Una sonrisa de oreja a oreja atraviesa la comisura de la boca de Borja Vivas (Málaga, 1984), que desde hace semanas parece otro. Su primera experiencia con las lesiones llegó más tarde de lo habitual en su carrera y estuvo muy cerca de forzar su ... retirada. Meses después ha vencido al fantasma y disfruta de una segunda vida yendo a entrenarse a Carranque sin molestias. El mejor atleta local de la última década no descarta volver por sus fueros en el lanzamiento de peso, ahora ya sin exigencias de ningún tipo. En el peor de los casos se retirará un medallista europeo, alguien dos veces olímpico y dieciséis veces campeón de España (ocho al aire libre y otras tantas 'indoor').
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Vivas ha sufrido una rotura parcial del tendón rotuliano de la rodilla izquierda, con una afectación parcial en el cartílago de la rótula. Notó a finales de 2018 un pinchazo en un ejercicio de vallas una «roturita» –como le gusta decir– que no terminaba de mejorar. «Si lo llego a saber me hubiera operado antes», admite, pero mandó su miedo a la intervención. Siguió un tratamiento más conservador, cinco inyecciones con factores de crecimiento en la rodilla impuestas por el doctor Vicente de la Varga. Después de no competir desde julio de 2018, en febrero de 2019 se probó en el Campeonato de España de pista cubierta en Antequera. «Quince minutos antes de competir me infiltraron y lancé sin fuerza alguna en los apoyos de la pierna», recuerda en una sensación inédita para él. Su registro fue de 18,90, casi al nivel de sus inicios competitivos en el peso. Desde entonces no ha vuelto a un concurso, y el 22 de mayo fue intervenido de su rodilla en la CHIP, por el doctor Nogales, tras descartar la opción de hacerla en Madrid que le ofreció la Federación Española de Atletismo.
Vivas siempre había padecido de tendinitis en la rodilla izquierda, y el sobreesfuerzo para compensar de la derecha provocó a la larga la lesión. «Ya no era sólo por pensar en el atletismo, sino porque me garantizaban que iba a hacer vida normal. Es que no podía agacharme para coger a mi hija o jugar al pádel, y en un futuro, cuando deje el atletismo, no descarto operarme de la rodilla derecha para ganar calidad de vida«, reconoce ahora.
Lo que pocos conocen es el calvario vivido en estos meses, como relató a este periódico. «Uno se replantea muchas cosas. Cuando me operé pensé que se había acabado todo, porque me dolía y había muchos gestos que no podía hacer», confiesa, y no niega que la retirada fue una de las opciones. «Lo he pensado, pero mis padres son los que más me han animado, también mi entrenador y el club (el Atletismo Málaga). No le debo nada a nadie ni nadie espera nada de mí. Es un reto personal, el de poder retirarme cuando quiera. Es una segunda oportunidad, que es lo que me motiva para venir a entrenarme después de veintitantos años, con dos hijas y trabajando«, argumenta.
«Me estoy entrenando para pasar esa barrera de veinte metros nuevamente –añade–. Ahora compito sin esa presión añadida de antes. Voy a probarme. No me marco la exigencia de que va a ser mi última temporada, pero sería una forma de cerrar un ciclo, aunque si estoy bien y los resultados van bien...». Lo que está claro es que con 35 años (36 cumplirá en primavera) se puede tomar la competición con otra perspectiva: «Ahora voy sólo a disfrutar. Estoy viviendo una segunda oportunidad que pensaba que no iba a tener. Siempre quiero ganar lanzar 21 metros, pero no me lo tomaré tan mal si no lo consigo. Sé de dónde vengo y lo que me ha costado llegar hasta aquí«.
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El optimismo exacerbado de Vivas estos días tiene que ver con lo que le dice su cuerpo. «Vuelvo a tener sensaciones buenas, aunque ir paso a paso. Que no me duela nada ya me produce una sonrisa. Tengo los clásicos dolores de espalda de hacer ejercicio, pero a eso estamos acostumbrados, sinónimo de que estamos entrenándonos y haciendo las cosas bien«, detalla. »Los plazos se han cumplido y empecé a entrenarme a finales de septiembre, con un poco de preparación general, y ya he hecho tres sesiones técnicas. Sigo progresando en los kilos de gimnasio, y ya estoy en el 90 por ciento de los ejercicios que hacía. La evolución que llevo es la normal de cualquier pretemporada. En la técnica inconscientemente voy con el miedo y quito la pierna, pero...«.
Además, 2020 ofrece numerosas alternativas suculentas para una buena retirada. «Está el aliciente de que hay unos Juegos Olímpicos. Serían los terceros de mi carrera. Soy consciente de la dificultad, porque cada año las mínimas aumentan, pero la ilusión de intentarlo nadie me la quita». Vivas logró su plusmarca en lanzamiento de peso en el verano de 2014 en Alcobendas, en un Campeonato de España al aire libre. Sus 21,07 no le darían a día de hoy siquiera para hacer la mínima olímpica cara a los Juegos de Pekín de agosto (21.10). Ese estío fue subcampeón de Europa en Zúrich (20,86), y al año siguiente, en Praga, fue cuarto en un Europeo en pista cubierta (20,59). Esas actuaciones marcan la cima de su carrera, que desde entonces comenzó un lento declive, hasta alcanzar el año y medio actual sin competir por su lesión, pero en la campaña 2017-18, apenas pasó de los veinte metros. En 2016 se quedó a sólo siete centímetros de pasar a la final en el concurso de peso los Juegos de Río, en un «pico» en su rendimiento.
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Si el malagueño no acudiera a Pekín, tendría otras opciones atractivas de cerrar página, como los Campeonatos Iberoamericanos, que se desarrollarán este año en Tenerife a comienzos de verano; la Copa de Europa de lanzamientos, en Portugal y, sobre todo, el Campeonato de Europa al aire libre en París en agosto, que cataloga como el «principal objetivo». La mínima ahí puede estar en 20,20 metros, menos exigente que para el Mundial de pista cubierta, en China en marzo (que puede oscilar entre 20,80-20,90, pero que a la postre puede bajar al preverse muchas ausencias). «El Nacional pudo haber sido en Málaga, pero al final irá a Getafe. Ese colofón hubiera sido genial», añade.
En los últimos años a Vivas le salió la competencia de Carlos Tobalina, que estimuló sus marcas y que casualmente sufrió el mismo problema en una rodilla, aunque le fue bien el tratamiento con factores de crecimiento en 2017, sin quirófano. «Ha perdido la adrenalina de no competir con nadie, alguien que le apriete por detrás», explica Vivas. De hecho, la última temporada lanzó sólo 20,20. Borja Vivas volverá a ir a una concentración de la Federación Española en Portugal del 26 al 30 diciembre, junto a los mejores lanzadores. Después pretende participar en dos o tres pruebas antes del Nacional de pista cubierta, en Orense. Su regreso podría ser en Antequera en un control de marcas a finales de enero, aunque le hubiera gustado que fuera en Carranque.
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En todo caso, nadie duda de que el lanzamiento de peso ha experimentado un 'boom' internacional en los últimos meses. «En Doha hubo cuatro lanzadores por encima de 22,50. Es muy probable que este año se vuelva a batir el récord del mundo. Se ha impuesto la técnica giratoria, y antes predominaba la lineal. Hay además tres fuera de serie, y un avance en la tecnología. Se ha cambiado la forma de entrenar. Antes se basaba todo más en las repeticiones, y ahora es más aplicado con menos cargas y nuevas técnicas. Un entrenador va con un portátil, te pone unos sensores y va viendo si todo va bien o mal: los grados que hay que subir, la velocidad...», analiza.
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