cristina pinto
Lunes, 15 de marzo 2021, 00:08
Se dice que: «Al arbolito, desde chiquitito». Este refrán se puede aplicar a muchos ámbitos e historias de cualquier vida, pero, en este contexto, se va a relacionar con el taekwondo. Si bien hace unos veinte años hubo un 'boom' en Málaga con deportistas olímpicos ... como Elena Benítez o Ángel Alonso, ahora esta disciplina se prepara creando escuela desde las nuevas generaciones y sigue luchando para volver a conseguir una nueva época de referencia.
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«Desde chiquitito», entre tantos ejemplos que hay en la ciudad de pequeños entrenando y creciendo en esta disciplina, uno de ellos podría ser Rafael González, que practica taekwondo ITF y aprende de la mano de Arthur en el Club Invictus, Con once años, este malagueño está a dos exámenes de alcanzar el cinturón negro y tiene a sus espaldas un palmarés de 37 medallas en diferentes categorías a nivel nacional e internacional. Esta pequeña promesa recuerda cómo fue su primer campeonato, cuando tenía unos cinco años: «Fue en combate y en la final el chico con el que me tocaba no quiso salir, entonces me pusieron con un chico uno o dos años más grande que yo. Al final fue bien, gané», repasa González.
Aunque ahora admite que está «desmotivado» por la falta de campeonatos. Su madre, Esther, confirma que la ilusión sigue ahí: «Es un deporte que le gusta mucho, ahora es verdad que con lo de la pandemia no ha podido competir, pero está muy ilusionado porque tiene un cinturón muy alto».
Si se sigue el camino en el árbol genealógico del taekwondo malagueño, entre las siguientes generaciones se puede encontrar la de Erik Valverde, de 17 años. Desde el Club Deportivo Monfrino entrena desde la federación olímpica, la WTF, y cuenta con una medalla conseguida recientemente, el 23 de febrero; ahora se prepara para el nacional, que se prevé que será en mayo aproximadamente. «Tengo en mente seguir estudiando para hacer Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y después impartir clases de taekwondo para poder vivir de esto», comenta Valverde.
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Tenía unos diez años cuando empezó y ahora, con 29 años, aún no se ha separado del taekwondo, ni se le pasa por la mente. La benalmadense Melody Navarro, que entrena en el Club Invitus en ITF, tiene clara su meta: «Mi reto es llegar a un mundial antes de los 35, me estoy preparando para eso y poder retirarme a lo grande», apunta la taekwondista. A los 14 años acudió a su primer europeo en Alemania donde se llevó la medalla de oro en tul, después siguió compitiendo a nivel nacional y solía quedar oro en la mayoría de los campeonatos, después ha seguido participando en europeos pero sin clasificación para ir a un mundial, por eso sigue entrenando para quitarse «esa espinita».
Para cerrar este pequeño círculo de generaciones, la alamedana Paqui Mates es un buen ejemplo de veteranía. Lo del taekwondo le viene de familia, ya que su padre lo ha estado practicando hasta hace unos años y ella ha seguido sus pasos. Ahora tiene 48 años y es la directora del Club Cultura y Estilo de Alameda, además de delegada en Málaga de taekwondo. Ella sigue practicando este deporte y, además, con vistas de futuro.
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Para hablar de futuro tiene que existir pasado y, esta deportista, de eso tiene de sobra. Entre sus grandes logros, sin duda el más destacado se traslada al año 2014, cuando en el IX Mundial de Taekwondo Poomsae celebrado en México ganó la medalla de bronce en la modalidad de trío junto con Rocío Medina y Desiré Márquez. En la actualidad, en el último campeonato andaluz, esta malagueña siguió llevándose medallas para su historia: «Quedé campeona de Andalucía y plata en pareja. Tenemos el gusanillo de competir», comenta la veterana con hambre de torneos.
Al ser cuestionados por ¿en qué momento se encuentra el taekwondo malagueño?, la respuesta casi que coincide en estos cuatro deportistas. Todo continúa, se vive un buen momento, pero hay que seguir creciendo. El pequeño Rafael González admite que: «Hay mucha gente que conozco de otros clubes». Mientras que Paqui Mates ve el futuro del taekwondo no solo en la práctica, sino también en la enseñanza desde su club, donde imparte clases: «Creo que las nuevas generaciones vienen fuertes. Aunque Sevilla y Granada destacan en Andalucía, desde antes del Covid-19, aquí estaba pegando fuerte», confiesa la delegada en Málaga.
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Los casi veinte años que lleva Melody Navarro practicando el taekwondo le han servido para valorar no solo el nivel provincial, sino el de sus propios compañeros. «No es un deporte muy reconocido ni valorado, pero aquí en Málaga el taekwondo tiene nivel. Por ejemplo, mi compañera Paula Sanz es una gran competidora nacional, con ella siempre crezco», admite la benalmadense. Aunque la evaluación parece ser positiva para conseguir otra generación de referencia en el taekwondo, estos cuatro deportistas saben que lo más importante es la constancia: «Para ser un buen competidor lo importante es la disciplina, el entrenamiento y el compromiso», puntualiza Erik Valverde.
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