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Nacho Gutiérrez
Lunes, 8 de marzo 2021, 19:20
Esta semana se cumplen cincuenta años del gran duelo entre Muhammad Ali frente a Joe Frazier, un combate del siglo que paralizó esa noche del 8 de marzo de 1971 los accesos Nueva York. El Madison Square Garden reunió a más de veinte ... mil fanáticos que representaban la esencia de ese duelo, una Norteamérica divida, dos clases de entender el papel del deportista afroamericano de la época o simplemente un negocio redondo en lo publicitario con dos roles diferenciados (¿Y pactados?) en el que Ali era el púgil revolucionario y en contra del sistema frente al negro bueno que aceptaba estar sometido por empresarios. Una formula cruel que Ali explotó en vida y que sólo el paso del tiempo ha ido borrando en la memoria del aficionado al boxeo para dejarle ver la calidad que escondían uno y otro.
Los aficionados que hayan querido descubrir la historia detrás del combate han podido comprobar cómo Frazier ayudó a Ali de manera económica, cómo pidió a las autoridades que dejaran boxear a su enemigo más visceral y cómo le rogó al presidente la vuelta de aquel que un día osara a poner en entredicho los valores de una sociedad, hasta entonces, muy conservadora a pesar de los nuevos aires.
Esa noche Ali salió de rojo en terciopelo mientras 'Smoking' Frazier optó por el amarillo con verde...Y a pie de 'ring' Frank Sinatra afinaba la cámara mientras Arthur Mercante daba las ultimas instrucciones antes del baile. La gente rugía, había soul en las gradas y también estrellas del hampa mezclados con elite neoyorkina en el 'ringside'. Ali comenzó fuerte y bailando mientras Joe a lo suyo iba soltando bombas al cuerpo para hacer más fijo al bailarín. Había clase en Cassius, pero no la rapidez que tenía cuando se enfrentó a Cleveland Williams, posiblemente el combate más fresco, vivo y rápido de la primera era de Clay.
Ali bajaba en intensidad y Joe empezaba a echar humo con su mítica cadencia de golpeo...movía las manos en una especie de 'peek a boo' muy personal hasta que conectó con una izquierda tremenda en el undécimo asalto que derribó a Ali, quien en ese momento se intentaba marchar dejando fuera de distancia a Frazier... Ali no siempre esquivaba, echaba la cabeza para atrás y en el camino esa zurda le llegó.
Frazier ganó el combate por decisión unánime y también, a la larga, el respeto del mundo del boxeo, aunque muchos responderían que no era la mejor versión del 'Loco de Lousiville'. Una derrota para Alí.
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