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Un hito como el que consiguió el pasado 20 de noviembre merecía un reconocimiento a la altura. A sus 24 años, la campeona de España de todas las categorías, campeona de Europa júnior, varias veces medallista en las Premier League y oro iberoamericano, consiguió la ... joya de la corona de su precoz trayectoria: se coronó campeona del mundo de kumite +68 kilo. Ella es María Torres, la que, desde hace años, ya se había consagrado por su brillante palmarés, como la mejor karateca malagueña de todos los tiempos. Este título fue además inédito para la historia nacional, porque fue la primera española en coronarse a nivel mundial en cualquier categoría de kumite (combate).
Méritos más que suficientes para que la joven pupila del que fuera pentacampeón de Europa, y lo más importante, su padre, Eugenio Torres, recibiese este jueves 9 de diciembre el premio Malagueños del Año de SUR, de manos del jefe de la sección de deportes Sergio Cortés. «Este año para mi ha sido una montaña rusa desde el principio; empezó muy bien, con una final en la Liga mundial, a mitad de año no fue tan bien con la no clasificación para los Juegos Olímpicos, pero ha terminado de la mejor manera posible que podría haber terminado un año en mi carrera deportiva, como dicen mis amigos, coronando el planeta», así arrancó el discurso de la malagueña, ya con su galardón en las manos y notablemente emocionada sobre el escenario del Palacio de Ferias y Congresos.
«A pesar de los buenos y los no tan buenos resultados de este año, yo me siento muy afortunada porque tengo a mi familia y su apoyo, por ellos quiero darle las gracias a ellos, por no dejar nunca que me rinda», continuó Torres, en una emotiva ronda de agradecimientos en la que quiso mencionar especialmente a su padre, quien le hizo descubrir su pasión por el deporte que le ha dado la vida y le ha llevado a ser quien es. «Gracias porque es mi entrenador, padre, amigo, muchas veces psicólogo y mi apoyo principal en la vida». Como no podía ser de otra forma, su madre María José y su hermana Eugenia también contaron un con hueco especial en su discurso, así como sus patrocinadores, los componentes de su equipo de trabajo, el Ayuntamiento de Málaga, el Colegio El Atabal, en el que creció y la Federación Andaluza de Kárate. Palabras de orgullo por su trabajo y por todo el grupo de personas que la han ayudado a llegar adonde está llegando; el principio de una brillante carrera absoluta.
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