trabajo (al margen del talento) del jinete. Aunque vive en la Costa, se desplaza pronto a su finca a diario. Sus jornadas comienzan a las 8.30 horas. Para al mediodía, en torno a las 13.30, y vuelve de 16.00 a 18.30. Y, luego, otro tipo de esfuerzo, el económico: «Comprarse un caballo es una inversión brutal. La alimentación, los veterinarios, un buen herrador, transportarlo (la Federación apenas costea un 10% en este capítulo)...».
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